7.

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DAMIAN DESMOND.

· Reputación ·

— ¿Qué? — Balbuceó el chico.

— ¡Dije que estuve por besar a Anya! — Grité.

Aquel solo me miraba.

— ¿Te gusta Forger? — Preguntó.

...

¿Me gusta Anya?

— ¡No lo se, imbécil! — Exclamé y me recosté en mi cama tapando mi rostro con ambas manos.

— Si actúas así, es por algo. ¿No lo crees? — Preguntó sentándose a mi lado.

— Tal vez.. — Hablé — Pero mi reputación.. —

— ¡A la mierda tu puta reputación! — Gritó con enfado — Damián, siempre estás cumpliendo órdenes de los demás. ¿Cuándo cumplirás las tuyas? — Preguntó.

— ¿Olvidas a mi familia? ¡Jamás aceptarían una maldita relación mía con Anya! — Grité de igual forma.

— Eso es lo que menos importa — Dijo — ¿Cuándo tendrás tiempo para encontrar tu propia felicidad? Nunca, no la tendrás si sigues con tus actitudes de idiota —

Pensé.
Pensé y pensé, una y otra vez.

Era cierto.

No me había tomado el tiempo de tomar mis propias decisiones.
Acercarme a Anya era un riesgo enorme, sin embargo, me importa un carajo.

Ewen tenia razón, debía hacer algo.
Si quiero vivir mi propia vida, tenía que arriesgarme aunque mi familia no esté de acuerdo.

— Dile lo que sientes — Habló el chico refiriéndose a Anya.

Di un largo suspiro y hablé.

— ¿Cómo? Ni siquiera se lo que siento.. — Dije.

— Solo exprésate, es sencillo si piensas en como te hace sentir — Respondió.

¿Expresarme?

...

Al estar con ella, yo..
Siento que el tiempo se detiene.
Que el mundo está vacío y solo hay espacio para ambos.
Cuando nos acercamos.. Mi corazón late cada vez más rápido.
Hoy, en ese momento.. No pude contener tanta felicidad.
Quiero estar con ella, quiero tenerla, quiero decirle lo mucho que me importa, quiero que se sonroje al mirarme..

Quiero que me ame de la misma manera en la que lo hago yo.

— Me gusta Anya — Confesé.

Ewen solo sonrió.

— Estás enamorado — Dijo.

— ¿Enamorado? No, eso es llegar a lo extremo — Aclaré.

— Ya lo veremos —

Miro mi camisa y soltó una carcajada.

— ¿Qué sucede? — Pregunté al ver su acción.

— No pensé que tú torpeza romántica te haga ponerte la ropa al revés — Río aún más fuerte.

Lo olvide por completo.
Corrí al espejo y arreglé aquel problema.

— Cielos, que idiota eres — Dijo.

— Cierra tu maldita boca —

— ¿O qué?, ¿Me besaras? — Soltó otra carcajada.

— ¡Imbécil! — Grité y empecé a perseguirlo por toda la habitación.

...

Me gustas, Anya.

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SI JUNTAMOS LAS ESTRELLAS - wwoppo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora