Todo debe estar limpio, pulcro.
Toda la ropa debe estar sin ninguna sola arruga, debes colgarlas de forma que quede perfecta.
La cocina debe estar sin ninguna mancha, la estufa debe estar reluciente, y para eso se tiene que pasar aceite de bebé en un hisopo o gaza.
Enid tiene estrictas reglas que se repite día con día y estaba tan acostumbrada, que algo fuera de la rutina la altera, la pone de nervios. Que su cocina no esté limpia la llena de repulsión, que comienza a lavar cada rincón aunque sólo era una mancha lo que la hacía ver sucia.
Todo en la vida de Enid debe ser perfecto, y lo es, menos Merlina. O es lo que piensa la omega.
Por eso tenía miedo hasta dos semanas después. Era una versión limpia de su padre, parecía.
Sustituía el alcohol por una cajetilla de cigarros que sólo aparece en las noches, son alfas, estrictos, pero sólo uno no le levantó la voz a Merlina, y mucho menos la mano.
Merlina se permitió llorar cuando se dió cuenta de eso, en su cuarto, escondida de Enid.
Un mundo perfecto, limpio, pulcro, que fue interrumpido por la omega llena de cicatrices, que llora cada cosa que pasa y que es olvidadiza.Pero a Enid no le parece imperfecta. Hay veces que llega de forma silenciosa a casa y sólo ve a Merlina en la cocina, preparando lo que parezca rico en su libro de recetas, y puede que saca una pequeña sonrisa en ella al ver a la omega contar con sus dedos lo que sacó para volver a guardarlo y limpiarlo, cuando tiene una toalla en su hombro para limpiar cualquier desastre y el aceite de bebé al lado, junto a la caja de hisopos.
Y le parece lindo, sonríe boba, una sonrisa muda al ver a la omega.
Trata de todo, realmente, de todo para que sienta cómoda con ella. Hasta trata de no limpiar después de que la otra usó la cocina para que no se sienta mal de que la usó mal o no limpió bien.
¿Ganaba lo suficiente para mantener a dos personas? Sí, más de eso. Ganaba lo suficiente, hasta para que Merlina pueda tener otro tipo de apoyo, un apoyo profesional.
Porque cuando se refería a que las feromonas de Enid eran lo equivalente a unos tranquilizadores, se refería a los recetados por la doctora Tanaka, que siempre le sonríe al verla y tiene de sus dulces favoritos para ella.
Cada dos semanas, una cita dónde Enid esperaba afuera haciendo quién sabe qué.
Supo lo que hacía porque la doctora le dijo.―Ayudó a mi asistente a limpiar y ordenar el escritorio, no sé que limpiará hoy― y ríe, haciendo a Merlina soltar una risita muda. Un pequeño avance. La pelinegra la ve, mordiendo su pulgar―cuéntame cómo es Enid contigo.
―¿Conmigo? pues... ella es buena, se puede decir que confío un poco en ella, no es como los demás alfas, es limpia, no usa su voz conmigo, es linda, hace meses, cuando nos conocimos, le dije que me gustaba un té y ella al día de hoy lo sigue trayendo a casa, es buena.
―Parece que el té te parece un hecho muy lindo, es un bonito detalle de ella.― Merlina asiente, sonriendo, abrazándose a sí misma, mientras la castaña relamía sus labios―También me contaste de tu mejor amigo, Cristian.
―¡Sí! Él es el mejor, me dejaba quedarme con él cuando no quería volver con ya sabe quién, también me compra cosas, de hecho éste suéter me lo regaló él, hablar de él es hablar maravillas porque es tan buena persona, es inteligente, juega muy bien fútbol, de hecho por él fue el que nos conociéramos Enid y yo...
―¿En la fiesta de año nuevo?― asiente la menor―¿Qué cosas tienen en común Cristian y Enid?
La otra hizo un mohín, viendo el suelo, pensando en su respuesta. Sólo la vió―los dos son alfas... los dos son buenos conmigo, huelen rico.
―Y se puede decir que confías más en Cristian ¿verdad?― la omega asintió― ¿Y también en Enid?― volvió a asentir― pero no tanto como en Cristian.
―Eso, sí― la castaña sonrió, viéndola, escribiendo en su libreta.
―Puedes hacer un nido con sus cosas, y puedes ir ahí cada que los recuerdos de 'ya sabes quién' te atormenten, o cada que te sientas triste, ¿sabes?― el rostro confundido de la menor la hizo sonreír, y comenzó a explicar―un nido puede ser una habitación o un rincón dónde pones cosas de alfas o hasta betas, son cosas que tienen su olor y un significado, y ahí puedes pasar los días que te sientas triste, enojada, o hasta el celo, se asemeja mucho a las feromonas, pero ahí es un lugar para pasar el rato.
¿Enid estaría bien con eso? Merlina sólo comenzó a asentir mientras aceptaba la hoja recién arrancada de la libreta de la doctora Tanaka, hizo una reverencia, y se marchó, por la puerta que la castaña recién le abrió, saliendo con ella.
Hizo un mohín, haciendo que la rubia la vea, curiosa.
―¿Pasó algo? ¿Te disgusta algo?
―¿Cómo puedo hacer un nido? La doctora Tanaka me dijo que lo hiciera, supongo que debo usar ropa que usas mucho, pero si la usas mucho es porque te gusta― la rubia sonrió, por el simple hecho de que esa ha sido la frase más larga que le dijo Merlina en un mes, y la vio.
―Puede ser ésta camisa, la sudadera de ayer y el suéter salmón.
―¿Si puedes? Llegando a casa quiero comenzar a hacerlo, nunca supe de un nido, supongo que será divertido hacerlo.
A casa. Enid sonrió desviando su mirada del tráfico para ver a Merlina y asintió, planeando, el vaciar la habitación junto al cuarto de Merlina para poder hacer el nido, el nido más grande y más cómodo, el más lindo, sólo para ella.
Sonrío de nuevo al imaginar la sonrisa muda que la omega le podría dar, y tragó saliva, tanteando con sus dedos el volante sobre si debería por lo menos acariciar el hombro de Merlina para que se sienta apoyada.
En lugar de eso, su mano se dirigió a la contraria, la acarició con su pulgar, y sonriendo, dijo lo que Merlina sabía, pero necesitaba escuchar.
―Todo está bien.
Y lo está, perfecto. El meñique de la menor hizo que la mano no se despegara hasta llegaran a casa.
.....
hola avísenme si hay algún error de adaptación xfi
yy nada, cristian reemplaza a xavier porque el personaje no me cae de por sí así q nada eso. gracias por leer besos
ESTÁS LEYENDO
when this rain stops; wenclair
FanfictionPara escapar de su casa llena de abusos, Merlina no encuentra otra opción más que casarse con una alfa que acaba de conocer, dejándose marcar. Ahora, esa marca que sólo era un ardor punzante poco a poco se convertiría en un calor abrazador. ••• • we...