Esto es demasiado. ya tuve suficiente.
Estos eran los únicos pensamientos que rondaban por la cabeza de Maki mientras estaba tumbada en el suelo de su celda, irritantemente brillante y odiosamente blanca, sujetándose el estómago. Se aguantó las ganas de toser, tratando de mantener en secreto la causa real de su dolencia. La noche anterior había tenido fiebre. La cabeza le latía con fuerza y le dolía el pecho.
Para muchos, esto sería una razón más para acurrucarse y aceptar lo que sea que los monstruos que los retenían aquí tuvieran en mente. Esta podría ser la única oportunidad que tengo para sacarnos de aquí. Sé que están observando. Sólo necesito mantener esto un poco más.
Un sollozo salió de su pecho, y se acurrucó más sobre sí misma por un momento antes de forzarse lentamente a arrodillarse, para luego ponerse de pie. Intentando sonar lo más lastimera y complaciente posible, llamó débilmente a la puerta. "Me duele el estómago... Y me duele todo el costado derecho... ¡Haré lo que quieran, pero ayúdenme, por favor!". La bilis le subió a la garganta mientras suplicaba por la ayuda de estas personas. Escupió en el retrete, sabiendo que eso ayudaría a su artimaña. "Creo que es mi apéndice".
Pasaron unos momentos sin que le respondieran, esperando, probablemente, comprobar si estaba fingiendo. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, un celador entró en su celda. Le puso una mano en la frente. "Estás realmente enferma". Murmuró, antes de arrastrarla a sus pies. Se la llevó a una habitación para examinarla. "Voy a buscar un médico. No intentes nada raro, siempre están vigilándote". Salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí para impedir cualquier posibilidad de escapar de aquella habitación blanca y sin ventanas.
Buscó rápidamente cualquier cosa que pudiera utilizar como arma. Lo más parecido que pudo encontrar fue un porta suero sin usar que había en un rincón. Si encontraba la forma de romperlo, podría utilizarlo como arma blanca o punzante, dependiendo de lo afilado que estuviera el extremo. Tendría que esperar a que llegara el médico para hacer un movimiento, de lo contrario la dejarían encerrada aquí en vez de en la celda. Al menos la celda tenía una ventana.
Tendría pocos segundos para agarrar el palo y golpearlo suficientemente para incapacitarlo, antes de escabullirse por la puerta. Luego tendría que volver a las celdas de confinamiento, localizar a Shuichi y a Himiko, y escapar antes de que pudieran ser capturados.
Las posibilidades de que este plan tuviera éxito eran casi nulas. Decir que era una posibilidad remota era ser demasiado ambicioso. "Lo imposible es posible. Todo lo que tienes que hacer es hacerlo". Resopló en voz baja. "Lo decías todo el tiempo, idiota... Supongo que se me pegó. Será mejor que me ayudes a hacer que esto funcione".
Los pasos comenzaron a acercarse. Ella se tensó, dispuesta a hacer su movimiento en el momento en que la puerta se abriera...
Diez segundos.
1... 2... 3... Agarra el tubo, golpéalo contra la pared.
3... 4... 5... El tubo se rompe.
6... 7... Atraviesa su pierna, y sácalo...
8... 9... Sal corriendo por la puerta...
10. Ciérrala. Hecho.
Maki se tomó un segundo para respirar, y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Se suponía que esto iba a terminar después de que escapáramos... Bueno, fueron ellos los que no dejaron que terminara realmente. Se aferró a su arma y corrió hacia las celdas de confinamiento.
Para cuando llegó allí, toda la instalación estaba en alerta máxima. Había garrotes, gas pimienta y, quién sabe qué más, cualquier arma que el Team Danganronpa hubiera suministrado para mantener a sus estrellas en secreto. Tener números y armas reales les daba definitivamente una ventaja, pero ella tenía algo de lo que ellos carecían. El talento de la Asesina Definitiva.
Sólo tengo que encargarme de uno para conseguir un arma de verdad, en lugar de este frágil palo. Si consigo hacerme con un garrote, un gas lacrimógeno o lo que sea, podré encargarme del resto.
Tres guardias. Dos mujeres, un hombre.
Vio un bote de gas pimienta en la cintura de uno de los guardias. Maki dio el primer golpe y apartó a la mujer, clavándole el palo en la pierna. Una vez que tuvo el envase en la mano, pudo eliminar a los otros dos con facilidad mientras estaban aturdidos.
Tardó menos de un momento en acabar con los dos guardias restantes, y aún menos en llevarse sus armas. Maki se adentró en el bloque de celdas, golpeando puerta tras puerta hasta que finalmente obtuvo respuesta.
El trío se reunió por fin, era hora de abandonar este infierno. La libertad estaba casi al alcance de sus manos.
"Um... ¿Cómo salimos?" Himiko murmuró. "Las ventanas no son lo suficientemente grandes como para saltar..."
"Las salidas están señalizadas, es parte del código contra incendios". Dijo Shuichi. "Si podemos encontrar y activar una alarma de incendio, podemos generar suficiente pánico para que salgamos".
"Me han estado vigilando todo el tiempo. No van a caer de nuevo. Tenemos que correr, o nos encontrarán".
"¡No me importa si tenemos que atravesar una puerta, una ventana o incluso una alcantarilla! Sólo quiero salir de aquí!" Himiko estalló.
"Vamos a salir de aquí. Ahora los dos, tomen esto, por si acaso". Dijo Maki, entregándoles a ambos bastones, y dándole a Himiko el gas pimienta. "...Vamos."
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𝐒𝐓𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 𝐅𝐑𝐎𝐌 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐎𝐑 𝐓𝐑𝐈𝐎 | ᴛʀᴀᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴ
FanfictionUna serie de historias del "Trío Superviviente" (Maki Harukawa, Himiko Yumeno y Shuichi Saihara) tras el final de Danganronpa V3. Originalmente llamada Survivor Trio One-Shots. ------ 𝄦 Autores originales: RunawaySparklers, pengie9290 𝄦 Esta hi...