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DAMIÁN DESMOND.

· Cerca ·

Salimos de clase y caminé por el pasillo para llegar a la biblioteca.

- Su alteza Damián, ¿No irá al comedor? - Preguntó Emile.

- Haré un trabajo primero, ustedes vayan - Respondí.

- Pero señorito.. - Ewen habló.

No le presté atención y seguí con mi camino.
Entre a aquel lugar y me senté sobre uno de los sofás que se encontraban ahí.
Tome un libro sobre la pequeña mesa de centro y comenzé a leerlo.

- Hey... - Una voz femenina interrumpió.

La mire y era una chica delgada, labios rosados, ojos marrones y cabellera negra.

- ¿Qué haces? - Preguntó viendo aquel libro.

- Estoy leyendo, ¿No es obvio? - Respondí.

- Oh, ya veo.. - Dijo - Damián.. - Me llamó.

- ¿Que quieres? - Pregunté.

- ¿Te gustaría ir a.. ? - Antes de que terminara, el sonido de la puerta sonó.

Alcé mi vista a la persona y era Forger.

- Anya - Dije al verla.

Me levanté del sofá haciendo a la chica a un lado para así poder ir hacia la pelirosada.

- ¿Segundo? - Su suave voz me llamó.

Sonreí sin despegar los labios al escucharla.

- Pensé que estabas en el comedor - Dijo aquella.

- Vine a relajarme un poco, ¿Tú qué haces aquí? - Pregunté confundido.

- Quería hacer un trabajo... - Fue apagando la voz al ver a la pelinegra detrás de mi.

Mierda.

- ¿Eres Anya Forger? - Preguntó la chica.

Anya solo asintió con la cabeza.

- Mucho gusto, soy Anaís - Dijo sonriendo para luego darle la mano saludándola.

La pelirosada tomo su mano de igual forma y me miró.

- No sabía que estabas ocupado.. Lo lamento, ya no los molesto.. - Se dio la vuelta para irse pero tome su mano.

- Espera - Hablé - No estoy ocupado -

Forger me miró de nuevo, conectando nuestras miradas.
Un pequeño choque de electricidad me invadió por completo al ver ese brillo en sus grandes ojos verdes.

- Bueno.. Damián - Me llamó la pelinegra - Te estaba por invitar a salir, ¿Aceptarías mi invita...? - La interrumpí.

- Perdón, me ocuparé -

Dicho eso, recordé que aún sostenía la mano de Anya así que me dirigí al mismo sofá de hace rato y nos sentamos.
La pelinegra se había ido.

- ¿Arruine su momento? - Preguntó la chica.

- No creo que haya sido "nuestro momento" - Respondí - Me salvaste, gracias -

Pude notar como sus mejillas se tornaron a un rosa pálido.

- ¿Te puedo ayudar con tu trabajo? - Pregunté al recordar la razón por la cual la chica se encontraba en el lugar.

- No, no... - Negó unas cuantas veces - No quiero ser una molestía -

- ¿Por qué serías una? - Me incliné a su rostro - Quiero ayudarte - Me acerqué aún más quedando a pocos centímetros.

La chica solo frunció el ceño.

Pude notar su nerviosismo al igual que sus mejillas totalmente sonrojadas debido a la poca distancia que nos encontrábamos.
Aquella no decía nada, era como si sus palabras desaparecieran al instante.

- ¿Dirás algo? - La mire a los ojos.

- Estás muy cerca - Susurró.

Reí un poco y me aleje.
Me gusta hacerla sentir nerviosa, es mi pasatiempo favorito hacerla sonrojar.

Es tan satisfactorio.

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SI JUNTAMOS LAS ESTRELLAS - wwoppo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora