Capítulo 7: Tentación

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Garfio gimió al sentir la húmeda lengua de Peter sobre su cuello. Se encontraba sentado encima de él, con una rodilla a cada lado. Su mano estaba apoyada en la nuca del pirata, mientras besaba y lamía su cuello, apretando sus miembros uno contra el otro. La mano de Peter se deleitaba con el tacto de los abdominales del capitán del Jolly Roger, dejando su camisa abierta, exponiendo su cuerpo ante él.

—Peter... —gimió de nuevo—. Esto no... Ag... —Sus manos se deslizaron por la espalda del muchacho, bajando hasta sus glúteos. Sentía todo su cuerpo arder, prendido fuego por completo.

—¿Acaso esto no es lo que quieres? —cuestionó Peter, susurrándole al oído, soltando un ligero gemido de deseo.

Besó su mejilla y comenzó a bajar por su pecho. La erección del pirata crecía a medida que la lengua de Peter jugaba con su cuerpo. «Joder» maldijo en su cabeza, excitado.

—Yo... No... Esto no...

Garfio quería decir, para. Para, porque yo no puedo detenerte. Para, porque mi cuerpo arde cada vez que estás cerca. Para, porque tus palabras duelen, pero me excitan. Para, porque el roce de tu piel despierta cosas en mí que no debería sentir. Para, porque tus labios son mi mayor tentación... y llevo años resistiéndome a ella.

No quiero caer.

Apretó más a Peter contra él, con la mano en su trasero, juntando sus erecciones bajo la tela. Peter gimió por la electricidad que recorrió su cuerpo en aquel contacto, y sonrió.

—Dices que no quieres esto... —Se acercó a sus labios— pero bien que disfrutas de mi culo.

Las manos de Garfio se deslizaron bajo la ropa de Peter, una en su espalda, y la otra siguió palpando sus glúteos.

—¿Esto es parte de tu poder? Paralizarme ante tú... —Lo miro de arriba abajo, sin saber muy bien cómo continuar.

—No necesito ningún poder para calentarte. —Los labios de Peter danzaban cerca de los de Garfio, pero nunca llegaban a rozar más que la comisura, provocándolo—. Me deseas. ¿O acaso no quieres que te bese? —La respiración de Garfio se encontraba entrecortada. No sabía qué responder. La mano de Peter descendió por su pecho hasta su entrepierna, y el pirata soltó un fuerte gemido cuando tocó su miembro. Peter sonrió con malicia—. Si tanto me deseas, hazlo... —Unió sus frentes—. Bésame.

Garfio puso su mano sobre la mejilla de Peter, y justo cuando sus labios estuvieron a punto de rozarse, se dio de bruces contra el suelo.

Abrió los ojos, sobresaltado por el impacto, y esculpió la arena que tenía en la boca. Se incorporó y miró a su alrededor, recordando donde se encontraba.

Había sido un sueño.

—Mierda... —dijo al percatarse de lo que había estado soñando. Desde luego, tanto tiempo lejos de su barco lo estaba afectando.

«Necesito mar» —pensó—. «Y alejarme del maldito demonio».

Busco al causante de sus pesadillas con la mirada, pero no lo encontró. Lo que sí halló fue su abrigo colgado en una rama baja, y, para su sorpresa, sus botas, limpias, sin apenas rastro de lodo. Tomó sus zapatos y los observó, confuso. Él no los había lavado aún, ni siquiera se había podido limpiar apenas él.

—Oh, ya has despertado —dijo Peter, llegando junto a Campanilla, con algo de fruta—. Conseguí el desayuno. Es difícil encontrar algo en este bosque, la verdad. —Peter lo miró de arriba abajo. El pirata seguía aturdido por el sueño. De repente no pudo evitar sonreír, divertido y algo lascivo—. Ahora veo porque no te despertabas, machote. Alguien se estaba divirtiendo en sueños —se burló, apreciando la notoria erección del pirata. Garfio juntó las piernas y esquivó la mirada de Peter, avergonzado, mientras este reía—. ¿Necesitas que te dejemos a solas? ¿O prefieres que te ayude con eso?

Peter & Garfio: El cetro del diablo [LRDN #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora