Capítulo: 24

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El oji-verde se mantenía concentrado mientras escribía con tinta y una pluma sobre la hoja de papel, se frustraba muchísimo cuando olvidaba alguna palabra, quería que todo quedara perfecto.

Absolutamente todo durante esos últimos días había estado calmado, al nuevo Dragon cada vez le quedaba menos para que estuviera terminado y sin dudas el pirata admitía que la nueva versión de la nave era impresionante.

Había tenido múltiples encuentros con Joaquín en dónde ambos no podían mantener sus manos lejos del otro, los besos se volvían infinitos, las bromas jamás faltaban y las dulces palabras se perdían entre los ruidos del bosque.

Xuan había estado ocupado recibiendo las últimas lecciones con su padre, Emilio admitía que los consejos que le había enseñado al jóven príncipe habían dado buenos resultados, el ojimiel podía mentir sin trabarse y mostraba “interes”  a pesar de que no estuviera prestando atención.

Su mirada ya no era reacia contra su progenitor y al parecer el Rey creía que todo estaba bien, que su hijo sería la viva imágen de él cuando tomara su puesto, pensaba que Xuan sería otra pieza de ajedrez la cual podría manejar a su antojo.

Que equivocado estaba.

Li llevaba días intentando planear una ruta segura hacia el mar oscuro, entre menos criaturas se encontraran por el camino mejor, había puesto todos sus estudios previos en esa ruta.

Emilio confiaba en él, la tripulación tenía la tarea de crear un artefacto para evitar que las sirenas y tritones oscuros usaran su voz contra ellos.

Y sí, todo había sido un fracaso.

No pudieron evitar caer en la tentación de beber y crearon una gran escena y desorden en el pueblo.

ZanJin había vomitado por cada rincón del lugar, Ji-Yang había organizado distintas apuestas clandestinas, que incluso hasta Son-Lan llegó a apostar su máquina para tatuar y ni hablemos de Emilio.

Emilio cortó su cabello, si le preguntan como lo hizo o quién lo hizo, no tiene idea.

Sólo había lagunas mentales en su mente, lo único que lograba recordar de forma borrosa era él arrastrando palabras inentendibles y también como había robado un par de botellas de Ron junto a ZanJin el cual no paraba de reír.

Al día siguiente se llevaron el peor castigo de su vida, Li pidió las debidas disculpas y cada uno estuvo realizando tareas en el pueblo.

Emilio fué el cantinero del bar en el cual había robado sólo un par de míseras botellas, el oji-verde de verdad sentía que era un castigo exagerado.

Durante todo el día tuvo que soportar a gente dándole órdenes, odiaba recibir órdenes que no fueran de Li.

El olor a cigarrillo le había causado dolor de cabeza y además estaba ese tema de que le pedían combinaciones de bebidas, Emilio sólo les daba miradas despectivas, no entendía como arruinaban el acohol de esa forma.

Lo único bueno, era el hecho de que solía beber un poco de lo que servía, de todas formas había salido victorioso de aquello.

Al acabar el día Li les dió un gran sermón a todos__otra vez__y los hizo trabajar a todo sol en el barco.

Emilio ya no sentía tanto calor debido a su falta de cabello, en realidad el corte le había quedado bastante bien, lo único que lo dejaba pensativo era la reacción de Joaquín cuando lo viera.

En un par de horas debería juntarse con él__sólo si convencía a Li para que lo liberara de sus castigos__y estaba ansioso ante lo que diría su chico.

Emilio obviamente había dejado sus tareas de lado para avanzar en la carta que estaba escribiendo y Li no sabía aquello.

__Emilio, vuelve a tus tareas__el oji-verde se sorprende, pero no lo demuestra.

Deja la pluma a un lado y alza su rostro para ver a su capitán, este estaba de brazos cruzados y lo miraba con una de sus cejas arqueadas.

__Vamos Li, sólo estoy tomando un pequeño descanso, prometo volver pronto__el pelinegro aún mantiene su mirada neutra y suelta un gruñido por lo bajo.

El oji-verde lo conocía como la palma de su mano, sabía que había algo mal.

__¿Qué sucede?__se atreve a preguntar cuando Li se sienta a su lado, al fin y al cabo Emilio seguía siendo su mano derecha.

__No encuentro un ruta estable y el tiempo se está acabando poco a poco__murmura de forma baja, Emilio pudo detectar rastros de preocupación en su voz.

__No te preocupes por eso, te ayudaré y encontraremos una solución, dos cabezas piensan mejor que una.

Li solo se limita a soltar un pesado suspiro y cierra sus ojos, sentía que estaba yendo directo a su muerte.

__Quiero que todos ustedes estén a salvo y me siento como un pésimo capitán.

__¿Qué dices? Eres el mejor capitán en años, formaste una tripulación y nos diste una familia, somos leales entre nosotros y nos protegemos sin importar qué, nos diste un hogar.

__Pero no los puedo proteger.

__No necesitas protegernos, nos protegeremos entre todos, confía.

Li se mantiene en silencio y Emilio no lo duda al momento de abrazarlo, el pelinegro se sorprende ante el gesto ya que Emilio jamás inicia una muestra de afecto y era la primera vez que lo veía haciéndolo.

Sin pensarlo tanto corresponde el abrazo y Li por primera vez era la persona reconfortada y no la persona que debía reconfortar a alguién más.

Se sentía bien que alguién le diera un hombro en el cual apoyarse.

__¿Puedo librarme del resto de las tareas para poder ir a ver a Joaquín?__y ahí el capitán lo entiende, ríe al darse cuenta de lo manipulador que podía llegar a ser el oji-verde.

__Si te digo que no te escaparás igual, no sé por qué me preguntas__Emilio ríe ante eso y se separa de su mejor amigo.

__Porque quiero que sepas lo importante que eres para mi y que a pesar de todo, te respeto.

Y sí, esas palabras hacen sentir mejor al pelinegro, este asiente autorizando a Emilio y ambos se mantienen en silencio mientras observan el mar frente a ellos.

Li siempre sería la familia de Emilio y Emilio siempre sería la familia de Li, siempre.

OCEAN HEART (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora