Mi cuerpo seguía unido al de Alex en un profundo abrazo, sin embargo, él se las ingenio para llevarme cargada a la ducha, al llegar, entramos y cerró la delicada puerta de madera, me bajó delicadamente y fue caminando lentamente hacía mí hasta acorralarme sobre la pared, abrió la regadera y el agua cayó directamente sobre nuestros cuerpos.Nuestras miradas no se separaban, Alex usaba el agua para mojar mi cabello y humedecer mi rostro sudado, mis manos jugueteaban en su pecho y abdomen muy bien marcado. No teníamos que decir nada porque la complicidad era evidente en nuestras miradas, sin embargo, esta vez no era tensión sexual lo que notaba, era más bien como preocupación y cuidado, como el cariño que se tienen dos personas que se aman, eso quería creer en ese momento, ya me había entregado completamente, en cuerpo y alma a Alex, me había entregado a mi captor.
Alex continuó en su proceso de limpieza, asegurándose que en mi cuerpo no quedara ni una gota de su semen, esparció por mi cuerpo un gel limpiador con un aroma a menta que generó mucha espuma, tanto que su cuerpo también se cubrió de ella, aproveché para frotarla en su cuerpo.
- Déjame ayudarte. Susurré mientras tocaba su cuerpo en forma circular.
Él reaccionó con un ligero saltito, tal vez no estaba acostumbrado a este tipo de toques, tal vez nunca había tenido una persona que lo cuidara y se preocupara por él, por eso reaccionó así en la ocasión que intente curar su herida.
Salimos de la ducha dejando todo el suelo mojado a su paso, Alex saltó ágilmente por las toallas y se envolvió una en la cadera, con la otra toalla me envolvió a mi y me llevó nuevamente al cuarto, nos sentamos cerca en la cama mientras él secaba mi cuerpo del exceso de agua.
- Si pudiera dejar este mundo y dedicar mi vida a esto sería mucho más feliz. Dijo con voz melancólica.
Como estaba de espaldas a él no pude observar su reacción.
- ¿No puedes dejarlo? Pregunté con intriga.
- No, ahora soy responsable de muchas personas, desde que mi padre murió yo me he encargado del negocio, muchas personas confían en mí pues la visión que tiene mi hermano es demasiado rudimentaria por lo que nos trae mas problemas que soluciones. Además, justo ahora están pasando muchas cosas, es difícil saber en quién confiar, muchas personas te pueden traicionar y no te das cuenta hasta que es demasiado tarde.
- Yo no te traicionaría. Dije de forma juguetona, como una broma.
Eso le causó gracia porque pude escuchar una ligera risa.
- ¿Dónde esta el bolso con tus cosas? Necesito un peine para recogerte el cabello.
Me estiré para alcanzarlo en la mesa noche, saqué el peine y se lo entregué, él empezó a cepillar mi cabello con gracia, realmente era muy relajante. Con el bolso abierto saque los anillos y se los mostré por encima de mi hombro.
- Mira. Dije como niña chiquita.
- Con que tu los tenías, no recordaba donde los había dejado. Dijo Alex.
Él estiro la mano para recibirlos, pero rápidamente los quité de su alcance y los bajé a esconderlos entre mis piernas.
- ¿Puedo quedármelos? Pregunté rápidamente.
Paró de peinarme y el silencio reino en el cuarto.- O no... Dije un poco incomoda.
- Esta bien, puedes quedártelos. Dijo al ver que me sentí incomoda.
Me giré rápidamente con una grande sonrisa en mi rostro, agradeciéndole por ese amable gesto que, aunque fuera pequeño regocijaba mi estadía.
- ¿Me los pones? Dije estirando mi mano hacía él.
Sé que tal vez fue mucho, pero en mi situación tenia que aprovechar, era todo o nada. Alex los recibió y puso cada anillo delicadamente en mis dedos justo en la misma posición que estaban el día que se los quité.
- Cuídalos por mí. Son muy especiales. Me hizo énfasis.
Asentí con mucho orgullo.
- Uno de esos anillos fue unos de los regalos que me hizo mi padre, él nunca fue bueno conmigo, pero aun, así como hijo trato de hacer todo lo posible por que este orgulloso de mi. Dijo Alex con nostalgia en su voz.
- Lo cuidaré muy bien. Dije.
- Esta noche debo hacer un viaje corto, pero regresaré en dos días, ya le avisé a Nick que trajera unas cosas para ti, para que no te aburras en este día que no puedo venir a verte.
- ¿Negocios de la mafia? Pregunté con sarcasmo.
- Problemas que tu noviecito Jamie crea y tengo que ir a resolver. Dijo devolviendo el sarcasmo.
- ¡Que no es mi novio!
Él se rio un poco, se levantó y salió del cuarto diciendo.
- Behave yourself!
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Hubo una vez
Teen FictionVictoria es una joven común, lastimosamente no sabe escoger sus amistades, un viejo amigo obsesionado con ella la pone en aprietos y queda en la mitad de una disputa de la mafia. Acompáñame en esta historia de secuestro, traición, sexo y síndrome de...