La complicidad

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Debo admitir que esa noche pude dormir exquisitamente, todo el placer hizo que mi cuerpo se relajara y que yo pudiera dormir como una bebé. Sin embargo, hubiese sido mejor si pudiera llegar al orgasmo. A la mañana siguiente Nick me levantó.

- Señorita Victoria, levántese por favor. Me dijo mientras movió suavemente mi hombro.

Con los ojos entre abiertos y parpadeando varías veces para aclarar mi vista, asentí.

- Por favor vaya al baño y aséese, mientras el equipo entra a organizar la habitación.

Recordé los terribles arrebatos de Alex el día de ayer mientras miraba gran parte del daño que había en el suelo. Me paré suavemente y me dirigí al baño.

- Gracias Nick. Dije suavemente.

Cerré la gran puerta y me quedé un rato mirando a la nada perdida en el tiempo y en mis pensamientos, antes de reaccionar y seguir las indicaciones. Tomé el bolso que me habían dado y saqué el cepillo de diente, procedí a limpiar mi boca como de costumbre, sentía que me hacía mucha falta. Mirándome al espejo noté que aun mi cabello seguía como me había peinado Alex, me encontré sonriendo nuevamente al espejo, ¿Qué demonios estaba pensando? Dejé mi cabello suelto.

Miré con más detenimiento y pude ver todo mi cuello lleno de moretones, marcas de dedos y mordidas de la noche anterior, pasé mis dedos por cada marca, cada una más roja o más profunda que la anterior, alcancé a bajar un poco mi camisa hacía el pecho solo para descubrir más marcas en mis senos, caderas y piernas, suspiré.

En donde estaba podía escuchar como recogían cosas afuera del baño, quería pensar que eso no es habitual en este lugar, que a la "Familia" le den arrebatos de romper todo y a los empleados les toque arreglar eso después, debía ser muy agotador.

Busqué las toallas húmedas que antes había visto en el bolso y las saqué, también encontré nuevamente los anillos saqué uno y lo miré de cerca. Es muy lindo, pensé, también se veía muy costoso, tenía algunas decoraciones con piedras preciosas, aunque la verdad es que no se mucho del tema. Lo guardé nuevamente y me concentré en limpiar mi rostro con las toallas húmedas.

Me dirigí a la ducha para limpiarme, quité mi ropa y entré, el agua estaba tibia, muy rica al tacto y lo suficientemente relajante para hacerme cerrar los ojos. Pasé mis manos por mi cuerpo haciendo espuma con el gel que previamente había tomado, limpiando cada toque que me había dado ayer Alex, sin éxito alguno, sin embargo, tampoco me molestaba la situación. Pensé en tocarme recordando la experiencia del día anterior, pero pensando que lo mejor era dejar las cosas así.

Salí de la ducha, me sequé y cuando me vestía nuevamente, escuché dos toques sobre la puerta. TOC, TOC.

- Señorita Victoria, ya terminamos, puede salir. Habló fuerte Nick a través de la puerta.

- Está bien, gracias.

Terminé de vestirme y aproveché de dejar todo en orden por si acaso, no quería que nada quedara fuera de su lugar. Salí del baño y por el pasillo pude ver una nueva estantería remplazando la anterior, wow que rápidos, me fui caminado hasta llegar a la estantería y pasé mi mano encima para realmente verificar que si estaba ahí.

- ¿Te gusta? Preguntó Alex

- DIOSSSS. Grité por el susto y por la sorpresa, no me imaginé que Alex estaba ahí, pensé que estaba sola. - Me asustaste. Dije volteando a verlo.

Alex estaba acostado en la cama, con las piernas cruzadas y los brazos sobre su cabeza.

- ¿Quieres que me dé un infarto?, ¿Qué haces aquí? Pregunté casi gritando.

- Este lugar es mío, puedo ir donde yo quiera.
Él estaba con una camisa a medio brazo negra matte y un jean, hoy no traía collar.

- Lo siento. Dije arrepentida, él tenía razón, él puede estar donde quiera.

- Te preguntarás por qué estaba enojado el día de ayer...

- No realmente. Interrumpí sentándome en la cama.

- Pues verás. Alex se levantó y trajo un plato de comida, se sentó al lado mío y me ofreció una cucharada.

La recibí como si tratase de una cotidianidad. Si me había acostumbrado a esto, lo normalicé comer con Alex o ser alimentada por él.

- La llamada que recibí ayer fue de mi contacto, él me informó sobre el paradero de Jamie y la chica, por lo que todo mi equipo fue a buscarlo. Dijo dándome otra cucharada.

- Mhjum. Murmuré saboreando la comida y poniendo atención a sus palabras.

- Cuando llegamos, tu novio Jamie había preparado una trampa, alguien le avisó que estábamos en camino, por lo que lograron escapar a pocos minutos de nuestra llegada. Los tuvimos casi en las manos.

- No es mi novio, pero...¿Solo por eso destruiste el cuarto? Pregunté sin malicia.

- Tu no sabes lo importante que es ella en esta situación. Dijo subiendo el tono la voz.
No quería admitir, pero esas palabras me hicieron sentir celos, mi mirada y mi lenguaje corporal cambiaron.

- Come. Dijo estirando su mano con otra cucharada llena.

- Ya no quiero, gracias. Me levanté dándole la vuelta la cama para acostarme al otro lado.
Alex dejó el plato a un lado y se acostó a mi lado, como yo estaba de espaldas a su cuerpo, me volteó con fuerza para quedar frente a él a unos pocos centímetros de su boca.

- ¿Estás celosa? Dijo con su característica sonrisa.

- NO. Suéltame. Empecé a forcejearle, obviamente en vano, él era mucho más fuerte.

- No estés celosa, tu eres totalmente mía. Susurró en mi oído.

Esa voz y esas palabras hicieron que mi estomago sintiera ese vacío indescriptible, me quedé quieta mientras apoyaba mi rostro en su pecho, cerré los ojos sintiendo sus grandes brazos a mi alrededor.

Hubo una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora