La pesadilla

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Recordé que mi cuerpo se elevaba y me metían en un sitio cálido, creo que pudo ser un auto, pero no puedo confirmarte. Me pregunte si reconocía esa sensación de estar despertando pero que aún los ojos están cerrados.

Así me sentí, solo que el dolor de cabeza y las náuseas eran muy altas, es como cuando me levantaba de una noche de fiesta en la que bebí toda la noche, pero estaba segura yo no había bebido. Me preguntaba ¿Qué me había pasado? ¿Fue un sueño? ¿Ya estoy en mi casa? ¿Por qué no puedo moverme?

Quise abrir mis ojos, pero la luz era muy fuerte, fue poco lo que pude ver, pero de lo que estaba segura es que había muchas personas en ese sitio conmigo. Cuando por fin pude deslumbrar un poco lo que estaba sucediendo y donde estaba mi corazón se detuvo y dio un vuelco.

¿Quiénes eran estas personas? Recuerdo que miré hacia abajo y vi que estaba amarrada con cinta azul en una silla, mi cuerpo sobre el espaldar, mis manos en las barandas y mis tobillos en los pies de la silla, en ese momento entré en pánico y uno cree saber que lo único que puedes hacer es gritar, sin embargo, el sonido no salió de mi boca, porque también estaba tapada con cinta.

- Vaya, vaya, ya despertó.

Me dijo uno de los hombres parados frente a mí, era alto, blanco y con buen porte, usaba una camisa negra y tenía muchas perforaciones en las orejas.

Supe que mi cara debió mostrar pánico porque en ese momento todos se empezaron a reír como si estuvieran en una película de comedia. Mi respiración se hizo cada vez más profunda mientras el miedo se apoderaba de mí.

- ¿Sabes por qué estás aquí Victoria? . Dijo nuevamente.

Me quedé quieta, no moví ni un músculo. Estoy segura que él supuso que no tenía ni idea.

- Resulta que tenemos un amigo en común. ¿Jamie, lo recuerdas? Él nos debe algo y tú eres la persona más importante para él, entonces haremos un pequeño trueque de información. Dijo el hombre mientras me quitaba la cinta de la boca.

Quitar la cinta ardió tanto que mis ojos se humedecieron un poco, alcancé a toser pues tenía la garganta reseca, no sabía hace cuando había estado allí. Recordé que me quedé pensando en lo que este hombre me acababa decir así que me reí fuertemente con incredulidad.

- Creo que perdiste el tiempo, yo definitivamente no soy la persona más importante para Jamie. Dije.

- ¿Ah no? Especuló el hombre.

- Debe existir por ahí otra persona que sea más importante que yo.

- Pues que raro porque yo tengo entendido otra cosa.

- Te dijeron mal, yo no hablo con Jamie hace más de seis meses, incluso no nos hemos visto en mucho tiempo, tienes a la persona equivocada. Recalque.

- Bueno, te cuento que cuando él sale a beber lo único que se la pasa haciendo es hablar de ti, de lo perfecta que eres y te presume hasta a los desconocidos.

La verdad esas últimas palabras hicieron eco en mi cabeza en ese momento, ¿Será cierto? Pensé. Nunca vi a Jamie como algo más que un amigo, tanto él como yo dejamos que la relación solo seria "física" entonces no puedo imaginármelo a él diciéndole esas cosas a sus amigos.

- Victoria. No pienses tanto, te lo probaré. Dijo el hombre llamando mi atención. Vamos a ver quién tiene la razón. Empecemos. Le dijo a otro hombre que llegó con un celular.

No tenía idea de qué está sucediendo.

- Vamos a hacer lo siguiente, vamos a comprobar si tú eres la persona más importante para Jamie. Es muy simple, solo debes mirar el celular. Me señaló al hombre que acababa de pararse frente a mí y puso el celular cerca de mi rostro.

- No entiendo. Dije muy suave.

- Solo no dejes de mirar el celular. Recalcó el hombre.

Justo ahí giré mi rostro para mirar el celular y se podía ver que se estaba conectando una videollamada. Yo ya me imaginaba que iba a suceder.

- Hola Jamie, ¿cómo estás? Mira a quién tenemos aquí. Dijo el hombre sin esperar que la otra persona respondiera, al mismo tiempo me agarro muy fuerte de la barbilla y me movió de derecha a izquierda varias veces como para confirmar que yo era muy real.

- ¿Qué demonios estás haciendo? Gritó Jamie por medio de la video llamada.

- Pues verás, estaba hablando con Victoria y me dijo que ella no era tu personita especial. Dijo en tono burlesco. Por eso te llamo para ver qué opinas tú. Continuó.

- SUÉLTALA AHORA MISMO. Jamie seguía gritando histérico por el celular.

- Entiendo todo ahora, ¿si ves Vicky ? Te dije que si eras.

Todavía estaba muy confundida por la irrealidad de lo que estaba viviendo en ese momento, me giré a ver al hombre que se reía, cuando se percató que lo estaba mirando, escuché un golpe seco, y todo quedo en silencio como un túnel, él me lanzó una cachetada tan fuerte que mantuve mis ojos cerrados por un momento para volver en mi de nuevo.

- ¡TE DIJE QUE SOLO MIRARÁS EL CELULAR! Me gritó.

La verdad no lo recordaba, mi corazón seguía en pánico, sabía que no saldría viva de ahí.

- ¡DÉJALA BASTARDO! Gritaba Jamie por el celular.

El hombre acercó a su rostro al mío y me miró a los ojos, me susurró suavemente.

- Solo tienes que mirar el celular corazón.

Mientras al mismo tiempo me agarraba de las mejillas, una aún muy roja sensible por el golpe.

Volvió a mover cabeza en la cámara para mostrarle a Jamie lo que había hecho. Sin embargo, en unos segundos se detuvo y me soltó bruscamente, en ese momento miré el celular y pude ver a Jamie con su rostro envuelto en ira, gritando algo que no pude entender.

Mi respiración aún más entre cortada se hacía más evidente. El silencio del momento me hizo pensar que ya había acabado, pero no fue así. Decidí mirar de nuevo al hombre, solo para encontrarme con el viéndome una mirada profunda, vacía y una sonrisa de oreja a oreja bastante perturbadora.

- Vamos a divertirnos. Dijo

Justo ahí sentí nuevamente un golpe en mi rostro, pero este era mucho mayor al anterior, sentí mi boca el extraño sabor a hierro de la sangre. Luego otro golpe más y sentía como me ardía todo el rostro como fuego.

Nuevamente otro golpe más esta vez podía ver la roja y tibia sangre escurrir de mi frente hacia mis ojos. Ya al quinto golpe el sonido del pitido en mis oídos era gran parte de lo que podía escuchar. Al final se detuvo.

- Corta la video llamada. Dijo el hombre.

Yo me quedé con la cabeza abajo, con el olor a sangre inundando mi nariz y preguntándome ¿Qué es lo que había hecho para estar en esa situación?

Hubo una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora