ocho

2.7K 297 17
                                    

―Enid usaba lentes que ocupaban todo su rostro― la omega menor rió mientras veía a la mayor cambiar de página en el álbum de fotos, riendo. Paró en una especial, o lo supuso porque acarició la foto. Tragó saliva.―¿Te ha contado de su obsesión con la limpieza?

La castaña negó.

―Entonces que ella te la cuente, yo realmente no soy nadie, pensé que ya lo había hecho porque parece que entre ustedes dos hay confianza― Merlina asintió, viendo de forma detenida la foto.

La pequeña rubia con sus ojos entrecerrados, sus labios haciendo un puchero involuntario y sus manos en su cabeza junto a la hermana mayor, que le hacía cuernitos con una cara malévola. Sonrió, viendo a la otra suspirar, pero rió.

―Me aprovechaba de que 'era muy limpia' para que limpie mi cuarto también, tiempo después me enteré que era una catarsis del estrés que le ocasionaba todo, hasta yo, dejó de ser divertido― parecía ver la foto, con culpa, pero vio a la omega―¿Hija única o con hermanos?

―Soy hija única..

―Entonces no entiendes el estrés de ser hermana mayor, aun así creo que pocas veces nos concentramos en cómo nuestro estrés y traumas afectan a nuestros hermanitos.

Merlina sólo se removió incómoda, e hizo un mohín. Habló, bajito. Pero al parecer Sarah ya se estaba acostumbrando a escucharla hablar en ese nivel.―Mi papá tiene un hermano, los dos son... difíciles―la mayor la vió fija mientras la otra se abrazaba a sí misma, pero al llevar su nariz a la sudadera que la alfa había dejado se calmó un poco, haciendo a la mayor acercarse a ella, tragando saliva.

―Enid, ¿Cómo es como pareja? Tengo dudas porque una persona puede ser diferente fuera de casa, esas cosas, ya sabes, tengo duda...

¿Cómo era como pareja? Ella también tenía esa duda, estaba en las mismas que Sarah porque en ese instante, Enid era más que una amiga, pero tampoco una pareja. Era una persona con la que convivía a diario unas cuantas horas y hablaba sobre su día, su aburrido día, pero también era la persona con la que podía acurrucarse a ver una película, y reír con ella. Verla sonreír, ver sus ojos achicarse, su nariz arrugarse, ver por el rabillo de su ojo cómo la veía fija, examinando sus reacciones y cuidando.

Protectora. Vio a la mayor.

―Protectora, suave, es muy atenta, cuida todos los aspectos, también es muy observadora, es, linda, me hace sentir a salvo y me hace sentir segura, me doy cuenta que es lo mismo― la otra la codea, y alza su ceja, viéndola pícara.

―¿Qué tal besa? Me quiero burlar si es mala, dímelo sin pena...

Sarah, tenemos las mismas dudas, pensó Merlina riendo nerviosa mientras veía a la otra, tragando saliva. Alzó sus hombros.

―Be-besa bien... sus labios son, ¿suaves?― Sarah sólo asintió, suspirando. Carraspeó.

―Ronca mucho, eso sí, también tiende a abrazar lo que esté cerca de ella al dormir.

―¡Si! Cuando me levanto más temprano que ella para hacer el desayuno ella abraza una almohada... en mi ausencia... sí― sus mejillas se tiñeron de rojo, y la mayor acarició su cabeza, haciendo a la menor agachar la mirada, riendo nerviosa― se siente raro pasar el celo sin mi amigo Cristian, él es, el mejor.

―¿Ah, sí? ¿Y Enid no es celosa?― negó, sonriendo, voltea a verla.

―Ella confía en mi como yo confío en ella, aparte, Cristian fue el que hizo que todo esto comenzara, que llegara, ella― la forma en la que dice ella, suspirando, Sarah sólo vuelve a acariciar su cabeza pero un timbre la hace saltar, ocasionando que le dé un leve golpesito a Merlina.

Se quejó y cubrió su cabeza en lo que la mayor abría la puerta, haciendo a la alfa entrar con 20 botes de tés, haciendo a la mayor fruncir su ceño.

―¿Quieres que a tu omega le de un coma diabético o por qué tanto té?

―Supuse que se te olvidaría que le gusta este té, pero de todos modos traje algo para que tú también tomes, y que tengas algo que tomar entre semana, es rico― pasó, acercándose a su omega, viéndola, como si estuviera verificando que estuviera bien.

Sonrió al comprobarlo.

―Ya acabaron mis clases, limpié mi escritorio y pude venir porque no tengo nada que revisar, quiero asegurarme que Mer esté bien..

―Entonces no entiendo por qué quieres que esté aquí.

La otra torció sus ojos, y comenzó a mover sus manos, haciendo a Merlina verla atenta. Era un gesto muy común de su alfa, lo veía. De su alfa. Su alfa. Sintió un calor en sus mejillas cuando recordó que lo era, claro que lo era. Vió sus grandes manos y de recordar lo poco que alcanzó a tocar de su miembro, Merlina gimió, acercándose a ella poco a poco y olfateó su cuello de una forma agresiva, gruñendo, y sus manos viajaron a su abdomen, donde rasguñó un poco antes de meterse entre su camisa.

Gimió cuando se restregó en el cuerpo de la mayor, pero fue separada y eso, la hizo gemir, pero de frustración. Se quejó, viendo a su alfa que se alejó, cubriendo su nariz y cerrando sus ojos, caminando lejos de ella. Merlina se intentó parar, pero la otra omega la sentó de nuevo, viendo a su hermana menor que estaba en la cocina, lejos.

Sus ojos sólo se hicieron chicos y sus cejas se arquearon, y tragó saliva, parándose. Vio a su hermana mayor.

―Ya no tengo que venir, ya veo, pensé que podría estar normal cómo ayer― salió de la casa, y habló por la ventana, riendo nerviosa―¿Ya viste por qué quiero que esté contigo? Si me quedo dos minutos más aquí me consumirá por completo, me tengo que ir, dile a Merlina que volveré en una semana, que se cuide, y que... la quiero.

Sarah se quejó, viendo el saco de su hermana y lo recogió, haciendo que una pequeña libreta cayera al suelo. Torció sus ojos, recogiéndola, pero se sento junto a la omega que se lanzó a oler el saco de la otra.

Sonrió tierna al ver una hoja pequeña, enmicada, con letra arial 12 en negrita.

"Horario de Mer y días que coinciden con el mío".

Rascó su ceja, dejando la libreta en la isla que tenía en la cocina, y suspiró, tomando un té de la omega.

―Te ama mucho como para hacer coincidir su horario con el tuyo, con razón el otro día pidió que le movieran algunas horas en la mañana para tener la tarde libre.

Y fue suficiente para que la omega la viera, curiosa, sin levantar la nariz del saco de la otra. Mordió su labio, y se levantó, todavía con el saco de la otra, caminando al cuarto.

¿Amor? Merlina abrazó el saco, como si estuviera abrazando a su alfa como lo hizo la otra vez. En ese momento, odiaba el celo, porque era lo que le impedía pasar un día con su alfa, pasar la tarde buscando algo qué hacer de cena, y le impedía de ver una película con ella.

Hizo un mohín, queriendo pensar que el saco era su alfa entera. Sono su nariz, frunció su ceño, y lo abrazó más.

A la mayor no le llamó mucho la atención que la omega haya ido a la sala sólo por un té y el álbum de fotos, pero cuando lo hizo, alzó la ceja.

Omegas jóvenes.

when this rain stops; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora