12

906 112 6
                                    

La supuesta semana productiva de Jungkook empezó visitando galerías de arte con su madre. Tomó muchas fotos, luego podría dárselas al periódico escolar para que hicieran algo con ellas.

El fin de semana fue a un restaurante de sushi cercano a su casa, al que por cierto nunca había ido porque anteriormente le daba pánico salir solo a explorar su vecindario. El chico que lo atendió resultó ser alguien de su instituto, Sunjoo, solo lo reconoció porque había participado en la competencia de arquería. Resultó ser un chico bastante amable, incluso se atrevió a intercambiar números con él, ¿no fue impresionante? Se sentía orgulloso de sí mismo.

Al siguiente día decidió ir a visitar un museo, sin compañía, solo él y su teléfono para tomar algunas fotos. Había un museo de pinturas renacentistas que siempre había estado en la ciudad pero nunca fue a verlo, esa mañana se aventuró a ir. También decidió pasar por la peluquería más tarde, su cabello había crecido demasiado, casi le llegaba a los hombros.

La entrada para el museo costó más de lo que esperaba, cuando entró se dio cuenta de que habían muchos turistas, era un museo popular en la zona. Metió las manos en su sudadera empujando las ganas de volver a su casa y refugiarse en su cama.

Se acercó a una guía que estaba explicando una pintura de Sandro Botticelli. Jungkook era un aficionado al arte además de a los libros, mas nunca antes había visitado un museo que no fuese por un paseo escolar obligatorio. Usualmente los museos de Busan estaban repletos de su peor miedo: personas.

Últimamente estaba intentando superarse.

Caminó unos pasos más allá tomando algunas fotos de pinturas interesantes, hasta que llegó a la sección de pinturas de Leonardo da Vinci. Allí había un chico tomando fotos con una cámara profesional, parecía concentrado. Jungkook analizó al chico atrás de la cámara, tenía el cabello negro, era bajito y su piel era pálida. Le pareció familiar.

Entonces cuando pudo ver su rostro se dio cuento de lo tonto que había sido porque no había logrado reconocerlo antes, era Yoongi. Estaba vestido con una camisa morada oscura y unos jeans negro, así se veía mucho mejor que con el uniforme.

Yoongi miró hacia él deliberadamente y le sonrío como si ya se hubiera dado cuenta de que estaba allí anteriormente.

--Hola, Jungkook. --Lo saludó amablemente parándose a su lado, tomando una foto desde ese ángulo.

Jungkook más que nervioso sonrío y lo saludó también.

--Así que esa es la cámara con la que tomas las fotos para el periódico. --Admiró el aparato que Yoongi sujetaba delicadamente.

El contrario asintió revisando unas fotos.

--Y también saco de este museo las fotos para mi sección del periódico escolar.

El pelinegro abrió los ojos fascinado, ¿Cuánto pagaba al mes para venir a este museo?

--Realmente te tomas en serio tu sección. Las entradas aquí son costosas.

Pudo ver a Yoongi sonreír de nuevo, se preguntó qué le hizo gracia. Se sentía extraño ver sonreír a una persona que normalmente no lo hace.

--Yo no pago para entrar aquí. --Jungkook frunció el ceño--. Mi padre es el dueño de este lugar.

Jungkook abrió la boca con sorpresa. Jimin se había buscado un buen partido.

--Impresionante. No pensé que este lugar fuese de alguien, pensé que era del gobierno.

Yoongi negó divertido antes de mirarlo.

--¿Quieres acompañarme a tomar algunas fotografías?

El pelinegro se sintió extraño por ser tratado de esa manera, porque Yoongi siempre había sido indiferente. Se había equivocado con él.

PRESIDENTE JEON | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora