La normalidad

96 16 0
                                    


Me encontré corriendo descalza por un largo pasillo, no veo más que luces blancas resplandecientes que vienen y se van muy rápido. Empecé a sentir mis pies húmedos y babosos, no se a que se debía, mientras más corría más percibía un olor característico de la sangre. Seguía corriendo, sin embargo, no sabía exactamente a dónde no parecía haber una salida de este sitio.

Ví muchas cosas sin sentido, cuadros de personas que tampoco había visto en mi vida, ¿Qué es eso? Gritos de agonía a mi alrededor, la ansiedad empezó a invadir cada milímetro de mi cuerpo, no podía respirar y mi cuerpo temblaba al son de los gritos a mi alrededor. Ayuda, necesitaba ayuda. Seguí corriendo y de repente mi pie no sintió el suelo, y siguió de largo en una caída sin fondo.

Me levanté de un golpe, dios, acababa de levantarme en la comodidad de la cama. ¿Era una pesadilla? Pensando asustada.

- Mierda. Dije mientras suspiraba y ponía mis manos en mi cabeza.

El corazón estaba a mil, aun no salía completamente del sueño. En ese momento supongo que todos los eventos acontecidos el día anterior me habían dejado susceptible a malos sueños.

Giré a ver a guardaespaldas, pero ya no estaba, estaba completamente sola en esa habitación fría. Me volteé en posición fetal abrazando una almohada, dando la espalda a la puerta. Pude ver en el cajón, que habían cambiado las flores del día anterior, estas flores eran blancas, extendí una mano para tocarlas, se sentía bien, suaves como cuando tocas burbujas de jabón, de esas que ves en los parque infantiles, donde el reflejo del sol hace que la burbuja tuviera dibujado un arcoíris .

Al lado del florero estaba mi ropa completamente limpia y doblada, espera, ¿también lavaron mis zapatillas? Pensé, Que vergüenza. Abracé fuerte la almohada y cerré los ojos tratándome de perderme en esa cama como si fueran las nubes blancas y espumosas en el cielo.

- Good morning, ¿Cómo dormiste Victoria?

Me giré rodando en la cama para mirar a Alex quien entraba rápidamente al cuarto con dos platos. Esta vez traía una camisa roja vino también en seda, pantalón negro y un collar plateado bastante grande, además de sus característicos anillos.

- La cama es cómoda, mucho, aunque tuve una pesadilla. Dije mientras levantaba mi cuerpo aun medio dormido.

- ¿Qué soñaste? Preguntó intrigado con su voz profunda.

- Que me secuestraban. Mentí mientras alcé la mirada para verlo a sus ojos unos segundos.

- ¿Y aparecía yo en tu sueño?

- No. Dije.

Él se río de mi seriedad. Mientras acercaba uno de los platos, era una crepe de pollo con lechuga, se veía muy bien, la verdad que no me puedo quejar de la comida, es digna de un hotel cinco estrellas, excelente aroma, muy bien presentada.

- Yo lo hice, comételo todo.

Estoy sorprendida, mafioso y buen cocinero, vaya vaya, me intriga bastante, me dije para mí misma. También me parece extraño que esta vez no quiera darme la comida como ayer.

- ¿Ni un cubierto hay? Dije mirando el plato.

- No es una buena idea. Murmulló con una leve sonrisa ladeada.

- ¿No me darás la comida hoy? Pregunté mientras agarré un pedazo de la crepe.

- No, hoy quiero desayunar contigo. Dijo mientras me enseñaba su plato.

Eso, aunque no quería aceptarlo, estaba moviendo algo en mi corazón. Seguimos comiendo juntos, uno al lado de otro sin mediar palabra alguna. Sentía que estaba en una charla con un viejo amigo. Compartiendo momentos íntimos y buena comida.

Sin pensarlo de más esto se volvió rutina, su rostro, su aroma, su presencia, su ser dominante. ¿Me acostumbré a ello? No puede ser.

- Podría acostumbrarme a esto. Dijo como si leyera mi mente.

¿Será que podía hacerlo? Pensé.

Alex recibió una llamada telefónica, él vio la pantalla del celular y salió rápidamente del cuarto sin mediar palabra. Aproveché de terminar de comer mi crepe cuando Nick entro en el cuarto.

- El señor Greenglide tuvo que salir por una emergencia, pero me pidió que te entregará esto. Dijo pasándome un pequeño bolsito.

Mi corazón se aceleró, recibí el bolso, y Nick hizo una pequeña reverencia con la cabeza para salir rápidamente. Lo abrí muy intrigada y su contenido solo me hizo tener un enredo de sentimientos.

Un cepillo de dientes, crema dental, hilo dental, toallas de limpieza, pomada para moretones, pomada mentolada para dios sabe que, todo un neceser con productos de buena marca. Me sentí agradecida y conmovida por el detalle, pero también me sentí asustada y nerviosa porque eso solo confirmaba que iba a estar mucho tiempo en este lugar.

Fui al baño y me aseé correctamente, mientras miraba cada vez más los detalles de la habitación. Luego fui a la cama, realmente no tenía mucho por hacer, así que me recosté en la cama y me quedé dormida, gracias al destino que pude descansar lo que no había dormido esa noche por las malditas pesadillas.

Nuevamente el pensamiento intrusivo llegó, ¿Dónde estaría Alex?

Hubo una vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora