trece

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Estaba segura.

La lluvia ya no podía mojarla y no podía pasar más allá porque estaba en casa, bajo un techo donde es respetada, querida, y tomada en cuenta por la mejor alfa que siquiera haya conocido.

Llevó su té caliente a sus labios mientras subía más sus piernas, viendo por la ventana las gotas caer, hasta que sintió su presencia.

Volteó a verla, y le sonrió, ganándose una sonrisa más fuerte de su alfa. Su alfa. Merlina bajó un poco la mirada para ocultar su sonrojo, pero mejor vió fija la ventana. Escuchó a la otra hablar.

―La temporada de lluvia se extendió hasta noviembre, nunca pensé que podría llover así, de esta forma― asintió, y le hizo un espacio en el asiento de la ventana al ver que traía un café―hasta suspendieron clases por esta lluvia, inundó la escuela.

―No había visto eso de la temporada de lluvia, no soy de ver los pronósticos ni las noticias, pero es bueno tener a alguien que sí y que diga esas cosas, de tí es interesante― una sonrisa tímida de la alfa, que rasca su nuca, y se acerca más, viendo por la ventana.

―Hace ver los días azules, opacos.

―Hace todo peor la lluvia― habla, tomando de su té de forma rápida y Enid la ve, como si con esa mirada le pidiera que siguiera hablando, más que retándola, de forma atenta, interesada. Esa mano paro en la rodilla, acariciándola.

―Entonces no te gusta la lluvia― Merlina niega, acariciando la mano de la alfa en su rodilla, y la ve―¿Puedes contarme por qué? Es interesante escuchar, a mucha gente le encanta la lluvia.

La otra hace un mohin, y ve la ventana, evitando el contacto―eso mismo me preguntó la doctora Tanaka... la lluvia es, mala, todo lo que hay, antes y después, antes el día se nubla, se pone gris, opaco, no hay sol y hay advertencias, en la lluvia la gente sale, pelea, llora, se empapa y se pone de mal humor, causando accidentes, y después de la lluvia se ve con claridad lo que pasó, accidentes, peleas que no se pueden reconciliar, se ve todo sin color, porque la lluvia se lo llevó.

Había dicho más que con la doctora Tanaka, y en cuánto se dió cuenta de ello, volteó a ver a Enid que la veía atenta, para después ver la ventana. Ella misma pensó sus palabras antes de hablar, y asintió.

―Después de la lluvia nacen nuevos colores, se puede llevar el color de algún cartel mal pintado color café, pero siempre, después de la lluvia, habrán nuevos colores que puedes ver sólo con alzar la mirada.

―¿A qué te refieres?― dejó su taza en el suelo y la mayor sólo la vió, haciendo señas con sus manos.

―El arcoíris, colores vivaces que de ellos puedes hacer otros colores.

Un color se pierde y es una pérdida, pero de todos modos, siempre habrá una oportunidad de hacerlo de nuevo. Merlina vió la ventana, tratando de no dejar las lágrimas caer, pero sintió que la mayor de forma suave dejó su cabeza en su hombro, acariciándola, junto a su espalda. Pero sólo dejó caer una lágrima. Las demás, se evaporaron, o no sabe, pero no salieron.

Sólo abrazo más fuerte a su alfa, acariciando su mandíbula con su nariz, y suspiró, sintiendo el olor de menta que se desprendía más y más. Chilló un poco.

―Oh, Enid, todo lo que haces por mí, no sé cómo agradecerte.

La otra rió, seminegando, y besó su cabeza, para luego inhalar.

―No tienes que agradecer nada, Mer.

Era, lindo. Volvió a sentir ese latido fuerte y cuando sintió uno en el pecho de su alfa, se aferró más, abrazándola, acariciando con más fuerza. Se separó para verla, sonreírle, y se volvió a sentar dónde mismo, haciendo que la rubia le sonriera de esa forma cálida, como siempre lo hacía.

Sólo volvió a ver la ventana, apoyándose en ella, mientras. Enid sólo la veía donde estaba, siguiendo tomando su café.

El silencio cómodo estaba tan sobrevalorado, pero Merlina amó cada segundo de esa media hora que sólo vieron la lluvia caer en silencio, sin preguntas incómodas ni ninguna queriendo acabarlo. Sólo se apoyó en su hombro, viendo a Enid, y se dió cuenta que ahora ella tenía su mano en su pierna, su mano siendo acariciada por la alfa.

Un día cómodo, que estaba acostumbrada a que sus días medianamente buenos fueran arruinados, pero desde que estaba con Enid, esa costumbre se agotó hasta ser nula, para nada se presentaba. Suspiró, sentándose en la sala mientras detrás de ella estaba Enid organizando algunas cosas de la escuela en la mesa.

Pero tampoco estaba acostumbrada a la aburrida rutina de antes, donde sólo esperaba a su alfa, cenaba, compartía leves palabras con ella, y dormían separadas. Ahora, desde la mañana, fines de semana y noches, hasta tardes, podía sentirse cómoda, y no fuera de lugar. Su marca ya no ardía, sino, sólo sentía un revoloteo en su corazón cada que recordaba que la alfa que estaba en esa sala, era su alfa.

Su pensamiento fue interrumpido por la otra. Habló.

―Oye, Mer, este viernes mi escuela tendrá un evento antes de Navidad, es algo como un festival, y me preguntaba si querías ir, puedes invitar a Cristian, o a Ajax, o a Lisa, o a cualquier amigo, eh...

―Quiero ir contigo, ¿está bien?― la otra asintió, carraspeando, y luego volteó, sentándose en el sillón, al lado de la menor, sin ningún asiento que las separe. Merlina notó eso, sonriendo, acercándose más a su alfa.

―Habrá juegos, comida, habrá obras de teatro, mi grupo fue el asignado para la competencia de quién aguanta más carbonara picante, será divertido― Merlina asintió repetidas veces, haciendo sonreír con dientes a su alfa. Sostuvo su mano, y apoyó su cabeza en su mano.

―Me emociona mucho como a ti― un avance, demasiado.

Pasaron de ser dos extrañas que se veían obligadas a convivir, ahora a convivir de forma natural y buscar cualquier excusa para hacerlo, a conocerse más. Jugó un poco más con la mano de Enid mientras esta hablaba que parte de la idea fue suya, emocionada.

Un poco más porque su omega estaba saliendo más. Enid sonrió hasta que sus mejillas ardieron de tanto hacerlo, y supo que Merlina también.

Ella sería la responsable, y quería serlo, de todas y cada una de las sonrisas de Mer.

Acomodó un mechón que cayó, haciendo las mejillas de la otra enrojecer.

Todo lo bueno del mundo, si, estaba segura que Merlina lo merecía, y ella no tendría otra opción más que dárselo.

[...]

hoy habrá más actualizaciones jeje

when this rain stops; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora