Capítulo 13: El juicio de la hondonada

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A ojos de Peter y Garfio el juicio de las hadas parecía más un teatro que un juicio, un mero entretenimiento que retrasaba una sentencia prácticamente inevitable. Peter solo esperaba poder reducir los cargos y ganar tiempo para salvar la vida de Garfio, y más importante, la de Campanilla.

El juicio se realizó en una gran carpa, la reina sería la juez y su consejo el jurado. En el lugar también se juntaron varios soldados, que estaban allí para controlar a Garfio. Campanilla fue llevada en una jaula, como si fuera un simple pajarillo. Mientras que Gafio llegó entre abucheos de las hadas, con grilletes en las muñecas y tobillos. Lo colocaron frente al estrado donde se encontraba la reina, observándolo, severa, y algo divertida por la situación.

Garfio posó su vista en Peter en cuanto entró. «Sé bueno. Pero no tan encantador» le había aconsejado antes de entrar. Lo cual significaba: «cállate y déjame hablar a mí». Como era de esperar, Garfio se sentía furioso y humillado. No sabía como hacer para no actuar a la defensiva, así que se limitó a mostrarse indiferente, aunque en el fondo tuviera algo de miedo por la sentencia. Si a la reina le apetecía, podría degollarlo allí mismo, sin darle tiempo siquiera a nadie más a reaccionar.

Ya solo le quedaba rezar.

—Comienza el juicio de la hondonada contra el Capitán Garfio —declaró la reina.

El consejo tenía un portavoz, el cual expondría todos los delitos de Garfio y rebatiría los argumentos de Peter. La reina le cedía la palabra cuando ella quería, le gustaba hablar por sí misma y hacer que la escucharan.

—Harvey servirá como portavoz del jurado y expondrá los delitos por los que se le imputan —declaró un hombre del consejo—. Proceda.

Harvey era un hombre de cabello canoso y barba, aparentemente algo mayor. Aunque siendo hadas el físico no era el mejor reflejo de su edad.

Harvey carraspeó antes de hablar:

—Capitán Garfio, se le acusa de secuestro, hurto, acoso, asesinato, y atentar contra la integridad de las hadas de la hondonada y los nativos de Nunca Jamás. ¿Cómo se declara?

Garfio sintió algo de alivio por poder entender lo que decía Harvey, habría sido muy humillante que tuvieran que traducirlo. Buscó la mirada de Peter esperando que este asintiera. Se sentía como si lo llevara de una correa, dependiendo de las decisiones que este tomara.

—Culpable —contestó.

Las hadas parecieron sorprenderse por su sinceridad. Claramente, esperaban que perdiera los papeles e intentara exculparse.

—¿Así sin más? —cuestionó la reina.

—Los delitos de Garfio son claros, eso todos lo sabemos —intervino Peter—. No estamos aquí para declararlo inocente, sino para decretar su castigo y que puede hacer para enmendar sus actos.

La reina lo escudriño con la mirada. Garfio percibía como se desafiaban, a la par que se mostraban imperturbables ante el otro. La auténtica batalla era entre ellos, lo cual lo ponía un poco celoso. ¿Acaso no era él su mayor rival?

—Garfio lleva atormentando esta isla tantos años que ni alcanzo a recordar —habló la reina—. Ha perseguido a mis hadas durante mucho tiempo. Ha secuestrado a nativos en busca de información. Nos ha robado y ha tratado de extraer los recursos de la isla para su propio beneficio. Mi pregunta es: ¿qué podría tener este hombre que nos beneficiara? No es más que un intruso en esta isla.

—Todos fuimos intrusos alguna vez, hasta vosotras —replicó Peter—. Nunca Jamás ya existía mucho antes de que vosotras os asentarais aquí. Antes de que yo llegara, de que los nativos y los piratas aparecieran. Durante años, Nunca Jamás se ha sostenido mediante acuerdos, en busca del beneficio propio, no del de todos. Es bastante hipócrita de su parte pretender que piensa en el bien común.

Peter & Garfio: El cetro del diablo [LRDN #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora