La cueva

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La lluvia había empapado sus ropas, cabello y piel. El constante flujo de agua no ayudaba a atenuar el calor sofocante e hirviente.

Maki empezaba a preguntarse si volvería a sentirse seca. Miró a sus dos compañeros de viaje, justo a tiempo para ver cómo las rodillas de Shuichi se flexionaban mientras intentaba sacar a Himiko del barro. Si ella no hubiera llegado a tiempo, ambos podrían haber acabado de cara en el pantano. Una muerte segura, si no hubieran encontrado la forma de levantarse.

Mientras los ponía a ambos de pie, le vino un recuerdo de sus difusos días en el orfanato. Sólo hace falta cinco centímetros de agua para ahogarse. El ahogamiento es silencioso, por eso, nunca le quites los ojos de encima a los niños..

El desfiladero inundado y pantanoso se volvía cada vez más inhóspito. Para el final de la noche, toda la zona podría quedar bajo el agua.

"Lo siento Maki Roll..." Murmuró Himiko, tratando de obligarse a seguir adelante.

¿A dónde diablos estamos yendo?

Shuichi trató inútilmente de secarse el agua que goteaba por su flequillo. Continuaba cayéndole en los ojos. "...Si no encontramos un lugar donde parar, no nos salvamos de esta". Su expresión era sombría. "Supongo que al menos podemos dar gracias de que ya no nos persiguen... Nadie está tan loco como para seguirnos en estas condiciones".

"Lo más seguro es que esperen a que deje de llover para luego encontrarnos desmayados o muertos en algún lugar...". Murmuró Himiko.

Si no hubiera sido tan imprudente y no los hubiera obligado a escapar, aún estarían a salvo.

"Maki."

"¿Si?"

"Pensar en lo que habría pasado si no nos hubiéramos ido no servirá de nada. Tenemos que seguir adelante. No hay de otra".

Maki asintió antes de retomar la delantera. "Atentos a cualquier lugar que pueda servirnos de refugio. Viajar en estas condiciones mientras estamos así de cansados es demasiado peligroso".

Permanecieron en silencio mientras continuaban a través del pantano, notoriamente conscientes de lo rápido que el nivel del agua les subía por los muslos. "Sería más rápido nadar". Bromeó Himiko con desgano.

"Te cansarías mucho más rápido".

Habían llegado al punto en que sentían que no podían dar un paso más, pero a pesar de ello tenían que seguir avanzando. "¡C-Creo que veo algo!" dijo Himiko, señalando un pequeño agujero en la ladera del desfiladero, a un metro por encima de sus cabezas.

"No sabría decir si es lo bastante grande como para que quepamos dentro... O si no se derrumbará en caso de que lleguemos a entrar". Dijo Maki.

"¿Tenemos mejores opciones?" Preguntó Shuichi.

"...No. ¿Crees que tienes fuerzas para cargar a Himiko sobre tus hombros?"

"No, nos caeremos los dos".

"Necesitamos algo para subir".

A medida que se acercaban a la abertura, intentaron encontrar cualquier cosa que pudieran utilizar para impulsarse hacia la boca de la cueva. Trabajando juntos, se obligaron a mover una enorme rama de árbol que se había caído, forzándose a no pensar demasiado en qué podría haberla arrancado de un árbol. Apoyándose a duras penas en las paredes cercanas del desfiladero, Maki logró subirse a ella. Su respiración era agitada mientras se arrastraba por la abertura, antes de volverse hacia ellos.

"La entrada es estrecha, pero los dos podrán pasar con ayuda. Se abre un poco, y da suficiente espacio para quedarse de pie, si te encorvas. No trepen al mismo tiempo, romperán la rama del árbol".

Shuichi respiró hondo y volvió a sacar a Himiko del barro, ayudándola a encontrar un lugar para agarrarse. Si se estiraba un poco, Maki podía ver cómo él cerraba los ojos con fuerza.

"¡M-Maki!" La voz de Himiko apenas se oyó por encima del estruendo de los truenos. Su brazo se soltó, y habría caído de nuevo al agua si Maki no se hubiera arriesgado a dar unos pasos hacia el puente improvisado.

¿Tendrá la fuerza suficiente para volver a subir tras esa caída? ¿Podrá Shuichi ayudarla?

Maki sintió que el suelo se deslizaba bajo sus pies mientras arañaba para introducirse en la cueva. El árbol cayó al suelo y se despedazó. Las dos chicas miraron al chico, las tres con los ojos muy abiertos.

Él se arrodilló e intentó volver a levantarlo. Todas sabían que era inútil. Ni siquiera la fuerza extra del entrenamiento con Kaito fue suficiente para moverlo.

"¡Shuichi!" Gritó Himiko.

A Maki se le hizo un nudo en la garganta al mirar al detective. Sus ojos se encontraron y-

"¡¿Maki?!"

"Vamos a subirte. Veremos cómo. Ahora agarra esto antes de que se rompa aún más".

A pesar de que el viento y la lluvia querían hundirlos en el barro, se las arreglaron para ponerlo de pie nuevamente. "Tú primero." Dijo Maki. "Tendré más posibilidades de encontrar una forma de subir que tú si se rompe".

Vio cómo los músculos de sus manos se tensaban en las primeras ramas mientras intentaba desesperadamente encontrar alguna parte del árbol que aún aguantara su peso. Volvió a sentir que el aire le faltaba en los pulmones cuando se apoyó en la resbaladiza corteza y terminó por derrumbarse en la entrada de la cueva.

Ella le siguió, y segundos después de conseguir entrar, su puente cedió y fue arrastrado por la tormenta.

"Saben... Si hay un derrumbe, no hay forma de que salgamos..." murmuró Shuichi, aún tumbado boca abajo sobre la dura piedra.

"Si ocurre, ya veremos cómo nos las arreglamos". Dijo Maki.

"¿Tenemos que hacer guardia...?". Se quejó Himiko.

"...No, no estamos en condiciones para pelear si se aparecen". Dijo Maki. "Dormir es más importante ahora. Primero quítense la ropa mojada para que se seque". Sacó musgo y ramas sueltas del árbol para intentar tapar la entrada. No creo que esto sea suficiente... Pero es todo lo que podemos hacer.

Shuichi y Himiko se sonrojaron, intercambiando miradas nerviosas, antes de obedecer finalmente, escurriendo sus ropas empapadas antes de desplomarse agotados.

𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐎𝐑 𝐓𝐑𝐈𝐎 | ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora