Últimas noches en Tokio

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Shuichi entró en el oscuro apartamento procurando no hacer ruido. A estas horas, Himiko dormía profundamente y la laptop de Kiibo estaba apagada, guardada y cargándose en un rincón de la sala de estar. Maki estaba acurrucada en el sofá con los ojos cerrados, pero los abrió cuando Shuichi pasó por su lado.

"¿Maki? ¿Estás despierta?" susurró Shuichi.

"Sí. Bienvenido a casa".

"¿Te desperté?"

"No, no podía dormir". Soltó un suave bostezo y estiró el cuerpo. "Todavía estoy pensando en todo lo que puede salir mal de aquí al martes".

"Hemos luchado mucho para irnos. No creo que puedan retenernos más aquí. Tenemos trabajo asegurado en Francia, nos devolvieron nuestras identificaciones cuando dejamos de estar bajo su custodia, los vuelos están reservados, no hemos cometido ningún delito y nuestros pasaportes están en regla." Dijo Shuichi.

"Encontrarán la manera si realmente quieren. Si de verdad conseguimos salir del país para siempre... Entonces es posible que quedemos fuera de su alcance para siempre. Y estoy segura que ellos no quieren eso".

Shuichi asintió. "Lo sé. Yo también tengo miedo. Apenas conseguí pasar mi última noche en el trabajo, y siempre andaba mirando por encima del hombro cuando venía hacia aquí desde el metro. Pero piénsalo... Sólo tenemos que lidiar con esto por otras cinco noches y cuatro días".

"Se siente tan raro pensar en... Dejar nuestro país natal, y no volver nunca más... Ni siquiera tengo lazos familiares aquí, y sin embargo siento que estoy abandonando algo. Sólo puedo imaginar lo que deben estar sintiendo Himiko y tú".

"Mi tío es el que nos dijo que debíamos irnos de Japón si era posible. Dijo que intentaría reunirse conmigo algún día, si es que consigue ir al extranjero. Y que al menos nos visitará una vez al año. Los padres de Himiko también intentarán visitarnos".

Maki asintió. "...Estamos dejando atrás el conmemorativo que les hicimos".

Shuichi frunció el entrecejo y su expresión neutra se transformó en un gesto sombrío. "Lo sé. ...Himiko quiere que vayamos a visitarlos el lunes por la noche y el martes por la mañana. Para decirles que nos vamos. Y que no los volveremos a ver". Dejó escapar un suspiro por la nariz. "¿Realmente nunca más volveremos a visitar nuestro país?"

"¿Crees que alguna vez será seguro?"

"Quizá... Si el Team Danganronpa desaparece de verdad, y luego pasan unos años, los suficientes para que sus seguidores se pasen a otra cosa".

Maki se mordió el labio, mirando alrededor del apartamento al que habían llamado hogar desde el final de la demanda. Hacía ya dos años que habían conseguido dinero suficiente para vivir en un lugar mejor que los barrios bajos de Kabukicho. Seis meses después, habían empezado a hablar de la posibilidad de abandonar el país. Incluso ahora... no parecía real.

"Oye, ¿Maki?" dijo Shuichi con una sonrisa rota. "Puede que sea nuestro último viernes por la noche en Tokio. ¿No quieres salir un rato?"

"¿A dónde quieres ir?" Preguntó Maki con una ceja levantada. "Si Himiko se despierta mientras no estamos, podría asustarse".

"No te preocupes, no vamos muy lejos. Sólo hasta la azotea".

"...¿Para qué?"

"Sólo ven conmigo. Hay algo que quiero enseñarte".

Salieron del apartamento, tomaron el ascensor hasta el piso residencial más alto y subieron por una escalera que daba a la azotea. Tokio se extendía bajo ellos, resplandeciente por las luces de las calles, los coches y los carteles hasta donde alcanzaba la vista a través del cielo sin estrellas.

"Me pregunto si París será como Tokio". Dijo Shuichi.

"Ambas son ciudades muy ruidosas y siempre en movimiento. Cuando nos hayamos establecido en Francia, me gustaría mudarme al campo. Algún sitio tranquilo, donde sea menos probable que la gente sepa quiénes somos".

"¿Mudarnos a un sitio con menos gente no haría más fácil que nos reconocieran? No hay muchos japoneses en Francia, además ya somos bastante infames... En París, al menos podemos mezclarnos con el resto de las personas como nosotros".

"Esa gente puede que nos reconozca más que los franceses. ¿Qué no la UE prohibió los programas de asesinatos hace media década? La temporada 53 ni siquiera se emitió allí".

"Puede que tengas razón..." Shuichi tragó saliva, antes de respirar hondo. "Maki, hay una razón por la que te invité aquí, no sólo para ver el cielo de Tokio".

"Ya me lo esperaba".

"Maki... Sé que no tienes familia aquí en Japón. ...Pero... ¿Qué te parecería empezar una propia?"

"Shuichi-"

"Sé que tener hijos podría ser peligroso- ¿Qué podría ser más desesperanzador que secuestrar al hijo de dos supervivientes para hacerle participar en un juego de asesinatos? ¿Qué podría causar más esperanza que verlos triunfar cuando sus padres fracasaron? Pero... Si ya no estamos en Japón, ni en un país donde puedan localizarnos- Quizá podríamos".

"¿Me estás preguntando lo que creo que me estás preguntando?"

Shuichi asintió antes de arrodillarse y sacar una pequeña caja del bolsillo de su pecho. "Maki, nunca lo hubiera logrado en estos últimos cuatro años sin ti. Te quiero más de lo que puedo expresar- Y lo que más deseo es que seas feliz. Yo deseo hacerte feliz más que nada en el mundo. Puede que eso signifique que tengamos hijos juntos como también puede que no. Pero cueste lo que cueste hacerte feliz, quiero estar ahí ayudándote a conseguirlo".

"Shuichi... Sí. Me casaré contigo, este anillo es precioso... Pero aún no lo voy a usar. ... En cuanto estemos a salvo en París, lejos de la gente que solo nos ve como los supervivientes de la Temporada 53, y de la gente que se ha pasado los últimos cuatro años intentando acabar con Danganronpa... Entonces usaré el anillo".

Shuichi resopló, unas lágrimas resbalando por sus mejillas mientras ella cerraba la caja y la metía en su bolso. "Lo llevaré conmigo hasta que sea seguro ponérmelo". Le tomó la mano y le ayudó a ponerse en pie. Miraron a su alrededor un momento, en busca de cámaras o drones que pudieran estar vigilando. Cuando no encontraron nada, se abrazaron y sus labios se encontraron mientras las luces de la ciudad inundaban el cielo nocturno.

𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐎𝐑 𝐓𝐑𝐈𝐎 | ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora