Capítulo: 39

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Joaquín y Emilio llegan por la parte de atrás del palacio, por esa parte en dónde habían acantilados.

La cueva en dónde estaban no estaba tan lejos del bosque, así que habían salido por ahí, habían tomado un camino que jamás habían visto antes, pero las hadas había ayudado a Joaquín, lo único que importaba es que habían llegado sin ser vistos.

El oji-verde desenfunda su espada y toma la mano de Joaquín, entralazan sus dedos y ambos comienzan a correr a través del patio de piedra, se estaban metiendo a la boca del lobo ya que ni siquiera sabían si estaba la tripulación ahí.

Emilio rompe una de las ventanas y elimina los restos de vidrio que habían quedado en los bordes, toma impulso e ignora el dolor de sus heridas, pasa su cuerpo por el ventanal roto y luego ayuda a Joaquín.

El oji-azul mira a su alrededor y queda impresionado ante todo lo que adornaba el lugar, cuadros, candelabros caros, grandes alfombras que cubrían por completo el suelo.

__Vamos__Emilio vuelve a tomar su mano para que pudieran escabullirse por el palacio, pero ambos se detienen cuando sienten pasos acercarse.

__¡Suéltame joder, déjame en paz!__ambos detectan la voz de Xuan y se esconden en la habitación por la cuál habían entrado.

__Vas a salir allá afuera y matarás a esa jodida criatura__Joaquín mira a Emilio y te le hace un gesto de que guardara silencio.

__¡Deja de ser un cobarde y acepta tu destino, tu trono se está desmoronando, tu propio pueblo está luchando para sacarte!__Emilio muerde su labio inferior cuando siente como las puertas de madera que daban hacia el patio por dónde habían llegado se abren de un portazo.

Emilio se acerca hacia el roto ventanal y ve como Adrian jalaba a Xuan, empuja este contra el suelo y el pelinegro cae de rodillas, un grupo de guardias trae a la sirena en la gran caja de vidrio.

No había rastros de su tripulación por ningún lado.

Y como si los hubieran invocado, aparecen Li, ZanJin y Ji-Yang para enfrentar a los tres guardias.

Ji-Lin junto a los demás estaban evitando que más guardias llegaran a ayudar al Rey.

Eran demasiados.

El oji-verde ve como el Rey queda indefenso y mira a Joaquín.

__Llegó la hora amor, es tu momento__se levanta de su lugar y vuelve a tomar la mano de Joaquín, ambos salen otra vez al patio__anda con Xuan, no te preocupes por mi.

El oji-azul obedece al oji-verde y corre hasta Xuan, se agacha a su lado y el ojimiel voltea a verlo.

Abre sus ojos de la impresión y lo abraza con fuerza.

__Pensé que les había pasado algo__susurra ocultando su rostro en el hombro de Joaquín y este le devuelve el abrazo.

__Ambos estamos bien, bueno Emilio está herido pero__Joaquín frunce su ceño y voltea a ver a Emilio, el cual estaba teniendo un duelo de espadas contra el Rey Adrian, uno de sus brazos estaba inmóvil debido a su hombro dañado y cojeaba cuando intentaba avanzar o retroceder.

Joaquín mira dos de las dagas de Emilio que estaban tiradas en el suelo, probablemente se las había lanzado para que pudieran acabar con la vida de la criatura que estaba frente a ellos.

El castaño se levanta y toma ambas, finalmente pone una de sus manos en el vidrio y sus ojos se conectan con la chica mitad pez.

__¿Acaso no lo puedes sentir? El pirata está muriendo lentamente y no haces nada para salvarlo, sus heridas sangran sin parar y sólo hace un par de días perdió más sangre de la que debía, venció al Kraken cuando lo invoqué sólo para salvarte a ti.

Joaquín tensa su mandíbula y golpea con fuerza el vidrio, Xuan también apoya su mano contra el vidrio y la chica sólo lo mira de reojo.

__Vamos rompe la maldición antes de que él muera y te lleve consigo__Joaquín vuelve a mirar a Emilio y ve como este cae al suelo, sus ojos estaban entrecerrados y sus brazos temblaban mientras intentaba levantarse otra vez, su mejilla derecha tenía un corte sangrante y su labio estaba roto.

En un intento de poder levantarse vuelve a caer al suelo y Joaquín no lo resiste.

El oji-azul empuña bien la daga entre sus manos y sin mirar a Xuan murmura un:
__Perdóname.

Sin más corre hasta Emilio y el Rey se voltea justo a tiempo evitando la apuñalada del castaño, Xuan decide no quedarse con los brazos cruzados y se levanta también para ayudarlo.

El Rey lanza el primer golpe y Joaquín se aleja del filo de la espada, Xuan apuñala desde la espalda y Adrian se voltea para enfrentar al príncipe, Joaquín corta la espalda del Rey y este gruñe ante eso.

Los tres sin darse cuenta estaban acercándose cada vez al acantilado entre pasos torpes, gruñidos, cortadas y apuñaladas.

Xuan intenta clavar la daga en el pecho de su padre, pero este detiene su brazo antes de que pudiera lograrlo.

Joaquín aprovecha la oportunidad de que el Rey le había dado la espalda y patea con fuerza la parte trasera de sus rodillas, el Rey cae arrodillado.

__¡Basta! ¡¿Qué hacen?!

Ambos hermanos se miran a los ojos y sin siquiera dudarlo clavan las dagas en el cuello de su padre, a la par, ignorando los gritos de fondo.

Xuan en el lado izquierdo y Joaquín en el lado derecho.

__¡No!__ambos chicos sienten como las espadas caen al suelo generando un ruido aturdidor.

La pelea había acabado.

Ambos quitan la daga del cuello del mayor y el cuerpo del Rey cae hacia el acantilado, su cuerpo se pierde entre las profundas aguas del mar el cual estaba siendo iluminado por una preciosa luna llena.

Joaquín deja caer la daga al suelo y seguidamente cae él, su vista se había nublado y su cabeza había comenzando a doler de una forma tormentosa.

__¿Qué hiciste? ¿qué hicieron?__el oji-azul siente las manos de Emilio sobre su rostro y como estas se movían desesperadas en busca de algún otro daño.

La mirada de Emilio se pone sobre Xuan y también lo apega a su cuerpo, pone la cabeza de ambos chicos sobre sus piernas y se sentía tan impotente consigo mismo.

Si él no hubiera caído como un idiota indefenso ellos no hubieran sentido la necesidad de protegerlo, ellos no hubieran matado en un arrebato de rabia a su padre, a un humano.

Mataron a un humano en luna llena y su cuerpo había caído al mar.

Habían roto la maldición, pero no como ellos querían.

Ahora estaban obligados a ser algo que no querían por el resto de sus vidas, Emilio cierra sus ojos y deja que las lágrimas se deslicen por sus mejillas sin pena alguna.

No le importaba que su capitán junto a sus amigos lo estuvieran viendo, su corazón estaba destrozado.

Ellos habían salvado su vida, pero habían arruinado las suyas.

OCEAN HEART (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora