¿Qué pasaría si una flota de colonización Terran quedara atrapada en el terrible universo de Warhammer 40K?
En esta historia nuestros protagonistas son parte de una flota con la misión de colonizar un planeta lejano. Para su mala suerte, quedando a...
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La guerra de la Luna de Hierro sería catalogada en la historia como una de las más devastadoras ocurridas en el primer siglo de estadía de los Terran en este extraño universo. Dos Grandes Flotas con sus respectivas sub flotas fueron destruidas hasta la última nave mientras que las otras 4 flotas que participaron en la batalla sufrieron un daño tan serio que nunca podrían recuperar su antigua fuerza en un corto período de tiempo.
Millones de vidas perdidas por el bien de proteger al imperio. Estos heroes y martires serían recordados como aquellos que detuvieron la inminente destrucción de Calidus a manos de la marea verde y su poderosa luna de guerra, pero aún así, la pesadilla estaba lejos de terminar.
Antes de que lograran detener la invasión. Los pieles verdes se habían diseminado de forma desordenada por todo el sector estelar Terrano atacando, saqueando y acabando con innumerables vidas a su paso.
La ya debilitada y casi extinta 16ta Gran Flota bajo el mando del Almirante Copulius, movilizó todos sus efectivos restantes para en contra de las órdenes del Alto Mando dirigirse al rescate de los sistemas estelares cercanos.
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“Ciertamente aceptaré cualquier castigo que me impongan al finalizar la guerra pero me fue asignada una responsabilidad y pienso cumplirla. Como dice el juramento que todos hicieron hace años: soy un marino. Soy un soldado del Imperio que lucha para proteger mi civilización y forma de vida. Estoy dispuesto a dar mi vida en su defensa.”
Estas fueron las palabras que dijo el Almirante Copulius antes de reagrupar todos sus efectivos y empezar una campaña de exterminio contra las dispersas fuerzas de los pieles verdes. El apoyo logístico y táctico totalmente perdido ante su acto rebelde por lo que estaba solo en su campaña. A pesar de todo Talandar y Sitaura hicieron la vista gorda al asunto, hasta el punto de ordenar dejar en paz a la 16ta Flota y en cambio dirigir toda su atención a la mayor amenaza.
