La historia de cómo reencarne en este mundo

Capitulo 1

Yokohama, capital Naka-ku, 10: 39 pm

Un joven caminaba por las calles de la ciudad luego de haber salido de su trabajo de medio tiempo.

-Aaahmm- << Estoy jodidamente cansado y mañana aun tengo que ir a la universidad>> ^click^ Sonó una notificación en su celular. El joven muchacho sacó su teléfono y miró la pantalla.

-Oooh - << Al fin decidieron actualizar la historia >> Paro frente a un cruce peatonal, esperando a que la luz  se pusiera en verde. En ese momento un fuerte sonido proveniente de un camión se escuchó. Él dirigió su mirada hacia el lugar de donde provenía el sonido, abrió sus ojos exageradamente cuando se dio cuenta de que dicho vehículo se dirigía hacia donde él y otros peatones esperaban. No tuvo tiempo de huir, ya era demasiado tarde para eso. Lo último que vio fue la luz segadora de los faros del camión, y luego todo fue oscuridad.

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Imperio Amaurotia, ciudad Florentia.

En una mansión ubicada al norte de la cuidad varias sirvientas corrían de un lugar a otro llevando consigo recipientes llenos de agua tibia o vendajes. Entraban y salían de una habitación donde el médico del ducado se hacía cargo del tratamiento del pequeño amo, el cual había sufrido una terrible contusión al caer de uno de los árboles del jardín.

En una esquina de la habitación se encontraban  dos hombres; uno de ellos se encontraba llorando desconsoladamente mientras sostenía un pañuelo, el otro simplemente lo abrazaba sin mencionar palabra mientras mantenía su vista fija en el lugar donde ahora su pequeño recibía atención médica.

-¿Crees que se pondrá bien cariño? No podría soportar que algo le pasara, me sentiría tan culpable -Mencionó uno de ellos: un omega de larga cabellera oscura, ojos grises y ropa demasiado abrigada para le estación del año en la que se encontraban, mientras con el pañuelo secaba sus lágrimas.
El otro: un hombre más alto, de cabellera rubia y ojos tan azules como un mar en calma despegó su mirada de la cama para dirigirla al más bajo,  lo miró directamente a los ojos, esbozó una pequeña sonrisa mientras le tomaba la mano y la besaba suavemente.

-No te preocupes, él es mucho más fuerte y terco que esto, lo sabes. ¿No has visto la rabieta que ha armado esta mañana? - Sentía como la mano cubierta por un guante del otro hombre temblaba. La apretó un poco sin lastimarlo para tratar de calmarlo un poco. Este le devolvió la mirada y suspiró.

-Sí, es verdad, pero aun así espero que se ponga bien pronto no me gusta verlo así -

-Se recuperará pronto, ya verás - El otro lo abrazó aun más fuerte mientras ambos miraban al niño -Lo hará ya verás, tiene que hacerlo.-

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Unos días más tarde...

El niño se revolvió incomodo entre las sábanas, suspiró y de repente  abrió los ojos fijando su vista en el techo de la cama donde se encontraba acostado.

-Mmm- << ¿Dónde demonios estoy? , lo último que recuerdo es que estaba por cruzar la calle y entonces...>> . Abrió aun más los ojos y se sentó  rápidamente en la cama recordando lo que le había sucedido -¡¡Maldito camionero!!, ¡¿dónde demonios le dieron la licencia de conducir a ese tipo?! -Gritó fuertemente, arrepintiéndose al instante debido al infernal dolor que lo invadió
- ¡¡Aaggk!! ¡¿qué demonios!?-miró sus manos vendadas y luego alrededor de la habitación. No se parecía en nada a una habitación de hospital .Esta era inmensa y estaba hermosamente decorada, había pinturas en las paredes, una enorme alfombra que debía costar más que 10 años de alquiler del lugar donde  vivía, jarrones y muebles que se veían tan costosos como la alfombra y a la derecha una gran ventana o puerta de cristal que daba a un balcón, por donde se podía apreciar un bello cielo azul. Parpadeó lentamente y volvió su vista a sus manos que se veían demasiado pequeñas - ¡¿Qué carajos?!-Su voz sonaba extrañamente infantil. <<Ahora si me volví completamente loco o de lo contrario morí y esto es el cielo>>

No pudo seguir con sus divagaciones debido a que un ruido lo alarmó, al dirigir su mirada en esa dirección vio a una mujer vestida como una sirvienta al estilo occidental. Esta había dejado caer la bandeja que traía en manos al entrar a la habitación y verlo despierto. Como mismo entró salió de la habitación corriendo y gritando.

-¡¡SEÑOR SEÑOR, RÁPIDO, VENGA, EL SEÑORITO CHUUYA HA DESPERTADO!!-

<<¿Qué le pasa por que grita así? >>
En menos de un minuto, un hombre de piel blanca , cabello rubio brillante , ojos azules y traje formal se presentó en la habitación con la respiración agitada , detrás  venía otro, pero a diferencia del primero este era más bajo y tenía el cabello oscuro y largo recogido en una coleta alta; estaba vestido un poco raro.

-Rápido, llamen al médico - le ordenó a una sirvienta que pasaba por delante de la habitación - ¿Cómo te sientes hijo, te duele algo, sientes nauseas? -El pequeño se le quedó mirando claramente desconcertado, esto extrañó a su progenitor - ¿Hijo?-

<< ¿Quién demonios es este tipo que parece sacado de revista de moda? , espera,- hijo- me acaba de llamar hijo, que demonios significa esto, sí es  una broma juro que golpearé esa cara bonita que tiene>>

En ese momento entró en la habitación nuevamente la sirvienta seguida del médico, el cual dio una reverencia al dueño del lugar y se dispuso a tratar a su paciente.
Cuando el doctor terminó la revisión se giró hacia las otras personas en la habitación que esperaban con preocupación el diagnóstico.

-Su salud no corre peligro mi señor, pero me temo que la caída pudo haber dejado secuelas -Menciono el médico mientras guardaba sus utensilios.

Los dos hombres se acercaron a la cama  bajo la atenta mirada del menor y el de ojos azules le habló con una voz serena

- ¿Cómo te encuentras Chuuya? - El niño lo observó como si le hubieran crecido pies en la cabeza y pronunció en un susurro.

-¿Chuuya?-

-Sí cariño -Respondió el hombre de cabellos largos acercándose un poco más a él - Ese es tu nombre, ¿recuerdas lo que te sucedió? - Miró como el menor inclinó su cabeza hacia un lado -¿Sabes quiénes somos?- el niño negó, esto puso una mirada triste en los hombres que lo observaban - ¿Sabes quién eres, cuál es tú nombre? - volvió a mencionar, para este momento el pequeño los observaba con el ceño fruncido.

-Al parecer no - mencionó el rubio, el cual lo miro con pena. Ya se estaba cansando de todas esas preguntas, ¿quiénes eran ellos y porque lo interrogaban? Estaba por hablar cuando el rubio tomó asiento en la cama a su lado y dijo.

-Yo soy tu padre, Paul Verlaine Nakahara, él, es Arthur  Rimbaud-añadió señalando al castaño, el cual le sonrió de manera suave - Y tú - Lo señalo a él - eres  Chuuya Nakahara - En el momento que escuchó ese nombre sintió un fuerte mareo y un aturdidor dolor de cabeza .Sintió su cabeza llenarse de recuerdos que asegura no son suyos. Este cambio repentino alarmó a su autoproclamado padre, que le gritó fuertemente al médico.

- ¡¿Y ahora qué le pasa?! - El médico se volvió a acercar, pero él no supo que sucedió después de eso porque todo se volvió negro a su alrededor. Pero antes de desmayarse recordó de donde provenía ese maldito nombre -Chuuya Nakahara- era el nombre de un personaje de la novela que estaba leyendo antes de morir, el hijo más pequeño de un duque de gran fama, un mocoso malcriado que era el prometido de uno de los príncipes del reino y el protagonista de la novela, fue rechazado por su prometido cuando este se enamoro del otro protagonista. Se volvió un villano pero realmente fue el villano más patético que  haya visto, se libraron de él en menos de 9 capítulos, era sumamente estúpido.
<<Qué tan mala suerte hay que tener para acabar en el cuerpo de un personaje que se va a morir de una maldita novela cliché que me obligó a leer mi hermana. Porque supuestamente tengo que dejar de ser tan amargado y tener algo de romance en mi vida>> << Y para colmo esta cosa es de un género raro que comenzó hace unos años donde puedes quedar embarazado no importa el género, siempre y cuando pertenezcas a una casta en específico. Definitivamente mi vida es una mierda>>
<< SI ME IBAN A MANDAR A ESTA MALDITA NOVELA MEJOR ME HUBIERAN DEJADO MUERTO >> fue su último pensamiento antes de caer rendido .