Capitulo 39

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Al estar constituido de varios eventos el festival tenía una duración de 7 días, luego del evento inicial la capital se llenaba de vivos colores y música en celebración por otro buen año. Los niños corrían alegres, los puestos ambulantes estaban más abarrotados que de costumbre, los artistas callejeros se esforzaban aun mas en mostrar algo novedoso al público todo era una maravilla.

En esos días los jóvenes que participaban en la competencia se albergaban en un campamento especial a los alrededores del palacio donde permanecían, bien entrenando o analizando a sus futuros rivales, en el caso de la nobleza estos contaban con mas privilegios llegando a contar con un edificio y criados a su disposición por tanto desde el día en que comenzó la competencia Chuuya se había mantenido en el palacio imperial. El pelirrojo había logrado superar las pruebas con la máxima puntuación en todas y cada una de ellas, le había sido más sencillo de lo que pensó que sería pero no se quejaba por eso.

Debido a su posición como compañero del príncipe había recibido una atención por encima de la de los demás nobles incluyendo que residía en el palacio central desde hace  casi una semana. Todo un sueño para cualquier plebeyo o noble, sin embargo tenía un problema y este tenía nombre y apellidos "Atsushi Nakajima", el chico en cierto modo no le desagradaba después de todo él no era el Chuuya original así que no sentía ninguna emoción negativa por el muchacho. El problema es que se había empecinado en hacerse amigo de Chuuya y ahora cada vez que lo veía trataba de hablarle o lo seguía por esa razón Dazai cada vez estaba más insoportable y sus bromas pesadas se estaban pasando de la raya.

-Esa maldita momia vagabunda, como se atreve a hacerme esto-El omega avanzaba hecho una furia por el pasillo que lo dirigía a sus aposentos, llevaba su ropa totalmente empapada.

Él había estado paseando tranquilamente por el jardín del palacio cuando una columna de agua cayó sobre su cabeza dejándolo empapado, giro su cabeza en busca del responsable y encontró no muy lejos de ahí a un grupo de nobles junto al príncipe que ahora reían ante la vista de Chuuya siendo  humillado. A un costado de Dazai se encontraba Mark Twain un jóven noble conocido por su odiosa personalidad, este sosteniendo una especie de varita mágica en dirección a él,  sin duda había sido el responsable. Chuuya solo suspiro hastiado no era la primera vez que le hacían una jugarreta de ese modo y su paciencia se estaba agotando así que solo dio media vuelta y se interno nuevamente el palacio.

-¡¿Chuuya?! ¿Qué te paso?-El omega levanto su vista sorprendido de escuchar esa voz tan familiar. Dentro de su habitación se encontraban Allan y Louisa.

-Ppo... ¡¿por qué estas mojado?!- Poe se levanto de su silla sobresaltado mientras que Louisa buscaba con rapidez un toalla para ayudarlo a secarse.

-Es una larga historia pero ¿qué hacen aquí?, no esperaba su visita-Chuuya tomo la toalla que ella le ofrecía y comenzó a secar su cabello mientras se internaba en el vestidor para quitarse la ropa mojada.

-Poe me escribió una carta para decirme que estarías aquí y nos coordinamos para encontrarnos y visitarte - Respondió Alcott tomando asiento junto a la ventana.

-Yo termine los negocios que tenía y trate de llegar aquí lo más rápido posible-Menciono Edgar sentándose junto a Louisa con Karl sobre sus piernas.

-Hhmm...Sinceramente no esperaba verlos hasta dentro de un tiempo, en especial a ti Allan, creí que te habías olvidado de nosotros - Salió del vestidor ya cambiado y se acerco a ellos con una radiante sonrisa en su rostro.

-Yyy...o yo nunca haría eso, le debo demasiado a ustedes...además de que no podría abandonar a mi único amigo-Murmuro causando gran ternura en el corazón de Chuuya.

-Lo que digas-Tomo a Karl en sus brazos alzándolo y frotando sus narices en señal de saludo.

- Tú tampoco nos escribes ni nada por el estilo Chuuya, así que no le digas esas cosas a Edgar-Regaño Alcott, hacía un tiempo se habían tomado confianza entre ellos al punto de que tanto Poe como Louisa se atrevían reclamarle o incluso regañarlo sin que su voz titubeara.

La historia de cómo reencarne en este mundo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora