10.

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ANYA FORGER.

· Luke ·

Días pasaron, el y yo ni siquiera cruzábamos miradas.

Mi corazón dolía.
Mucho.
¿Así se siente cuánto te rompen el corazón?
Por qué así lo siento, roto.
Roto y hecho pedazos.
Éramos amigos, solo amigos.

— Oye.. — Becky habló — No te sientas mal, Damián es un idiota —

— ¿Por qué? De todas formas.. Tiene razón, somos amigos y.. Solo eso.. —

— ¡Pero se comporta diferente contigo! — Gritó — ¡Ese comportamiento no lo usan los amigos! —

Tenía razón.
Las acciones y actitudes que el Segundo tenía conmigo, eran lo contrario a amistad.
Parecía algo más..
O tal vez yo me hice la fácil haciendo parecer que ambos queríamos algo serio.
Cuando no era así..

— Estoy algo cansada.. Iré a descansar un poco.. — Dije.

La chica solo suspiró y asintió con la cabeza.
Salí del lugar y me dirigí a las habitaciones.
Al llegar, solo me recosté en aquella cómoda cama y cerré mis ojos.
El sonido de la puerta interrumpió mi sueño.
Me levanté y abrí la puerta.

— Hey — Saludó el pelinegro ojiazul.

— Luke — Sonreí al verlo.

— ¿Estás bien? Te veo algo.. Apagada — Preguntó.

— ¿Apagada? —

— Siempre tienes esa luz que te hace iluminar a los demás pero ahora... Estás oscura y los demás somos una sombra ante ti —

Aquello me hizo sonrojar.

— No fue el mejor día.. — Respondí.

— Ya veo.. — Habló — ¿Quieres ir al árbol? ¡Hoy esta más bonito que otras veces! — Exclamó con entusiasmo.

— ¿De verdad? — Pregunté y sonreí de lado, recargando mi cabeza en el marco de la puerta.

— Averiguarlo por ti misma — Sonrió de la misma manera.

°°°

Es cierto.
Aquel árbol de cerezo estaba más hermoso que nunca.
Sus pétalos rosados caían por una suave brisa de aire.
Un gran paisaje para mis ojos.

— Te lo dije — Habló el chico al ver mi reacción.

— ¡La vista es hermosa! —

— Tu lo eres — Me miró.

Mire al chico el cual se encontraba sonrojado.
Me sonrojé de igual forma.

Luke podía hacerme olvidar todos los problemas de alrededor.
Estar con el, era agradable.

Se acercó a mi a lo cual yo me puse nerviosa.
Se acercó más y nos unió.
Nos unió en un cálido abrazo.
Su aroma era fresco.
Si el mar y la tranquilidad fueran un olor, el lo tendría.
Por qué eso era, el mar por su frescura y la tranquilidad por la paz que brinda su compañía.

— Gracias — Susurré.

— ¿Por qué? —

— Por estar aquí —

Todos los problemas desaparecieron.
Solo éramos el y yo.

Luke y Anya.

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SI JUNTAMOS LAS ESTRELLAS - wwoppo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora