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Las anteriores víctimas de Seo MoonJo estaban a salvo, a la entrada del hospital, siendo discretos al llamar a la policía para alertar la situación, para así no causar estragos en un lugar tan poco favorable como un hospital.

Lee GwangJae tomó la primera llamada, casi volviendo loco mientras pedía que localizaran el viaje un vez más, y se volvió aún más loco cuando supo que había perdido gente, no sabía si JongWoo estaba muerto ni sus oficiales.

Hubo un alboroto en la comisaría, SooBok gritaba órdenes mientras HyunHo marcaba el teléfono de JungHwa.

En las noticias, los metiches que tenían como trabajo ser metiches ya estaban hurgando su nariz fiera de la comisaría, alertando las emergencias, alertando a la gente. Siempre alertando y poniendo nerviosos a todos, cuando el día está tan bonito allá afuera.

Pero bueno. Es bonita tarde, una policía llevaba a arrastras a su compañera en la espalda, mientras intentaba detener el paso acelerado de un detenido paciente cómplice de asesinato que poco a poco perdía de vista. Al mismo tiempo, un joven luchaba por su vida contra un asesino serial dentro de las habitaciones del hospital.

Pero era un lindo día.

- ¿Por qué te esmeras tanto en tratar de reparar tazas rotas? - Empujó MoonJo contra la pared, presionando los brazos de DakHo contra su propio cuello, una de las manos de MoonJo sostenía un pequeño bisturí - Sólo harás que los vidrios se te peguen a la piel y la corten cada vez más profundo.

DakHo intentó respirar, sin quitar la mirada del asesino.

- Las tazas no se rompen solas...

- Bien, vuelvo a formular, ¿por qué te esmeras en buscar quién rompe esas tazas?

- Para entender... Si fueron rotas por accidente o a propósito.

- ¿Cuál es la diferencia si ya están rotas?

- Que si fue un accidente... No hay culpable... Pero si fue a propósito, la taza no tiene por qué estar rota...

MoonJo le soltó una bofetada, pasando a cortar su mejilla, observando la sangre y pronto una molesta sonrisa en el rostro del contrario.

- Si no tengo razón... ¿Por qué te enojas tanto?... ¿No te gusta pensar que puedo tener razón? Que desde el principio... Puede que nunca debiste haber sido una taza rota... Que pudieron haberte sujetado antes de caer al vacío.

- Ya es tarde... - MoonJo lo tomó del pelo.

- Puede que tengas razón... Somos iguales... Los dos aún sufrimos por nuestro pasado.

- No estoy sufriendo... Soy afortunado, por todo eso estoy en la cima.

DakHo rió despacio.

- ¿Cuál cima? Eres otro sujeto lamentable al que nadie puede entender.

- ¿Si tanto me entiendes por qué no hablamos el mismo idioma?

DakHo se sentía mareado.

- Porque... Te arrancaron la lengua hace mucho tiempo...

MoonJo suspiró y tan pronto como el contrario cerró los párpados, atravesó su abdomen con la herramienta quirúrgica y rasgó su carne. Dejándolo caer al suelo mientras la sangre se deslizaba, manchando el piso blanco.

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora