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- La señorita Park me ayudó con algo. - Anunció DakHo desde el teléfono, en su pequeña oficina.

- Cuenta. - Pidió JungHwa.

- Los documentos de Seo MoonJo, en la palma de mi mano.

- ¿En serio? - JungHwa se se adentró a un camino más corto para llegar al centro de Seúl, estaba de salida.

- Dijo que me servían de estudio. Aunque en parte la convencí.

- ¿Qué tienes?

- Voy a tomar nota, pero hay de todo, incluso su infancia está grabada aquí. Esa mujer, BokSoon pareció ser una enferma.

- ¿Por qué lo dices?

- Sólo déjame decirte que había una relación muy estrecha de madre e hijo con MoonJo. Pero no de las típicas maternales. Esta mujer hizo cosas horribles... como dicen la mayoría de psicópatas. Pintan un lienzo, para ellos criar un niño, es convertirlo en lo que ellos desean. Un monstruo.

- ¿Por qué haría eso?

- Para dejar un mensaje. Su mensaje. MoonJo es prácticamente un cerebro lavado, limitado, pero que cree que está siendo libre, porque tales ideologías y filosofía fue puesta en su mente desde un bebé.

- ¿Podríamos juntarnos más tarde? Estoy fuera y realmente quiero escucharte.

- No te preocupes, veamonos desde siempre, te contaré todo.

- Ten cuidado que te descubran en el trabajo o lo perderás.

- Hay vidas en riesgo y es claro que no nos van a ayudar, así que vale la pena sacrificar mi empleo. Finalmente me estoy moviendo.

- Bien - JungHwa sonrió -. De todas formas ten cuidado, nos vemos.

- Adiós, oficial.

El hecho de tener a alguien que la ayudara hacia que todo se sintiera menos apretado. Era... relajante. Que finalmente alguien te escuchara.

Un amigo no sonaba tan mal. Volver a confiar no sería tan malo.

🎠

Un hermoso plenilunio decoraba el oscuro cielo de la fría noche a mediados de Noviembre. No se oyó su llegada, pero si se escuchó su llanto, mismo que hizo salir a una mujer de cabello liso y atado en una trenza, encontrando a los pies de su puerta un nuevo regalo del cielo. Lo levantó en sus brazos y sonrió.

- Hola, pequeño - Cambió su expresión a una distante al mirar el camino vacío -. ¿Quién puede ser tan estúpido como para abandonar a una cosita tan pequeña? Descerebrados... - Se quejó entre muecas.

Decidió entrar y llevar al niño a su habitación para poder cambiarlo, para abrigarlo mejor, era tan solo un bebé de unos 6 meses de vida. acarició esas pálidas mejillas, haciendo contacto visual con esos grandes ojos negros. Fue entonces cuando su alma fue atacada y una flecha atravesó su corazón, cosa que nunca le había pasado con otro huérfano.

- Parece que serás muy especial, dulzura... - Lo cargó en sus brazos - Un bebé tan bonito merece un nombre igual de bonito... ¿Te gusta MoonJo? 

El niño solo se acurrucó en esos brazos tan cálidos y confortantes, tan amorosos y protectores.

🌸

Tenía 3 años cuando veía atento a la naturaleza hacer su trabajo, interesado y curioso, sentado sobre sus talones con ambas manos en sus rodillas, sosteniendo un pedazo de carne entre sus dedos. Había robado ese pedazo de la cocina de mamá Eom, así que salió afuera para no ser atrapado, pero estaba distraído con los insectos que ya no le importaba que lo atrapasen.

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora