Mi cuerpo estaba muy frio y no podía moverme, mi cabeza estaba que explotaba mientras mi cerebro empezaba a recopilar y armar como un rompecabezas sobre lo que había pasado.
Me pregunté ¿Nuevamente es sueño? ¿Dónde estaba? ¿Saldría viva de acá?Abrí mis ojos y me encontré en una habitación diferente. Estaba sobre una cama doble en la mitad de la habitación, no tenía respaldo, ni está pegada a una pared, la cama tenía sábanas blancas y frondosas almohadas, el frio era a causa del aire acondicionado, aunque no tenía mis gafas podia ver que estaba a su máxima temperatura para enfriar.
Miré hacia a la izquierda y ví un pequeño cajón con un jarrón de flores, - ¡Que extraño! -pensé. Mire hacia la derecha y ví un amplio pasillo muy limpio, otro cajón y una repisa con un televisor, al fondo una gran puerta negra. ¿Dónde carajos estaba?
Traté de pararme, pero estaba atada a la cama, esta vez con soga color dorado, pude alcanzar a ver unos nudos bien hechos en mis muñecas. Me asusté porque supe que no tenía oportunidad de escapar. ¿Qué querían estas personas? Esa era la pregunta que pasaba por mi mente.
Estuve un buen tiempo ahí, me dolía mucho el cuerpo por estar en la misma posición, mi brazos y pies se empezaron a dormir y generaron esa horrible comezón como miles de punzadas eléctricas que recorren tus miembros, no es para nada agradable.
Intenté gritar, pero mi garganta seguí muy seca como para intentarlo. No quería estar más allí, pensé en toda la situación hasta que me quedé dormida.
¡PLAP! Un ruido muy fuerte me levanto, mi cuerpo alerta reaccionó y trató de ponerse de pie, solo ajustando aún más las cuerdas que me ataban, me lastimé mucho y solo atiné a quejarme del dolor. Giré mi rostro hacia la pared para que no me vieran mientras escuché un par de pasos que se acercaron a la cama y luego la puerta se cerró de golpe.
- Hola. Escuche una voz profunda.
Giré mi rostro para ver a esta nueva persona y quedé impactada. Nunca lo había visto pero era un hombre muy guapo, estaba parado a unos seis pasos de la cama. Alto, cabello negro largo, ojos chinos, y un bello color de piel. Vestía una camisa negra de seda abierta hasta el pecho y un pantalón negro a juego.
Miré atrás de él y había otro hombre, un poco más joven, sin poca gracia, comparado con el primer hombre que se veía que tenía mucho poder.
- Mi nombre es Alexander Greenglide pero tú puedes llamarme Alex. Mucho gusto Victoria.
Aún seguía tratando de entender qué estaba pasando, estaba muy confundida.- Por favor Nick, desátala.
Mis ojos se abrieron grandes en ese instante, Pensaba ¿De verdad me soltaría? En ese momento estaba deseándolo mucho. El pequeño chico se acercó a mí con una agilidad impresionante debo admitir y soltó en orden mi mano derecha, pie derecho, pie izquierdo y mano izquierda. Cuando terminó guardo su cuchillo en la parte del cinturón donde pude ver también un arma saliendo de su cadera. Sentí un escalofrío ¿Me van a disparar? Pensé.
Mi mirada seguía al pequeño chico hasta que se paró detrás de joven Alex, quien no me había percatado en ese entonces, estuvo viendo todo en silencio recostado en la estantería con los brazos cruzados.
Me sentí intimidada, este hombre tenía la energía más fuerte que he visto.
Ninguno de los dos hombres dijo nada, me senté en el borde de la cama muy adolorida, por las sogas y los golpes en la cara. Aproveché para tocarme el rostro a ver su estado y pude sentir que tenía algunos vendajes en la frente y en las cejas. ¿Me curaron? Me pregunté intrigada.- Lo siento por eso, muchos de los hombres de la familia no saben manejar estas situaciones. Dijo Alex
Miles de preguntas pasaban por mi mente en ese entonces: ¿Hombres de la familia? ¿Significaba que son primos o hermanos? Pero no se parecían. El hombre guapo sonaba sincero, no pude hablar, pero pude asentir con mi cabeza suavemente.
- Eso no sucederá nuevamente, esos arrebatos infantiles, no preocupes porque tú ahora eres mía.
¿Mía? En ese momento nuestros ojos estaban fijos entre sí, no puedo explicar que era lo que sentía, pero me atraía un montón, él sonrió de forma muy dominante, lo que me hizo voltear la mirada rápidamente. Debo admitir que Alex no es mi tipo de hombre en gustos, pero si es muy guapo, comparado con una escultura, muy pulcro, dominante, bastante atractivo, cosas que no debería decir en mi situación.
- Vamos a comer, debes tener hambre. Dijo Alex mientras se acercaba a la cama.
Él chasqueo los dedos y el chico le trajo un plato, luego con una seña le hizo entender que saliera de la habitación. Ahora que Alex estaba sentado al lado mío podía sentir una presión en mi estómago, pero no estaba segura si solo era por su presencia o por el hambre al percibir el aroma de la comida que traía.
- Ven. C'mon! Dijo con su mirada penetrante.
Me acerqué y él extendió una cucharada de sopa, abrí la boca y él la metió delicadamente sobre mi lengua. No pude evitar gemir suavemente de satisfacción, primero por el hambre y segundo porque mi boca estaba muy seca. Y mágicamente como si me hubiera leído la mente, él me acerco una botella con algo para tomar. La agarré con las dos manos y la bebí toda sin respirar. Justo lo que necesitaba.
- Gracias. Dije en una voz muy suave.
Él siguió dándome la comida hasta terminar como una niña pequeña, puedo decir que con todo lo que había vivido allí esto era lo más agradable. El rostro de este hombre mirando cada detalle de como comía, como me movía o como miraba. Parecía muy atento. ¿Me pregunté qué quería decir con que ahora era suya?
- ¡ Nick! Dijo Alex, y rápidamente el chico entró en el cuarto recibió el plato y lo dejo en la estantería.
- ¿Debemos continuar señor Greenglide? Preguntó el chico a lo que Alex asintió con la cabeza.
Solo me quedé mirándolos a ambos...
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Hubo una vez
Teen FictionVictoria es una joven común, lastimosamente no sabe escoger sus amistades, un viejo amigo obsesionado con ella la pone en aprietos y queda en la mitad de una disputa de la mafia. Acompáñame en esta historia de secuestro, traición, sexo y síndrome de...