«Lo acabas de decir te amaba, esa mujer que hacía eso desapareció el día que se fue de tu casa. Arruinada y destruida, en ese momento nació esta mujer; la que ves ahora».
Ella y él, dirían que no estaban para nada destinados a estar juntos si no fue...
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Viernes, 22 de noviembre del 2019
Despierto por el ruido de un fuerte aclarado de garganta repetitivo. Enfoco mis ojos directo a la mesa de reuniones, donde están sentados Dante y Cas mirando como dormía, y tengo claro que acaban de entrar porque el único que tiene sueño pesado de nosotros tres es Dante, a él podría pasarle una locomotora por encima y ni siquiera la sentiría.
Al notar que ya he despertado y que me voy sentado para desperezarme, comienzan una discusión que para muchos sería graciosa si la vieran por primera vez, pero para mí, que la he visto desde hace tiempo, no es ni un poco divertida, menos cuando vengo despertando.
—¿Quién lo abrirá? —pregunta Dante, mostrando el maletín que está sobre la mesa.
—Yo opino que tú —le responde Cas desde la silla frente a él.
—Y yo considero que debería de ser Emy —le replica mi amigo, siguiendo con la discusión que se vuelve constante; lanzando la pelota de un lado a otro.
Me levanto del sofá y avanzo hasta ellos, saco mi credencial del bolsillo, ya aburrida de su debate y termino pasándola por el detector.
—¡Pues lo hago yo! —abro el maletín al escuchar el "activado" y saco todas las carpetas del interior—. ¿Están dormidos? —niegan.
—No te preocupes, ven una película en la planta de arriba con Jake —eso me calma porque cuando mi hijo quiere atención no hay quien lo haga cambiar de opinión.
Me siento en una de las sillas desocupadas y procedo a leer una carpeta x. Lo hago con meticulosidad y luego observo a mis amigos que recrean mi acción tomando una carpeta y leyendo las hojas.
Treinta minutos después...
—Es un caso complicado, nos pondríamos en riesgo si lo tomamos —evalúo.
—Pero es un paso para dejar de estar encerrados en el bufete —sugiere Dante.
—¿Y el riesgo? —le reprocho.
—Siempre hemos corrido riesgos —afirma.
—Yo opino que ella tiene razón, Dante. Esto es riesgoso y Blond viene saliendo de uno igual de complicado y reciente. Recuerden que son un dúo y todo lo deben hacer juntos.
—De acuerdo, aunque podíamos lograrlo —dice él con decepción.
—Basándonos, ¿en qué? ¿En arriesgarnos? ¿Para volver a poner en peligro a otros? —interrogo—. Lo mismo creímos con el anterior y acabamos en un gran lío —afirmo con tono cansino.
—Estoy de acuerdo entonces, se rechaza —me sonríe, pero se ve frustrado—. ¡Vamos a descansar!
Se levanta de su silla, seguido por Cas que se despide desde la puerta, y dejándome sola; me quedo guardando todos los documentos que leímos y cierro el maletín, dejando mi arma adentro, para luego subir a mi habitación con cuidado. Me iré a dormir sin cenar solo porque todo esto me ha dejado con el estómago cerrado. Entro en mi habitación sin recordar que en el lugar se encuentra Vaughn.
