Mírame

1.2K 99 12
                                    

La mañana del día era refrescante, perfecto para tomar un café y sentarse a presenciar el amanecer, la mayoría de la gente pasaba de banqueta a otra al ser algo temprano, tráfico por doquier, al coincidir con los horarios de entrada de las escuelas, se ponía peor y como en cualquier lugar hay una persona alegre, otras risueñas en uno de los carros estancados por el tráfico había uno en particular, el cuál tenía como conductor a un alfa rubio, contento por la vida y el amanecer.................................a decir verdad parecía un perro rabiosos y desesperado.

-Mierda, mierda-. Gritaba cada que podía y quién no, si llevas más de 20 minutos sin poder moverte ni un centímetro. -Solo a don pendejo se le ocurre venir tan tarde-. Se regalaba así mismo, ya que claramente sabía cómo se ponía el tráfico a esa hora pero el sueño y la fatiga fueron más fuertes que sus 40 alarmas programadas.

10 minutos después al fin después de implorar el tráfico se disolvió, a vista de otras personas conduciendo,se veía como un loco frente al volante, y si, era un loco que iba tarde a la visita programa en su oficina, visita la cuál esperaba con ansias, que si le dieran a elegir cada cuándo sería muy convencido diria que cada 50 años, nada más ni nada menos que su queridísima madre. La llamada entrante en su teléfono hizo que disminuyera su velocidad para contestar.

-Diga-.

-Bakugou, dónde carajos estas, tu madre ya llegó, y anda casi despidiendo a todo mundo-. Susurro la persona del otro lado de la línea.

-Kirishima, llegó en 5 minu.......................olvídalo no se a que hora saldré de este maldito tráfico-.

--Y que hago, no quiero platicar con ella, terminaré peor que la vez pasada-.

-Llevala a mi oficina, llamare a mi hermano, estará ahí en unos minutos, está más cerca que yo-.

-Bien aquí lo espero-. Después de cortar la llamada, el tecleo apresurado y el tono de esperar de llamada se podía escuchar.

-Contesta Carajo-.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

-Me podría dar la carta por favor-. Pedía amablemente un rubio Omega, el cuál estaba listo para almorzar, ese día había decidido pasar la mañana en el centro comercial, una paz envidiable lo rodeaba, dicha paz fue interrumpida por un llamada entrante, y era de la persona que más quería en el mundo, su querido hermanito.

-Que milagro que me llamas, nunca creí que me volverias a llamar, bueno al menos no por teléfono, recuerdo que la última vez......-.

-Luego me dices tú sermón, necesito que corras a mi oficina, y ahí me esperes hay algo importante que quiero que hagas, estoy atorado en el tráfico-.

-Okey, solo termino de Almorzar y voy-.

-Nada de eso, necesita que vallas AHORA!!-.

-Ya voy, que amargado, oye pero exactamente qué voy a.......... Me colgó y así quiere que lo trate bien-. Se quejó dirigiéndose a la oficina de su hermano mayor, al quedar solo a 10 minutos de dónde estaba fue lo más calmado posible. 15 minutos después estaba frente a la entrada del edificio. -Me jure no volver aquí un buen tiempo, pero bueno ya que-. Pronunció el rubio entrando al edificio donde laboraba la empresa fundada por sus abuelo, y que ahora estaba a cargo de su hermano.

Al entrar todo se veía casi normal, a excepción de el tremendo murmullo que se escuchaba entre todos los trabajadores, paso desapercibido, bueno casi desapercibido, ya que cierto alfa pelirrojo el cual estás desesperado por qué desde un buen rato no llegaba en el momento que lo vio fue corriendo a su encuentro.

Mi Alfa//Omegaverse//KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora