Otro Haynes

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EXTRA DOS

Martes, 31 de diciembre del 2019

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Martes, 31 de diciembre del 2019


Observo como pasan por la puerta, lanzándose empujones y tomando el camino por el cual vinimos antes. Salimos detrás de ellos, siendo dirigidos por Jonathan, mientras Dante cuestiona a viva voz su oposición. Entramos al salón de esta casa y los encontramos sentados junto al médico que ya he visto en otras oportunidades.

Siempre son así, no se preocupen —opina Jonathan, dejándonos sentados en un sofá para acercarse a ellos.

Solo espero que después de la revisión no pidan ir a la agencia —comenta Dante con mucha preocupación—. Viven arreglando todo como cavernícolas.

El médico toma su maletín de emergencia y extrae un estetoscopio, le revisa con eso el torso y también en la espalda al hombre. Luego saca otros instrumentos que no reconozco, así que solo dejo de mirar que hacen; aparto mi vista de él y la centro absolutamente en mi esposa, quien lo mira muchas veces intentando descifrar que hace aquí. Para mi mala suerte, nunca pregunté por él; creo que ni me acordaba de que existía.

Se encuentra impresionada y no es para menos, todos lo considerábamos muerto —afirma Jonathan y se sienta con nosotros en los sofás.

Nos quedamos ahí a la espera de una observación de alguien con experiencia y conocimiento. El hombre revisa a León como puede, con los pocos instrumentos que le caen dentro del maletín y al final mira a Jonathan.

Puede salir, pero no hacer cosas como entrenar y tener luchas —anuncia, guardando sus cosas dentro del maletín y levantándose del asiento en el que estaba—. Que cumpla mis indicaciones y que mañana se presente en la agencia para una revisión más completa.

Muchas gracias, Josué —dice Jonathan, levantándose y estrechando la mano del hombre en cuestión.

¡Podre ir a ver a Jake! —festeja León y Noemy le lanza una mirada a Jonathan.

El médico se despide de todos después de ese intercambio de miradas y se retira. Mi esposa fulmina a Jonathan con la mirada, intentando que diga algo respecto al tema, pero este solo niega con la cabeza.

Creo que lo mejor es que descanses, León —comenta mi esposa, intranquila.

¿Por qué no quieres que vaya? —cuestiona él, cruzando los brazos sobre su pecho y mirándola con el ceño fruncido—. ¿Qué sucede contigo?

No me sucede nada —revela con inocencia—. Solo que es un niño de cinco años que te cree muerto, que llegues así de la nada le dará un gran shock y como su madre debo velar por su estabilidad emocional.

Podemos hacer algo para que no se aterre —sugiero.

¿Cómo qué? —me pregunta mi esposa.

¿Existe una segunda oportunidad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora