diez

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―El jengibre aparte de lograr separar sabores después y antes de comer un nuevo trozo de sushi, también sirve para limpiar cualquier bacteria que esté en tu boca por el pescado― Merlina abrió sus ojos grandes, sorprendida, viendo a su alfa que llevó la pieza a su boca.

Sonrió tímida.

―Realmente he empezado a creer que sabes todo― la otra sonrió, con sus mejillas levemente sonrosadas y sólo negó repetidas veces, sonando su nariz.

―La verdad es que tú también sabes muchas cosas, eres muy inteligente Mer.

Estaba siendo un día lindo. La fiesta de Cristian sería en unas horas, ella y Enid estaban comiendo en la sala viendo una serie, y estaban hablando. Antes sus pláticas eran de sus días, el fin de semana Merlina se quedaba en su cuarto y asumía que la alfa se quedaba leyendo algo, y en las comidas, sólo compartían 3 palabras.

Ahora podía hablar de algo más. Pudo hablar también sobre algo que le gustaba, y poco de cómo se sentía, siendo totalmente escuchada y la otra tan atenta, que hacía la convivencia más fácil. Merlina llevó un mechón de su cabello detrás de su oreja, comiendo otro trozo de sushi.

Suspiró, volteando a verla.

―¿No te molesta que vaya?― la otra frunció su ceño confundida, masticando, y se acercó a tocar su mano, sólo un poco, pero Merlina se encargó de entrelazarla. Enid negó.

―No tendría por qué, sólo vas con tus amigos a divertirte y me pone muy feliz que salgas con ellos, que te desenvuelvas con otra gente y no sólo convivas conmigo― era la primera vez que lo hacía, y la veía con una sonrisa gigante―haz avanzado mucho, antes no podías salir de la casa más que para ir a la escuela, y ahora, que por convicción propia me hayas avisado, me puso feliz.

'Avisado', y no 'preguntado ni haber pedido permiso para ir'. Enid acarició con su pulgar el dorso de la mano de la menor y sonrió, transmitiendo más feromonas, pero intentó mantener la sonrisa.

En la fiesta, ¿podría conocer a una persona que de verdad le atraiga? Una persona que no se tenga que ver obligada a convivir, a ver a una aburrida maestra de historia a diario, escucharla decir cosas tontas. Enid llevó otro trozo de sushi a su boca, queriendo pensar que ese destino sería de todos modos, uno bueno para su omega.

El simple hecho de pensarlo ahuecaba su corazón, le hacía una opresión, y la dejaba sin saliva. Achicó su ojo, y de forma dolorosa, comenzó a desprender un poco de feromonas, algo más, marcando a la omega, cegándose y tratándose de convencer que era un gesto normal.

Le sonrió, tratando de transmitirle confianza, pero sintió caricias en su mano. Merlina le sonrió―Lisa me llevará y ella misma me traerá, no quería causarte problemas hoy ni fuera de tu horario.

―Podría modificar mi horario para coincidir más horas contigo― 'más', Merlina volvió a llevar otro mechón detrás de su oreja y rió, negando.

―No quiero ser un problema, Nid― asintió. Se paró, viéndola―me iré a maquillar, en una hora me iré.

La linda noche inició cuando le dió un beso en la mejilla a su alfa de despedida, y que Cristian la abrazó cargándola en cuanto la vió, riendo, haciendo que sus demás amigos se acercaran a abrazarla y llamarla, como si no la hubieran visto en meses. Era así.

Aceptó la bebida que un pelinegro le ofreció, riendo, pero luego se acercó a olerla, para nada discreto. Abrió sus ojos.

―¿A dónde tan marcada? Te juro que podría oler las feromonas de tu alfa a kilómetros, creo que alguien es celosita...― la codeó, pero Merlina sólo negó, bebiendo.

―Enid no es celosa, de hecho ella se puso muy feliz de que viniera a esta fiesta, ya me hacía falta salir, hasta pálida parezco― Ajax se rió, chocando los cinco con ella, dejándola con la duda―¿pero si sientes que estoy muy marcada?

―Casi siento su presencia aquí― hizo un mohín ante la broma, y él sólo entrecerró sus ojos― Bianca me contó que hacías más pucheros que lo normal y pensé que era broma, pero al parecer es cierto que tu alfa no se resiste a esos pucheritos.

―No sé por qué dicen eso, la verdad es que no, cómo decirlo, no tengo que rogar, como antes― el más alto caló su cigarrillo, haciendo a una beta verla.

―¿Entonces es una buena alfa? La envidia de muchas por aquí, parece ser una gobernada, en ese caso, ¿cómo es el sexo?― apenas abrió la boca para hablar, otra voz femenina habló, soltando humo de cualquier cigarro salir de ella.

―Yo el otro día la vi, y no sé cómo, no sé por qué, pero tiene big dick energy― Merlina mordió su labio, suspirando, moviendo su pie. Los vió fija.

―Todavía no damos ese paso, ella y yo somos reservadas.

Si Enid en el celo no se atrevió a tocarle ningún pelo, aunque escuchó que estuvo a nada de hacerlo, no se quería imaginar cómo lo haría sin nada de por medio. Aunque sí pudo imaginar algo hace poco.

¿Sería suave o ruda? No sabía, pero se encargó de recrear esos dos escenarios en su celo y ahora sólo se sonrojó al recordar, llamando la atención de Cristian.

―Ya, paren con el interrogatorio a Mer, mejor ustedes búsquense una vida y dejen de querer indagar en la de ella― dijo el otro alfa, haciendo quejar de forma divertida a los otros, pero se acercó a Merlina, abrazándola por el cuello, y la vió.

―Es cierto, hueles mucho a ella, más aquí... en tu marca― una marca roja, que cicatrizaba bien, que no se veía hinchada y mucho menos, mal cuidada. Un buen indicio, el mejor, en el caso de su mejor amiga.

Una marca rojiza significaba que había empeño, cariño y amor, haciéndolo fruncir su ceño, pero después se alivia, suspirando, abrazando más a la omega que bebió de su vaso de forma tímida, viendo los demás en la fiesta.

Sus ojos ya no parecían llenos de miedo, sus cejas no se fruncían y ya no se abrazaba tanto a si misma, pero se seguía aferrando de una manera fuerte a Cristian, iba mejorando, demasiado.

Besó su frente, haciendo a la omega reír tímida mientras bailaba en su lugar, ocasionando que el alfa la jalara de poco a poco a la pista de baile. A donde quiera que fuera, dejaba un aroma lindo, un aroma como si se estuvieran mezclando dos.

Cristian sonrió al sentir y oler que Merlina estaba aceptando de poco a poco las feromonas de Enid, Flor de loto, con menta. Entrelazó sus manos y comenzaron a bailar, dejando salir una grande carcajada a la omega, una sonrisa que no había visto tan honesta, liviana...

Libre.

El chico sonrió, acercándose a abrazarla, ganándose un abrazo también.

De todos modos, era también por él que cada vez estaba mejorando.

La lluvia era opacada por la música alegre que resonaba en las paredes, pero de todos modos, en cualquier momento se debía salir a enfrentarla y lidiar.

[...]

triple actualización 😈

when this rain stops; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora