La historia de cómo reencarne en este mundo

Capítulo 98

Poco a poco la brillante luz se fue disipando, dejando bastante desorientados a los que se resguardaban tras la barrera.

-Ugh... ¿qué mierda fue eso?- Mori frotaba sus ojos con insistencia, podía sentir como estos ardían tras ser expuestos a un fenómeno tan brillante- Por todos los dioses espero no haber quedado ciego - Parpadeo varias veces antes de finalmente poder ver con claridad - ¡¿Pero qué...?!- Sus ojos recién recuperados se abrieron hasta su punto límite cuando el nuevo paisaje que se erguía ante él fue captado por sus retinas. El portal, los cuerpos de los demonios asesinados, los escombros, las casas, todo... había desaparecido sin dejar el más mínimo rastro.

-Esto... es inaudito - Murmullos de los soldados que poco a poco se fueron recuperando no tardaron en escucharse, jadeos sorprendidos e incluso expresiones de incredulidad abundaban a su alrededor.

- Valla, ha mejorado mucho a la hora de controlarlo-

-Es cierto, recuerdo que antes cuando dejaba salir su poder, hacía desaparecer incluso la tierra bajo sus pies. Nuestro pequeño ha crecido tanto en tan poco tiempo - Los duques de norte se habían sumergido en una amena conversación entre ellos mostrándose orgullosos por algo que Mori desconocía.

- ¿Qué demonios sucedió?...- Paul se encontraba igual de escéptico que Ogai, su cerebro no se permitía asimilar lo que sus ojos estaban observado, era imposible que más de un kilometro de terreno desapareciera en cuestión de segundos.

- Abueloooo...- Una voz emocionada se escuchaba cada vez más cerca
- ¡Abuelo, me viste! derrote a todos y no hice desaparecer toda la ciudad- Chuuya revoloteaba animadamente alrededor de sus abuelos completamente emocionado.- Aunque no tenía la intención de absorber tanto, es increíble lo mucho que pude controlarlo-

-No puede ser...el responsable de todo esto fue Nakahara- Las miradas sorprendidas recayeron sobre el omega. Eso no podía ser posible, Nakahara Chuuya era un omega. Un omega nunca podría llegar tan lejos por mucho mana que poseyera, era sencillamente improbable. Mientras todos se cuestionaban lo que podría haber sucedido en aquel lugar, el omega de cabellos pelirrojos sonreía en dirección a sus abuelos totalmente ajeno al debate interno que ocurría a su alrededor.

______________________________________

Luego del desafortunado desastre que azoto a la ciudad capital, las reparaciones y restauración de esta no habían demorado en comenzar. Gracias a la intervención de las tropas del norte no habían sufrido pérdidas humanas significativas por lo que gran parte de los ciudadanos trabajaban arduamente por recuperar el esplendor de la ciudad en el menor tiempo posible.

-Ugh...estoy muerto...quiero volver a casa y darme un relajante baño, creo que apesto...- Murmuro el pelirrojo mientras reposaba su cabeza entre sus brazos.

- No hueles mal querido...ese es tu olor natural ¡Ack! ¡Podrías dejar de ser tan agresivo!- Nikolai se encontraba a su lado en igual o peores condiciones, desde el día del ataque no habían tenido la oportunidad de descansar adecuadamente. Habían pasado los últimos días yendo de un lado a otro de la cuidad, prestando su ayuda en el retiro de escombros, transportación de materias e incluso atención de heridos.

- Dejare de ser agresivo cuando tú dejes de decir estupideces cuando sabes que estoy enojado o demasiado estresado como para tolerar tus mierdas- El pelirrojo alzo un poco su cabeza, solo lo suficiente para poder observar directamente a su amigo -Eres un masoquista, disfrutas de que te golpee -

- No lo negare, sin embargo me gustaría que fueras más delicado en estas situaciones. Yo también estoy cansado, ni siquiera tengo ánimos de ir a acosar a nuestros subordinados - Observo a los soldados del norte que habían llegado junto a ellos a la ciudad, estos se encontraban realizando su entrenamiento de la tarde como de costumbre, ya que sus superiores habían dejado muy en claro que aunque estuvieran lejos del norte no permitirían vagos en su escuadrón.