Capítulo 1: Los enemigos de Nunca Jamás

2.7K 329 244
                                    

Capitán James Garfio. Un tipo peculiar. Como todo en Nunca Jamás.

Garfio era el hombre más temido de la isla. El capitán de la tripulación de piratas del Jolly Roger. Un pirata frío, agresivo, insensible, bravucón y egoísta...

Un monstruo.

Según muchos.

Garfio era un hombre que aparentaba tener entre veinticinco y treinta años. De piel blanca, aunque bronceada por tanto tiempo en alta mar. Su pelo era negro, al igual que su ligera barba. No era muy corpulento, pero era un tipo fuerte, y tenía unos penetrantes ojos azules. Sin duda era muy atractivo. Su sonrisa socarrona era también bastante seductora. Siempre vestía oscuro, con su característico abrigo negro.

Los looks en Nunca Jamás no solían variar mucho.

Su vida se basaba en viajar, robar, pelear, beber y coquetear con cualquier persona en algún puerto cuando estaba borracho o simplemente aburrido.

Pero su gran afición, y mayor tormento, era enfrentarse con Peter Pan.

Ni siquiera recordaba cuánto tiempo había pasado desde que conoció a aquel «niño demonio», como lo llamaba él, pero pareciese que llevaban juntos toda la vida.

Garfio no podía dar un paso en la isla sin que Peter se enterara, y siempre se interponía en cualquiera de sus planes, aunque solo estuviera meando en una palmera.

Peter era el guardián de la isla y protegía a todos sus seres, pero a veces simplemente se aburría y decidía molestar a Garfio y sus piratas. Al capitán le ponía enfermo, lo detestaba con todo su ser. Nada anhelaba más en esta vida que hacerlo desaparecer.

Una noche, Garfio y sus piratas hicieron una hoguera en la playa de la isla y el capitán se internó en la selva, bastante ebrio, para estar a solas. No se encontraba de buen humor, y el ruido de su tripulación solo lo alteraba más.

Cuando bebió de su botella y vio que esta se encontraba vacía, soltó un gruñido y se levantó a duras penas para buscar más. Se tambaleó antes de dar el primer paso y casi se cae al hacerlo, teniendo que apoyarse en un árbol.

Una risita divertida resonó tras él. En cuanto el pirata la reconoció, hizo una mueca de fastidio.

Ya estaba tardando en aparecer.

—¿Te quedaste sin combustible, Garfio? —preguntó, burlón, Peter Pan, desde la rama de un árbol.

Peter aparentaba ser un chico joven, de unos diecinueve o veinte años. Era delgado, y como media cabeza más bajo que Garfio. Su piel era blanca, curiosamente pálida a pesar del sol de la isla. Sus ojos eran verdes, y, según Garfio, tenía una mirada felina, astuta y maquinadora. Siempre iba vestido con un conjunto verde oscuro, compuesto básicamente por un pantalón y una camiseta de manga larga hasta los codos. También llevaba unas botas marrones, y un cinturón donde envainaba su daga.

Garfio se enderezó y ni siquiera se giró para mirar a Peter.

—Olvídame —dijo dando otro paso. Iba tan borracho que no podía evitar dar tumbos.

Peter sonrió, divertido, y voló hasta colocarse frente al pirata, el cual casi se da de bruces contra él. Su amplia sonrisa pareció irritarlo todavía más.

—¿Qué cojones quieres ahora?

—Vaya lengua. ¿Besas a tus fulanas con esa boca?

—¿Y tú te dejas montar por los nativos con esas patitas?

Garfio lo apartó de un empujón y trató de seguir su camino de nuevo, pero Peter le hizo la zancadilla fácilmente y cayó al suelo.

—Qué pena das.

Peter & Garfio: El cetro del diablo [LRDN #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora