veinte

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Un calor que casi desaparecía del lado izquierdo, del lado donde Mer ya estaba acostumbrada a dormir, y Enid sólo volvió a palpar, pensando que era su imaginación. No estaba. Carraspeó, levantándose, caminando a la sala.

Se quejó un poco del ardor de su nariz, pero pasó a segundo plano por ver a Merlina en la ventana, sentada, viéndola de una forma atenta. La pelinegra se acercó, después de apreciarla por dos minutos en silencio.

La manera en que la luna alumbraba a su rostro, sobresalía y veía sus cejas preocupadas, dándole un toque azulado, haciéndola parecer más triste. Suspiró, carraspeando, pero el carraspeo no hizo a Merlina voltear asustada como lo hacía en las primeras semanas. Sólo la vió, sonriendo, tallando sus ojos.

―No te vi.

―No talles tus ojos, Mer― la castaña sólo asintió, alejando su mano a sus rodillas, abrazándolas―y hola, buenos días.

―¿Qué hora es?― iba a decirle la hora hasta que vió cómo la rubia buscó un reloj en la sala. Se paró a su lado, viendo la ventana―sigue nublado, hace días que no veo el sol por completo.

―Lo sé, pero será temporada de brujas y las nubes favorecerán a que la gente no las vea― Merlina soltó una risa nasal, negando, y volteó a verla―¿Quieres contarme que te preocupa? Últimamente sólo ves la ventana.

Merlina se acurrucó su hombro, suspirando.

―Tengo miedo de que él vuelva― se apartó levemente para darle un espacio en la ventana a Enid, para que se siente enfrente de ella y la rubia lo hizo al instante, entregándole su mano al instante al ver la mano de la otra frente a ella. Suspiró―como él encontró mi trabajo, tengo miedo de que encuentre tu dirección y venga a hacerte daño, y que por eso me... me dejes

La mano la entrelazó, y negó, acercándose.

―Nunca te dejaré, Mer, y menos por ese idiota, y sabes, él no volverá, por lo menos tiene cargos por usar la voz en un lugar público en contra de tí, y por la violencia ante mí, él no volverá por un rato― una sonrisa que la intentó calmar, acariciando el dorso de su mano―pero por favor no quiero que pienses que yo te dejaría por algo así, jamás te dejaría en una situación donde estés en peligro.

Los ojos que se llenaron de lágrimas, y asintió, viendo a Enid que se acercó a besar su mano. Sus labios que acariciaron varias veces su mano, haciéndola reír, sintiendo su corazón latir a un nivel que parecía querer salir de su pecho.

Sin pensarlo, sin siquiera considerarlo, en un suspiro que escapó de su boca soltó todo. Habló, lo soltó de la mejor forma que pudo, evitando mirarla. Enid abrió sus ojos cuando escuchó un:

―Te quiero, Niddie.

Y sonrió, acariciando el dorso de la mano, de nuevo, suspirando. El sonrojo que atacó el rostro de Mer, la mirada que la evitaba. Se acercó a besar la mano, de nuevo, sonriendo,

―Yo también, Mer.

El recuerdo fue lo que hizo que se sonrojara y negara repetidas veces, dejando de acomodar las agujas en su set y ocultó su rostro, chillando, ¿lo había hecho? Sí, fue real, porque ese día Enid al despedirse después de besar su mejilla sosteniendo su rostro, le dijo en voz alta, sin miedo, un suave 'Recuerda que te quiero mucho'.

Merlina sintió su corazón latir. Sintió como las palabras se repetían en sus oídos y volvió a negar, llamando la atención de su amiga. Golpeó su hombro con su cadera

―¿Qué niegas? ¿Acabas de hacer un pedido verde neón con una falda rosa? Porque a mi me tocó un chal gris junto a un pantalón pescador marrón, marrón, Mer...

―Jennie... ¿Qué hago si quiero mucho a alguien pero tengo miedo de que ese alguien se aleje de mí por saber mi pasado? Digo, ella ya me ha dicho que no lo haría, pero tengo miedo que cuando sepa que tengo un pasado feo se aleje...

Ver a la castaña sentarse, enredando su cinta entre sus dedos.―Si ella ya ha dicho que no lo hará, no creo que lo haga, por lo que veo en tu marca― una marca que comenzó a verse de una forma rojiza, pero no hinchada. Vió a Merlina asentir, algo apenada.

―La quiero mucho― suspiró, apoyándose en la mesa, después sonrió―ya nos besamos por más de tres y segundos.

La forma en la que sostenía sus mejillas sonrosadas, su sonrisa. Jennie rió, comenzando a acariciar su mesa.―¿Es tu alfa la que carga una gran... personalidad?― cambió la palabra al verla fruncir el ceño, pero luego, asintió.

Merlina sonrió, dejando atrás el comentario, pero el recuerdo de la última noche hizo que volviera a sonrojarse más fuerte, suspirando.

―Estoy pérdida, ella ya me gusta tanto...― lindo. La castaña dejó una tela en la mesa, midiendo el metro para una clienta. Negó repetidas veces mientras sonreía.

Le entregó el metro a la clienta, pero cuando vió a una rubia entrar a la tienda con una postura rígida, tragando saliva. Volvió a golpear el hombro de Merlina con su cadera repetidas veces, haciéndola quejarse, pero cuando vió a su alfa en la entrada, sonrió, acercándose.

Jennie sonrió al ver cómo la más alta le sonreía apenas la veía, como se sonrojaba, la forma en la que sujetaba su mano. Alzó su oído mientras sostenía las tijeras y cortaba dos metros de tela. Escuchó atenta.

―Eh... te traje un almuerzo que compré, como ví que no alcanzaste a hacerte el tuyo te traje uno y una bebida rica, para que puedas rendir en tu trabajo.

Una risa nerviosa, pero escuchó, alegre.

―Muchas gracias, Enid, en una hora es mi almuerzo y no había podido comprar algo porque he estado ocupada― esa mano que sólo le entregó una bolsa de alguna cafetería estaba entrelazándose con la mano pequeña de la omega, que rió, volviendo a entrelazarla.

Jennie sólo frunció su ceño al distinguir la nariz rota, con una venda de la alfa, y cerró sus ojos al amargo recuerdo. La forma en la que él la empujó para llegar a Merlina y jalarla de esa forma, cómo hizo a Merlina chillar de forma desesperada, y la escuchó gritar 6 tonos más fuertes de lo que nunca la había escuchado en esos 5 años estudiando la carrera.

Por eso, agradeció, de verdad, la relación, confianza y conexión que tenían esas dos. Un romance que parecía apenas surgir, pero que parecía uno hermoso. Sonrío, más para ella, para luego fingir que no escuchó la conversación ajena.

Chilló internamente al escuchar un pequeño beso en los labios, que efectivamente, duró apenas tres segundos.

when this rain stops; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora