El juego

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No sé cómo hizo Alex para poder dominarme con una mirada. Después de unos segundos de sostenerme el cuello lo soltó y se incorporó sin bajarse de mí. Respiré una bocanada de aire, como si fuera la primera vez que lo hacía. Alex no me quitó ni un momento los ojos de encima, con la boca entre abierta se pasó las manos por su cabello.

- Con que "si tienes que hacerlo, hazlo.". Dijo repitiendo mis palabras de hace un rato.
Me quedé quieta con las manos en mi pecho.

- Pues hagámoslo, me desquitaré contigo. Dijo sonriendo tan macabramente que mi mandíbula se tensó.

Alex se agachó de nuevo sobre mí, pero esta vez recorrió mi cuello con su boca, me sorprendió mucho esto, no es nada lo que esperaba. Podía sentir la forma en que su boca y lengua dibujaban mi cuello, creando una gran sensibilidad que se empezaba notar en mi sexo.

Alex siguió besando y mordiendo mi cuello desesperadamente, podía sentir su lengua jugueteando con cada centímetro de piel, su boca chupando cada lugar, sentí su saliva recorriendo esta zona y su respiración agitada que se estaba igualando con la mía.

Me entregué completamente a la situación, cerrando los ojos y dándole mejor acceso a mi cuello. Alex seguía hundido en mi cuello, mi respiración se volvió agitada y mi cuerpo empezaba a moverse inconscientemente por la excitación.

Su boca empezó a bajar, mientras rápidamente me desabotonaba la blusa para dejar mi pecho completamente a su merced, empecé a gemir tímidamente, alcé mi rostro para ver a este hombre sobre mí, a este punto mi razonamiento se fue a la basura, solo era presa de las miles de sensaciones de placer que este hombre me ocasionaba.

- Alex. Murmuré

Él levantó su rostro y me miró con cara de placer, sus ojos lujuriosos y su boca jadeante entre abierta, se mordió los labios para mí. Agarró mis manos a cada lado de mi cabeza y las bloqueó para que no pudiera moverme. Bajó a mis senos que ya estaban muy duros por esos besos, Alex pasó la lengua por mi pezón haciendo que me estremeciera y gimiera profundamente. Mi cuerpo se movía por el placer mientras él jugueteaba con mi pezón en la boca, pasando la lengua de arriba abajo y en círculos, dejando la humedad de su saliva encima mío.

Siguió jugueteando con mi otro seno, pero estaba vez lo metió completamente en su boca y así con la boca cerrada movía la lengua rápidamente para estimularme. Mi cuerpo estaba tan caliente que sentí que iba a explotar.

Alex continúo mordiendo aquí y allá, chupando cada sitio escondido que encontró, mientras seguía bajando por mi ombligo y cadera, levante mi cabeza para verlo como se pasaba la lengua por los labios, que vista tan gloriosa fue esa.
Llegó a mi cadera y me besó por toda la zona haciendo que me retorciera de placer, sus manos me sujetaban por todo lado de forma firme, mientras seguía mordiéndome con fiereza mi cuerpo.

A este punto mis gemidos junto a los de él eran rítmicos, ambos estábamos disfrutando del toque. Alex soltó mis manos mientras bajaba aun más, su cabeza quedó cerca a mis piernas y mis manos se dirigieron a enredarse entre sus perfectos cabellos negros.

Alex hábilmente me quitó el short mientras me miraba con lujuria y esa sonrisa de lado que ya lo caracterizaba. Pasó sus manos por mis piernas ligeramente abiertas listas para recibirlo. Él alzó mis piernas y empezó a besarme desde los dedos usando su lengua, causándome fuertes movimientos en mi cuerpo. Bajó lentamente con mis piernas haciendo sonidos de placer, llegando a mi pelvis. Recordé la experiencia de la tina, lo que me hizo calentarme aún más.

Mi excitación estaba a tal punto que mi humedad se escurría por mi trasero a la cama, Alex dándose cuenta de eso se río.

- Make my day.

Alex puso su boca en mi sexo, disfrutando todos mis fluidos y comiéndome entera de arriba a abajo, su lengua hábil pasaba recorriendo todos mis labios y se concentró en mi clítoris haciendo una ligera presión que me hizo tomar su cabello y empujarlo más hacia mí. La habitación era un coro de gemidos y sexo.

Alex se levantó y me ayudó a alzar un poco más mi cadera para quedar totalmente expuesta él. Aprovechó para introducir sus dedos en mí haciendo que mi placer subiera aún más, ¿Qué eran todas esas sensaciones que estaba sintiendo?, nunca había sentido tanto deseo por alguien, por su boca, por su cuerpo, por sus toques.

Él siguió jugando con sus dedos en mi interior mientras se deleitaba con mis caras de placer, podía verlo todo en primera plana, una vista de cómo estaba disfrutando todo lo que él me estaba haciendo. Sacó sus dedos de mi totalmente húmedos y los metió en su boca, prendiéndome aún más ¿Eso era posible?
Su lenguaje corporal cambio, acomodándose para permitirle jugar con sus dedos enfrente mío, aumentó su velocidad tocando mi punto G haciendo que me levantara para sentarme y sentir de cerca su respiración, nuestras bocas están tan cerca que nuestros alientos se combinaron mientras yo gemía profundamente, él seguía riendo.

- ¿Te gusta Victoria? Preguntó aumentando la velocidad de sus manos.

Con dificultad podía tener los ojos abiertos. Pero mirando a los ojos y con la boca entreabierta alcance a decir.

- Me encanta.

- ¿Sí? Preguntó pícaramente Alex.

- Siiiii. Dije entrecortadamente entre respiraciones y gemidos.

- Gime para mí, no te resistas. Me dijo al oído.

- Por favor te necesito dentro de mí. Dije mientras mi cuerpo temblaba.

- Dime cuando te vayas a venir.

- Estoy muy cerca, por favor. Dije cerrando los ojos.

Alex se retiró de mí, abrí los ojos para ver que tenía sus dedos en la boca.

- Delicioso, muy dulce. Dijo.

Me apené un poco mientras él me miraba desde arriba.

- Hoy no vas a terminar, ese es tu castigo por romper nuevamente la tercera regla. No me hiciste caso cuando te dije que te quedaras quiera, e insiste en curar mi herida.

No podía creer lo que escuchaba, ¿De verdad este es mi castigo? ¿Cómo tanto placer podría ser un castigo? Mande mi mano a mi clítoris, aun mi cuerpo me pedía terminar, él cogió mi mano y me dijo.

- No terminarás hoy, no puedes hacerlo tu misma, y esta vez vas a obedecer.

Alex se paró y se dirigió a la puerta, giró la cabeza y me dijo.

- Vístete, ya va a venir el guardaespaldas que te va a cuidar esta noche, no quiero que te vea así.

Luego salió riéndose. Mi respiración agitada seguía, todo lo que hizo este hombre me desconcierta. ¿Cómo me va a dejar así? Pensé.

La puerta se abrió y entró el nuevo guardaespaldas para hacerse en la puerta, no tuve más que vestirme rápidamente y quedarme con las ganas.

Esto si es un castigo, pensé.

Me levanté para buscar el bolso que me había traído Nick en la mañana y junto a el ví los anillos que le había quitado a Alex hacía un rato, sin pensarlo dos veces los guardé en el bolso y me acosté en la cama para pasar una noche más en cautiverio.

Hubo una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora