Las reglas

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El guapo hombre se paró en frente mío mientras yo estaba sentada en la orilla de la cama, en este momento ya sin hambre y sin sed pude detallar mucho mejor a esta persona.

Levanté mi barbilla para poder admirarlo a contraluz, tenía esa postura intimidante, brazos a los lados, subió una mano, se acomodó el cabello y luego la puso en su bolsillo. Nuestras miradas estuvieron jugando un buen rato, ninguno quitó la mirada.

- Que interesante. Susurró él. Sacándome del sueño en el que estaba embelesada por su belleza.

No tuve más que quitar mi mirada e inconscientemente pasé una mano por mi oreja debido a la incomodidad.

- Como te dije, lo que sucedió antes no volverá a pasar. Ahora tu eres mía. Alex se agachó poniendo su rostro frente al mío, aguanté la respiración. - Totalmente mía.

Alex levantó su rostro y dio una vuelta, camino unos pasos y puso su mano en el hombro del chico.

Yo aproveché ese momento para volver a respirar, sentía como si la mirada de este hombre llamado Alex me ahogara tal cual como un rio embravecido.

- Tengo unas reglas. Dijo a lo lejos. - Son muy simples, escucha con atención. El hombre giró y empezó a caminar hacia mí como un cazador a su presa.

Él se puso enfrente de mí, se puso de cuclillas y se apoyó en mis rodillas, demasiado cerca como para sentir su perfume. Mi corazón se paró pues es la primera vez que Alex me tocaba.

- Son tres reglas. La primera regla es: Debes obedecer cada palabra que yo diga, sin poner, pero. ¿Entiendes?

Asentí con la cabeza mirando esos profundos ojos oscuros.

- ¿¡Entendiste Victoria!? Dijo con una voz más fuerte, eso y su rostro tan cerca me intimida mucho.

- Entiendo. Dije.

- Muy bien, mi segunda regla es que solo tienes permitido mirarme a los ojos cuando yo te lo indique. Dijo Alex acercándose aún más a mi rostro.

- Entendido. Dije bajando mi mirada automáticamente. Escuché una risa proveniente de sus labios.

- La última regla es la más importante, cuando yo te pregunte algo siempre debes responderme, siempre debes hacerlo con la verdad, no debes mentirme.

- Está bien. Dije con mi cara abajo.

Tenía todo el cabello en el rostro, pero de reojo pude ver que él se paraba de la posición en que estaba. Creí que no son reglas tan locas, podía manejarlo.

- Victoria ,si sigues estas reglas seré bueno contigo, pero si no lo haces habrá consecuencias.

Mi corazón dio un vuelco.

¿Consecuencias? Solo pensaba en aquel hombre que me golpeo el rostro en repetidas veces, el familiar de Alex.

- Tengo entendido que ya sabes por qué estás aquí, ¿Cierto?

Pensé en la última regla, no quería saber sus consecuencias así que tuve que ser lo más honesta posible, así no quisiera.

- Me están usando para llegar a Jamie, la verdad no sé con qué objetivo, ni por qué a mí, solo puedo asumir que soy una palanca de presión para que haga lo que ustedes piden. Dije mirando al piso. Aún no me atrevía a mirarlo.

- Chica lista, good girl. Dijo mientras palmeaba mi cabeza suavemente.

Mi corazón nuevamente se paró al sentir su toque.

- Tu buen amigo Jamie hizo un negocio con mi familia, prometió muchas cosas, pero no cumplió. Se escapó con una chica que tiene información muy valiosa para nosotros. Y no quiere decirnos donde se encuentran.

No aguanté más y levanté mi cabeza bruscamente, tenía demasiada ira y mi rostro lo reflejaba como un espejo en pleno día.

- ¿Me están haciendo esto por una mujer que Jamie está escondiendo?

- Shhh, don't worry about it, I will take care of you. Dijo Alex mientras pasaba su mano por mis mejillas limpiando las lágrimas que no sabía que estaban fluyendo de mis ojos.

Me quité de ahí y aproveché de limpiar mi rostro de las lágrimas con las dos manos. Las lágrimas salían, pero aun así no había ruidos de llanto en la habitación. Salían solas como pequeños diamantes fríos por el aire acondicionado, sin permiso, ni intención alguna.

- La mafia ha cambiado hoy en día, todavía hay personas como mi hermano Andrey, que creen que todo se resuelve a golpes. I get it, this is the mafia, pero pues existe otras maneras.

- ¿ Andrey? Pregunté

- Si, mi hermano, el que te golpeo ayer. Nuevamente lo siento por eso, hice mi mejor trabajo curándote mientras dormías.

Mi mente revoloteo como loca, pensé: ¿Esto es problemas de la mafia? ¿Este joven apuesto es un mafioso? ¿Existen todavía estas cosas en pleno 2023 en mi ciudad?

Ahora ya entendía porque el otro chico llevaba un arma, leí una vez de este mundo y es algo despiadado, ningún legado es tan rico como la honestidad.

Hubo una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora