once

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―Esta casa huele delicioso, nunca pensé que una flor tan linda quedaría con tu olor tan fuerte y seductor, son como Barbie y la tia de Ken― Enid rió falsa ante la broma de su hermana mayor, pero ésta al ver que no la hizo reír, sólo se acomodó mejor en su silla, tomando del té―pero permíteme decir que cada vez me enamora más su relación, ella misma ya te marcó, hueles tanto a ella.

Quería creer que porque en la noche que llegó, ayer, fue a su cuarto y la abrazó toda la noche, de forma silenciosa, sin llorar, y de forma baja dijo un gran 'Gracias', Enid sonrió, tomando de su café y prendiendo un cigarro, haciendo a su hermana hacer un puchero.

―Hace tiempo que no fumabas, ¿por qué ahora sí?

―No sabes el estrés, es tiempo de evaluación a los maestros y han habido consejos técnicos donde no nos quieren decir nada, aparte de que han sido 4 seguidos en una semana, aparte, quieren hacer un cambio de horas porque llegó una nueva subdirectora y no quiero que me cambie ese horario que he llevado, ya van dos compañeros que dicen que les ha quitado horas, me las quiere poner a mi, y eso significa que me quitará las horas que coincido con Mer.

La última mencionada escuchó el suspiro frustrado de su alfa y se sentó a su lado con su té, acariciando su pierna, y la otra la ve, tratando de sonreír.

Haber dormido con ella fue algo lindo, Merlina se aferraba a ella en las noches, entrelazaba sus piernas entre las suyas, y ella, abrazaba a la omega, linda, que olía bien. Enid apagó el cigarro al ver que la omega había comenzado a arrugar su nariz y se levantó a abrir una ventana, suspirando.

Vió a Sarah.

―Pero de seguro es mi tonto TOC, mis compañeros sólo se alteraron porque les cambiaron el horario y yo estoy comiéndome las uñas por el hecho de que me aumentaron una hora, es exagerado.

―Puede que lo sea, pero mira, hay una ventaja, más horas significa más base y más dinero, y más dinero es mejor hizo un gesto con las manos, pero Merlina sólo frunció el ceño.

TOC. Relamió sus labios, abriendo su celular para buscarlo.

―Es un pensamiento excesivo que conlleva a comportamientos repetitivos, como acomodar los zapatos después de atar las cintas, siempre, o acomodar de una forma específica algo como, el baño. ¿Por qué preguntas eso, Mer?― la omega vió a la doctora Tanaka, seminegando con la cabeza.

―Sólo curiosidad, lo escuché de mi amiga Bianca, ella estudia psicología y el otro día nos contó a mi sobre un paciente de su maestro, sabía poco de lo que era y decidí consultarlo con una profesional, usted.

La mayor sólo asintió, llevando una mano a su cabello para alisarlo, y suspira, viendo la ventana.

―También entra en ello el miedo a los gérmenes o el querer siempre ordenar― se daba una idea por cierta cabellera rubia que se había puesto a limpiar hasta el dispensador de agua de su oficina, pero no indagó más. Vió a la omega―todos estos meses ha estado tan nublado, parece que septiembre quiso empezar con todo.

―Lo sé, no me gusta la lluvia y justo en estos días cae― Yoko se paró y abrió más la ventana, haciendo a Merlina acercarse a ese espacio donde tenía sus macetas repartidas de forma estratégica, quedando lindas. La castaña habló.

―¿Sabes por qué?

―No me gusta, la lluvia empapa, es algo obvio, moja y hace tener un mal día, obstruye construcciones, obstruye objetivos, inunda y me hace sentir, mal, porque no me gustan los días nublados, me hacen sentir, triste, y por eso relaciono lluvia con tristeza.

―Podrías escribir un ensayo con esas razones―la omega rió, asintiendo, y comenzó a acariciar la ventana.

―Sólo relaciono una cosa feliz con la lluvia, y es un recuerdo― la doctora se para a su lado y asiente, para que siga. La castaña sólo ve la ventana, pensando bien. Sus ojos parecían comenzar a llenarse de agua, y ante ella, veía cómo esa nariz se comenzaba a enrojecer. Habló bajo― cuando saltaba en los charcos con mi mamá, cuando ella me sujetaba el paraguas, cuando me abrazaba y me daba leche caliente después de jugar en la lluvia, una vez que se fue, también se llevó los juegos en la lluvia, mi papá no podía sacarme y mi tío...yo no quería porque encontraría una excusa para, tocarme.

La castaña asintió, cediéndole papel. Habló.

―La lluvia puede traer recuerdos felices y recuerdos tristes, recuerdos incómodos y agradables, como todos los días, nublado, soleado, parcialmente― Merlina asintió, no apartando la vista de la ventana, y luego habló―pero entiendo totalmente por qué lo relacionas de este modo, este tipo de sucesos son los más fuertes y dolorosos, como el abandono.

―Dejó de doler tanto cuando la vi inyectándose algo en un callejón, dejó de doler a los 12 años― estaba preparada para escuchar ese tipo de cosas, más fuertes, pero tragó saliva de forma suave, no queriendo hacer ruido, mientras alzaba sus cejas y abría sus ojos.

No parecía que había dejado de doler. Lo veía en el modo que veía la ventana, que sus ojos acumulaban más lágrimas y la veía levantar la mirada para evitar llorar. Parecía un pacto el no querer hacerlo.

Yoko anotó algo en su libreta mientras la veía, atenta.

―Lo lamento tanto, eso para una niña de 12 años debió ser algo trágico, y ver cómo lo llevas, eres fuerte, Mer.

No lo creía, o no tanto. Comenzó a creerlo y comenzó a hacerlo creyendo que una alfa era la que la hacía fuerte, pero acarició el escritorio, asintiendo. El apoyo era lo que la hacia fuerte, era el apoyo.

Dejó caer una lágrima, dos, tres, tantas en el consultorio, y en casa con Enid, con su alfa, lloró en su hombro hasta que lloró todo lo que no pudo desde que tenía 12, le lloró lo justo, lo necesario, y lo que debía hacerlo. Lloró hasta agotarse, lloró hasta dormir, y lloró por tantas horas que se sintió seca.

El apoyo era lo que la hacía fuerte, el apoyo de su alfa que jamás se fue de su lado, que la abrazó por esas horas, y qué todavía abrazo hasta dormir, besando su frente.

El apoyo de su alfa. Merlina se acurrucó más y ella, se concentró.

También ella merecía apoyo.

Por lo que comenzó a acariciar la barbilla de su alfa con su nariz, inhalando su olor a menta.

Menta. Sonrió acurrucándose más contra ella, todavía acariciando con fuerza hasta que volvió a dormir, abrazada a ella.

Enid era ese apoyo.

[...]

aquí la madre biológica de merlina no es morticia pq me niego a ponerla en ese papel morticia t amo

when this rain stops; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora