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Gaslighting.
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Se acercó a paso lento al menor, manteniendo el filoso cuchillo aferrado en su mano derecha. JongWoo temblaba, confundido, tratando de deshacerse de ese molesto chaleco, no quería estar atrapado, odiaba sentirse preso, culpable. ¡Él no había hecho nada!

- ¡Ah! - Exclamó cuando MoonJo atacó las correas de la camisa - ¡No me lastimes! - Pidió con los ojos cristalinos.

MoonJo sonrió.

- Sigues siendo JongWoo-ssi, pero más adorable. - Lo jaló, quitándole el chaleco poco a poco.

Ante esta liberación, JongWoo abrazó sus propias piernas en el sofá, acurrucándose en los cojines.

- ¿Se te olvidó quién soy? - Preguntó el mayor.

JongWoo aún se abrazaba a sí mismo, temblando levemente, sin mirarlo.

- Quiero ir a casa... - Murmuró bajito.

- ¿Estás asustado?

- Estoy asustado...

- ¿Crees que voy a hacerte daño? - Levantó el cuchillo.

- Eres una mala persona...

MoonJo rió despacio, tomó las manos de JongWoo y en ellas dejó el arma blanca.

- Tú también lo eres.

JongWoo miró el artefacto con atención, sus ojos se abrieron de más y su mirada se desvió hacia MoonJo.

- ¡No! ¡De verdad que yo no hice nada! ¡No sé porque todos dicen eso!

- ¿Quiénes todos?

- ¡Ellos! - Apuntó el aire, a su izquierda - No paran de culparme... - Sollozó.

- Oye... - MoonJo sujetó sus mejillas - no llores, escucha... ¿Crees que matar gente está mal?

- Debería... - Murmuró con un leve puchero.

- ¿Por qué?... ¿Qué hay de esa gente que te lastimó? ¿De esos que abusaron de ti? ¿Qué hay de las ganas que tenías de matarme a mí?

- No... Yo no...

- Tú sí, JongWoo... Y aún puedes hacerlo, puedes acabar conmigo ahora mismo, ¿no te excita pensarlo? El filo de la hoja fría atravesando la calidez de la carne abrasada...

- No...

- ¿No?

Una lágrima se deslizó de los ojos de JongWoo.

- No quiero más...

La sonrisa de MoonJo se borró, JongWoo se sobresaltó ligeramente.

- Maldita sea... - Murmuró MoonJo, cargando el cuerpo del menor.

JongWoo se había apuñalado a sí mismo en el abdomen. No quería seguir viviendo, no podía entender lo que pasaba, su mente se había dividido en distintas personalidades y sus recuerdos se distorsionaban, tenía alucinaciones, y el infierno del que había huido volvía a llenarlo de demonios. No quería vivir así, ya no lo soportaba.

Miró a la cara inexpresiva de MoonJo, no podía evitar sentir escalofríos al verlo, ¿cómo es posible que exista un hombre tan aterrador como él? ¿Y por qué mierda tenía que cruzarse en su camino? ¿Por qué no podía dejarlo morir?

No entendía nada, había perdido la percepción del mundo, su propia realidad. Estaba perdido.

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TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora