El consuelo

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- Shh, lo hiciste muy bien Victoria. Dijo Alex.

Aun tengo rojo el cuerpo de los azotes que este joven me dió. ¿Por qué actuaba tan amable? Es que no entendía su actitud. Hice lo que pude para no pararme, estaba sentada en el suelo con los pies hacia un lado recogidos del dolor, mis dos brazos estirados sosteniendo mi peso hacía la parte de delante de mi cuerpo.

Las manos de Alex aun sostenían fuertemente mi rostro, enmarcando perfectamente la silueta de mi perfil con ellas. Ladee mi rostro hacía a la derecha, cerrando los ojos mientras las lágrimas seguían saliendo una detrás de otra. Él apoyó su mano firme para que yo pudiera recostar mi rostro mientras me calmaba, al cabo de unos minutos ya mi cuerpo había regulado su respiración y había dejado de llorar.

Cabe aclarar que durante todo este tiempo Alex estuvó detallando cada movimiento por más mínimo que hiciera, eso me intimidaba, su mirada pareciera que traspasa muros y puede llegar a descubrir hasta tus más oscuros secretos.

- Lo hiciste muy bien enserio. Esta experiencia solo es un recordatorio de que las reglas están para cumplirse. Cúmplelas y seré muy bueno contigo. Si no lo haces pues... It's up to you.

Mientras terminaba de decir la última frase en inglés, abrí mis ojos y levanté mi rostro, ahí en frente tenía su rostro muy cerca, su lenguaje corporal había cambiado, era más duro, mas enigmático. Tenía el ceño fruncido y los labios apretados como si evitara decir algo más.

Se levantó eclipsando toda la luz, haciendo que entre cerrara mis ojos para ver que hacía, y ahí contra todo pronostico me extendió su mano derecha. Bajé mi mirada para ver la mano. Sus palmas son anchas, parecían algo maltratadas como si en algún momento tuvo que hacer trabajos de fuerza sin embargo sus uñas estaban cortas y muy limpias. Toda la imagen hacía juego con sus 3 anillos. Dos anillos gruesos y plateados en el dedo anular y dedo gordo, y justo en el índice se veía la forma de un anillo con forma de serpiente que se aferraba a su presa envenenada. Estiré mi mano y me ayudó a parar.

- Nick. Gritó al chico atrás de la puerta. Nick entró y vió todos los vidrios rotos. - Por favor indícale a limpieza que nos ayude con la habitación.

- Sí señor Greenglide.

Todo esto ocurrió mientras aun él tenia mi mano sujeta, mientras yo estaba desnuda a un lado de él. Alex giró el rostro para encontrarse con el mío y me guío hacia el baño. Caminé sin oponer resistencia.

- Párate aquí, quieta por favor.

Él se devolvió a cerrar la gran puerta corrediza mientras yo escuchaba en el fondo que entraban unas personas a recoger y limpiar la habitación. Caminó rápidamente hacía la tina y abrió el grifo, se sentó en una orilla mientras que con el dorso de su mano verificaba la temperatura. Estiró su mano para traer unos envases, no alcanzo a ver que eran porque Alex aún tenía mis gafas en su cabeza.

Lo miré con incredulidad ¿De verdad me va a bañar?

- Esperemos que se llene. Dijo

Se levantó y aprovechó de secarse la mano con una toalla blanca que había cerca. Puso la toalla en la tina, se pasó la mano por el cabello y se acercó a mí. Puso sus manos en mis hombros y me dio una vuelta suave para que mi espalda quedará justo encajada en su pecho. En esa posición quedé directamente expuesta a uno de los espejos, instintivamente giré mi rostro para evitar la vista, Alex agarró mi rostro delicadamente para asegurarse que viera el espejo.

- So gorgeous. mira. Me señaló con su rostro el reflejo enfrente de nosotros.

Ambos nos miramos a través del reflejo, yo tapaba parte de su cuerpo con mis partes expuestas, y él desde atrás miraba mi reflejo de abajo hacia arriba mientras pasaba su dedo por mi brazo hasta mis dedos.

Ahora estaba repasando cada una de las heridas que tenia en mi cuerpo debido al momento del forcejeo y las ataduras. Pasó sus dedos por algunos morados que tenía en mi vientre, en las piernas, en las muñecas, causando cierto dolor al roce, hice una mueca de dolor.

- Victoria. Susurró en mi oído.

Me hizo cerrar los ojos y soltar un ligero suspiro, él aprovechó que bajé mi cabeza un poco para pasar su boca por la parte de atrás de mi cuello, su aliento caliente rozó contra mi piel erizando la zona, mi respiración se volvió más profunda y lenta. Él respiró mi aroma tan profundamente que pude escuchar el sonido de su nariz, continuó con un suspiro largo y finalizó plantando un beso en mi cuello.

- Ya esta listo. Dijo.

Abrí mis ojos, me giré, él me dio la mano y me guío a la tina.

Hubo una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora