El castigo

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Abrí mis ojos, ¿Escuché mal? Me pregunté a mi misma.

- Vamos, ropa afuera que te voy a bañar.

- Peeeroo, yo puedo bañarme sola, no te preocupes, yo lo hago.

- Ropa afuera.

- Enserio, yo puedo sola.

Él vio mi cara de susto, suspiró fuertemente y se paró. Caminó hacia mi de forma lenta, encorvado para tener su rostro frente al mío, ya que él era considerablemente más alto que yo.

- ¿Qué dijiste? Repíteme por favor. Dijo.

- Que yo puedo sola. Susurré bajando la mirada.

No me moví. Él siguió en la misma posición caminado hacia la estantería atrás mío, sacó una mano y tumbó un gran cuadro, quebrándolo en pedazos justo a unos pasos de donde me encontraba. El sonido me hizo saltar y gritar al mismo tiempo, estaba aterrada. Mi corazón a mil y mi cuerpo temblaba como si su vida dependiera de ello.

Él se acercó por detrás mío y puso su cabeza en mi hombro.

- ¿Recuerdas la regla 1? Debes obedecer cada palabra que yo diga, sin poner, pero.

Él se dispuso a acomodar unos cuantos cabellos que quedaron por fuera de mi peinado, aún desde atrás mío.

- Acabas de negarte a una orden mía. Y me dijiste, pero, aunque te di la oportunidad de responder bien, no puedo hacer nada más que castigarte. You understand?

Quedé en silencio, la palabra castigo me hizo recordar mi estadía con Andrey, no quiero volver a eso, no lo soportaría. Mi cuerpo seguía temblando y mis lágrimas empezaron a salir, trato de moverme. Alex puso una mano sobre mi hombro, aún seguía con su cabeza sobre el hombro opuesto, tan cerca que pude sentir nuevamente el calor de su respiración. Poco a poco fue apretando la mano y la fue subiendo hacia mi cuello. Hizo un fuerte suspiro que logró que cerrara mis ojos.

En un descuido aprovechó de limpiarme las lagrimas con su lengua, me sorprendió sentir su ser caliente tan cerca mío, tan cerca de mi boca. Mi cuerpo tembló y aunque realmente hice el esfuerzo por parar, el siguió temblando a cada toque, como si me estuviera muriendo de frio, aunque tenía un cuerpo muy caliente rodeándome.

Alex se hizo detrás de mí, quitando su cabeza.

- Don't move. Me dijo al oído.

Hice caso. Él aprovechó para girar y quedar delante de mí. Con sus manos ágiles aprovechó de quitarme los botones de la blusa, cuando los retiró todos, dió una mirada de contemplación a mi cuerpo y lentamente, muy lentamente retiró mi blusa con cuidado, primero por mis hombros y luego por mis brazos, para al fin dejarla caer al suelo.

Alex puso sus manos en mis hombros y lentamente fue bajando siguiendo mi figura hasta llegar al bralette. Se acercó lo suficiente para que él pudiera sentir mi pecho en su cuerpo y yo pudiera enterrar mi rostro en su pecho. Su aroma me embriagó. En esa posición aprovechó para soltar mi bralette y cuando se fue retirando de mi cuerpo se llevó consigo la única prenda que me queda en mi parte superior, instintivamente subí mis brazos para taparme.

- Te dije que no te movieras. Dijo mientras me bajaba ambas manos a los lados de mi cuerpo.

Alex se puso de rodillas con una pierna doblada y la otra en el suelo. Llevó sus manos a mi pantalón y soltó los botones. Puso sus manos en mis caderas y bajó delicadamente el pantalón. Como era suelto no tuvo que hacer mucho esfuerzo.

- Levanta los pies. Dijo. Me aseguré de cumplir con su orden.

Quedé en mi braga color blanco, sentimientos totalmente expuestos y muy asustada. Él seguía mirándome desde abajo. Se acercó más a mi pelvis y puso sus manos sobre la braga que fue bajando lentamente, sin antes cínicamente mirarme el rostro para ver que reacción tenía mientras me dejaba completamente desnuda.
Subió lentamente sin tocarme, solo mirándome el rostro y con una pequeña sonrisa en su rostro.

Mi cuerpo se estremeció aún más, tal vez el aire acondicionado me hizo temblar de esta manera o simplemente el hecho de estar desnuda frente a una criatura como Alex.

- Como es tu primer castigo, seré amable. Serán 3 azotes solamente. Pero tu debes decirme donde van a estar. ¿Rostro, trasero o piernas? It's up to you.

Mi corazón no podía ir más duro, no sabía que decir.

- ¿Mhh? ¿No me dirás?

Bajé la cabeza más profundo.

- ¿No? Bueno, yo escogeré por ti. Como son tres azotes y son tres partes del cuerpo, será una en cada una.

Alex acercó su rostro al mío.

- Debes contar cada azote, si no se repite. ¿listo?
Lo miré como pidiendo perdón, a ver si se arrepentía de esa decisión. Alex, se hizo detrás mío, quería huir, pero no tenía donde.

- ¿Dime por qué te estoy castigando pequeña Victoria?

- Porque no seguí la regla número uno, no hice caso a lo que me pediste. Dije en voz muy baja.

- Listo, empecemos con tu castigo.

Alex me llevó hacia un lado de la cama, teniendo cuidado de no pisar los vidrios del cuadro roto. Puso mis manos sobre la cama, dejándome en una posición muy expuesta, mis piernas me temblaban sin saber qué va a pasar.
PLAP!. Siento el primer golpe en mi muslo derecho, estoy segura que fue con su mano. Mis pies se desmoronaron dejándome el piso, el ardor llegó muy profundo como la primera ola de tsunami que llega a destruir todo a su paso y solo pude poner mi mano encima para amortiguar el dolor. Gemí en silencio mientras seguía llorando en abundancia.

- Cuenta.

- Uno.

Este hombre me sujetó de la cadera y me hizo ponerme en la misma posición en la que empezamos el castigo, bruscamente me quita la mano de la pierna y la pone sobre la cama. PLAP! El segundo golpe fue justo en el trasero, me ardió aún más, este golpe activó todas las terminaciones nerviosas de mi columna haciendo que gritara del dolor, los golpes son con todo el objetivo de lastimar, de castigar, de humillar. Caí de rodillas en el suelo, con mis manos en mi rostro.

- Dos. Dije llorando. - Por favor no más.

- Shh, uno más.

Estuve de rodillas en el suelo con mi rostro bañado en lágrimas, mi cabello de alrededor de mi frente estaba húmedo del sudor, el aire está muy frio, pero aun así estaba sudando como si hubiese corrido una maratón. Alex me acomodó de rodillas frente a él. Mi rostro daba a su entrepierna y yo ya no podía respirar bien de llorar, puse mis manos en forma de plegaria para pedirle que no siguiera.

- Por favor...

Miré sus ojos una vez más. Él me quitó delicadamente mis gafas y las puso en su cabeza, como si fueran suyas. Alex, sostuvo mi barbilla con su mano, mirándome desde arriba como un cazador imponente a punto de matar a su presa.

PLAP! El tercer golpe dio justo en mi mejilla, sentí que caía completamente, pero Alex me alcanzó a sostener para no irme hasta el suelo. Mi rostro ya estaba adolorido por los golpes de ayer y hoy tenía que recibir uno más, no sé cómo aguanté. Alex se sentó conmigo en el suelo. sostuvo mi rostro con las dos manos, limpió mis lágrimas, acercó su rostro para darme un beso justo donde me dio la cachetada hace unos segundos.

Como odiaba esto. No quería verlo más, traté de girar la mirada para evitar el contacto con él, su expresión era muy seria, me tenía el rostro bien sujeto mientras intentaba limpiar mis lágrimas que no paraban de salir, su actitud protectora después de herirme me hizo dudar con qué clase de mafioso fui a dar.

- Tres. Dije mientras él seguía aferrado a mi rostro.

Hubo una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora