⚠️ Confinamiento ⚠️

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N.A: Advertencia de trigger warning- Si la mención de enfermedades mentales e instituciones psiquiátricas te incomodan, quizá quieras saltarte este capítulo"
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Dos semanas.

Catorce días.

Una quincena.

Como sea que se diga, había pasado suficiente tiempo para Shuichi.

Resulta gracioso que finjan que les importa nuestro bienestar mental. Pensó para sí mismo, apoyando su cabeza en la fría pared, acercando sus rodillas al pecho. La única forma que tenía de seguir la pista del tiempo eran los lentos cambios de tonalidad que dejaba pasar la pequeña ventana enrejada. Estaba demasiado alta para alcanzarla y demasiado pequeña para salir por ella. Lo había intentado varias veces. No había nada más que hacer en esta celda. O en el hospital psiquiátrico. A decir verdad, podría ser un cohete rumbo a Marte, y el efecto seguiría siendo el mismo.

Nunca había entendido por qué Kokichi se quejaba de que todo era aburrido durante el juego. Después de catorce días en este hospital, cinco de los cuales los había pasado solo en esta pequeña celda, creyó empezar a entenderlo. O tal vez estaba enloqueciendo por el aislamiento.

En cuanto los tres atravesaron el agujero que Kiibo había hecho para ellos, no tardó en descender sobre los tres adolescentes una horda de empleados del Team Danganronpa. Intentaron huir, e incluso consiguieron evadir la captura por casi dos días. Pero sin acceso a comida o agua limpia, sólo era cuestión de tiempo.

Al principio mantuvieron a los tres juntos. Probablemente en un intento de apaciguarlos. Hagan lo que les decimos, y no los separaremos. Vayan a terapia, tomen la medicación que les pongamos en la cara como niños y niñas buenas. No, no vamos a explicar los efectos ni cómo se supone que ayudan. Cumplir con los protocolos parecía ser su mejor opción durante un tiempo. Hasta que los ejecutivos les dijeron que había llegado el momento de dar su primera entrevista post-Danganronpa. Los habían amenazado con ponerlos en instalaciones separadas para evitar que "interfirieran en los tratamientos del otro". No era más que pura mierda y los tres lo sabían. Pero la idea de ser separados era una amenaza lo suficientemente potente, y estaban atemorizados.

Iban a decir lo que se les indicara... Y entonces Himiko vomitó ante la cámara durante una entrevista. Shuichi se apresuró a ir a su lado, mientras Maki intentaba limpiarlo, como si eso fuera a impedir que la audiencia del estudio y quienquiera que fuera el receptor lo viera. "Shh... Cálmate. Todo va a estar bien. Sólo tienes un poco de náuseas, ¿verdad?" Shuichi susurró, sintiendo que sus supervisores les miraban fijamente por la espalda. "El almuerzo sabía algo raro..." "Shuichi... No puedo seguir haciendo esto..." Himiko rompió a llorar y, antes de que los tres pudieran respirar, los sacaron a toda prisa del escenario.

Cuando los llevaron de vuelta al hospital, Shuichi y Maki no soltaban el agarre mortal de sus manos. "No van a separarnos. No se los permitiré". advirtió Maki. Cuando otro empleado vino a por Himiko para un "tratamiento intensivo", no hizo falta que cruzaran palabras entre ella y Shuichi. Sabían lo que iban a hacer. Lo último que recordaba antes de despertar en esta nueva capa infernal fue haber sentido cómo algo se clavaba en su hombro mientras arañaba los ojos de la enfermera que quería agarrar a Himiko.

Y así es como durante los últimos cinco días, había terminado completamente solo, en una habitación blanca, siendo arrastrado ocasionalmente para la "terapia". Le habían prometido dejarlo ir cuando se disculpó por atacar al staff de Danganronpa, y prometió volver a entregarse a su tratamiento y rehabilitación. Se ahogaría en su vómito y lo diría también, si es que le creían cuando saliera. Lo había dicho casi treinta veces, según sus cálculos, pero hacía tiempo que había concluido que no iban a dejarle salir hasta que consideraran que verdaderamente lo creía. ¿Qué otra razón habría para torturarlo durante tanto tiempo? Como siempre, sus pensamientos se desviaron hacia Himiko y Maki. ¿Les estará pasando lo mismo? ¿Será peor? ¿Les habrá pasado ya y las habían dejado ir? Por lo que sabía, el destello de luz natural que podía ver desde su ventana era una mentira, y sólo había estado allí unas horas en lugar de unos días. Era como si el tiempo ya no tuviera sentido.

Me pregunto qué harían si dejara de comer y beber... Sacudió la cabeza para ahuyentar el pensamiento, ya lo sabía. Las intravenosas y las sondas de alimentación eran lo que ocurriría. El Team Danganronpa no pensaba dejar que los tres murieran pronto. No cuando todavía eran necesarios para el control de daños, como mínimo. Por lo poco que había conseguido aprender sobre el mundo exterior antes del confinamiento, parece que el final de la última temporada cabreó a mucha gente. La controversia sobre la salud mental de los supervivientes siempre había estado presente, pero su discurso al final parecía haber llamado aún más la atención.

Un chasquido en la puerta sacó a Shuichi de sus pensamientos. Era muy temprano para su próxima comida, así que se preparó para otra sesión de "terapia", cuando alguien conocido entró por la puerta, llevando un porta sueros roto y abollado. Observó unas débiles manchas rojas en él. "Shuichi, es hora de irse. ¿Puedes ponerte de pie?"

"¿Maki?" Forzó, su voz sonaba débil a sus propios oídos. "¿Qué está pasando?"

"Te lo explicaré más tarde. Tenemos que ir por Himiko, y luego nos iremos".

Se obligó a levantarse del suelo, con los músculos doloridos por la falta de uso. "¿Cómo lo has conseguido? ¿Cómo vamos a salir de aquí?"

"Ya dije que te lo explicaría una vez que encontremos a Himiko. Deja de hablar y empieza a ayudarme a buscar".

No tardaron en escuchar suaves sollozos procedentes de una celda cercana. Unos momentos después, los tres se reunieron. Lo único que quedaba por hacer, era escapar. El trío sabía que fracasar no era opción, porque lo que les esperaba después de intentar fugarse tenía que ser mucho peor que el castigo del que huían.

𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐎𝐑 𝐓𝐑𝐈𝐎 | ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora