La protección

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Esa noche Alex se quedó a dormir conmigo, esperó que dejara de llorar y me quedara dormida poco a poco mientras con una mano acariciaba mi cabello, dormimos acurrucados dándonos calor el uno al otro.

Cuando me levanté, Alex aún seguía durmiendo abrazado a mí. Alcé mi rostro para admirar el suyo, tenía unas perfectas facciones marcadas, sin rastro de barba en su cutis, estiré mi mano para tocar su rostro, realmente era muy suave, en ese momento mi corazón se llenó de una forma que nunca había sentido, solo sentía que ese era justo el sitio donde debía estar, más allá del contexto y la situación, a ese lugar pertenecía en ese instante, en los brazos de aquel hombre que me tenía cautiva.

Con mi toque en su rostro lo desperté

- Disculpa. Dije susurrando.

- Buenos días. Dijo. - ¿Cómo estás?

- Bien contigo aquí. Dije cerrando los ojos

La verdad es que ambos estábamos muy cómodos en la cama no queríamos pararnos.

Alex tomó su celular de la mesita de noche donde lo había puesto hace apenas unas horas y envío mensaje. En un rato tocaron la puerta, nos había traído el desayuno a la cama, esto parecía un sueño.

Comimos mientras compartíamos de nuestros platos de fruta, entre risas y coqueteos. Cuando terminamos, vino alguien y se llevó nuevamente los platos.

- Vicky ¿Sabes que debo hacer algo con respecto a lo que paso ayer? Dijo de forma seria, yo solo lo veía a los ojos.

- No puedo dejar las cosas así, todos deben tener claro como son las cosas en este lugar. Recalcó.

- Entiendo. Dije.

- ¿Tu quieres tener sexo conmigo? Preguntó poniendo su rostro encima del mío.

Sé que mi mirada era como bambi eyes, porque sabía la respuesta a esa pregunta, pero no estaba segura si era del todo correcto.

- Si. Dije tímidamente.

- Eso era todo lo que necesitaba, ya vengo. Dijo saltando de la cama.

No entendí nada en ese momento.

Al rato entró Alex con todos los guardaespaldas, al menos unos 15 incluido Nick.

- Para los que no se dieron cuenta, el día de ayer, Jeff, tomó una mala decisión desobedeciendo mi orden de no tocarla. Dijo señalándome. - ELLA ES MÍA, NADIE TIENE DERECHO A MIRARLA O TOCARLA CON OTRO TIPO DE PENSAMIENTOS, ELLA ME PERTENECE, SI LA TOCAN, SE MUEREN, THINK TWICE.

Todos hicieron una reverencia frente a sus palabras, sin embargo, él continuó.

- Por si eso no queda claro, se los voy a explicar gráficamente.

Alex se acercó a la cama con fiereza en los ojos. Quitándose la bata y quedando solo en ropa interior. Mi corazón se aceleró, y mi cuerpo reaccionó con respiraciones bastante agitadas, aunque aún no me había ni tocado. Él empezó a besarme los pies muy lentamente, iba subiendo con mucho detalle por mis piernas aprovechando sus manos para recorrer toda la piel eróticamente.

- Alex, ¿Qué ha-ha -ces? Dije con voz entrecortada por sus toques.

- Voy a cogerte aquí y ahora. Dijo con voz profunda.

Hubo una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora