¿Qué pasaría si una flota de colonización Terran quedara atrapada en el terrible universo de Warhammer 40K?
En esta historia nuestros protagonistas son parte de una flota con la misión de colonizar un planeta lejano. Para su mala suerte, quedando a...
Es el més de agosto del año 65, han pasado cinco meses desde que la flota expedicionaria liderada por la capitán de la guardia dorada, Selendis, partió desde calidus navegando el espacio profundo hasta llegar al territorio controlado por las Ligas de Votann. Una vez llegaron no fue muy díficil encontrar a esta avanzada raza alienígena pero las negociaciones no avanzaron tan bien como Selendis creía en un inicio. Eran demasiado testarudos como para ver que su propuesta beneficiaría en gran manera a ambos bandos pero sus creencias supersticiosas los llevaban a actuar de manera irracional.
Tal fue así que Selendis decidió retirarse sin más. Los Kin no querían cooperar y la única opción que quedaba era la guerra. Pero obviamente eso no era algo que ocurriría ahora, el Imperio Terrano todavía estaba en plena expansión y no estaba preparado para iniciar una guerra contra una facción tan poderosa.
La flota al mando de Selendis se retiró sin mirar atrás dirigiéndose hacia el Sector Terrano en el Imperio Nihilus. Para cuando llegaran creía que el Almirante Copulius ya habría tomado y asegurado el territorio. Pero lo que le importaba era ver con sus propios ojos el Disrruptor Psíquico que había sido activado con éxito en una situación de combate real.
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Mientras tanto una numerosa y poderosa Flota Terran apareció en las fronteras del Golfo de Damocles, muy cerca de los enclaves Farsigth pero no se adentró de forma imprudente en sus fronteras y en cambio se quedó estacionaria por unas horas mientras esperaban. Miles de naves de orígen Tau empezaron a surgir una tras otra reuniendo una fuerza de forma desesperada pero organizada ante esta amenaza desconocida hasta ahora para su especie. No recordaban haber visto nunca la insignia o modelo de estas naves por lo que eran extremadamente cautelosos al actuar.
Se mantuvieron en la distancia observando sin ser los primeros en atacar pues desconocían el poder de esta raza y hasta ahora a pesar de que tenían el factor sorpresa de su lado, no habían actuado de forma agresiva lo cual hablaba muy bien de ellos. Lo que más asustaba a los Tau era el echo de que esta enorme flota había salido de la nada sorteando todas sus defensas. No habían recibido ninguna señal de perturbación en la Disformidad y eso solo podían lograrlo los Eldars y Necrones cosa que obviamente no eran estos visitantes.
Desde la flota Tau una nave de combate avanzó lentamente hacia la flota Terran con sus escudos y armas desactivadas. La distancia entre ambas flotas era de decenas de miles de kilómetros pero era una distancia más que suficiente para que cada flota estuviera dentro del rango de radar de la otra o al menos así era por parte de los Terran.
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⟨Almirante, una nave de origen Tau ha empezado a moverse hacia nosotros. Las lecturas de los sensores indican que sus armas y escudos están desactivados. Los tenemos a rango de tiro. Mi recomendación es tomar la situación desde el punto de vista diplomático y reunirnos con sus líderes antes de recurrir a una acción armada⟩
