"¿Qué?"

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[...]


Ella alzó las cejas levemente con sorpresa.


—¿Lo dices en serio?—preguntó.


Sentí que el calor de mis mejillas aumentaba.


¿Tan difícil es creer que me molestan en el puto instituto?


Dios..


—Sí.. Uhm.. Es.. Algo insoportable.—murmuré y me encogí en mi lugar.


Seguíamos en su cama. Sólo que con la ropa interior.


Y estábamos charlando...


Contándonos cosas mutuamente.. Como secretos que nadie más sabe.


Es para conocernos, básicamente.


Y me gusta poder hablar con alguien de todo.


Ya que no tengo hermanos de sangre..


Llevó a su boca una cucharada de helado.


—No te preguntaré por qué no se lo has contado a alguien..—comenzó.—Entiendo que no te sientas a gusto.. Veo eso por el sonrojo en tus mejillas.—murmuró y alargó su mano para acariciar mi mejilla y pómulo. Mordí mi labio inferior.


Que deje de ser tan linda porque podría comerla en cualquier puto momento.


—Mis padres me tomarían todo a chiste, prefiero evitar peleas como las de hoy con mi madre.—murmuré y rodé los ojos. Estrechó los ojos.


—¿Pelea? ¿Cuál pelea?


—Una por un puto libro.—bufé y ella me convidó una cucharada de helado.


Mh.. ¿Sabes? Mis padres tienen una biblioteca pequeña con puros libros..—me miró sorprendida.


—Eso es genial. Yo quiero una.—dijo sonriente. Hice una mueca.


—Me gustaría si fueran libros útiles y no lavacerebros como esos.—me miró confusa mientras que comía helado.


—¿Cómo así?


—¿Acaso son útiles los libros religiosos?—abrió grandes los ojos.—Créeme que no. Ni para hacer un informe sobre El Sistema Nervioso. ¿Qué tiene que ver Dios con el cuerpo humano? Ya no saben qué inventar.—bufé. Se rió fuerte.


Sonreí.


Sí, da mucha risa en verdad.

—¡Oh, cielos! ¿Acaso es broma?—preguntó cesando su risa.


—Es en serio. Mis padres son profesores en la Universidad Católica Apostólica de Londres.—comenté y comí helado.


—¿Qué?—preguntó shockeada.


—Sí. Lo que oíste.—dije riendo levemente.


—Oh, santo cielo. ¿Acaso estamos todos de broma? Dios. Tú no tienes cara de ser un niño bien.. No te ofendas, ¿eh?—se inclinó y me dio un corto beso.

Sonreí.


—No me ofendo, _____.—murmuré. Sonrió.—Pero tienes razón. Soy como la oveja negra de la familia.. Y me tienen en la mira.—dije con una sonrisa divertida pero leve.


Dejó el helado en la mesita de luz y gateó hasta quedar hincada frente a mí.


Sus manos tomaron mis mejillas y sus labios se pegaron con dulzura a los míos.


Sostuve su estrecha cintura y la acerqué más a mí.


Es imposible pero...


Nos alejamos sin aire y juntamos nuestras frentes.


Sonrió leve y tiernamente.


...creo que me gusta _____.


¿Qué?

Virgin.[HS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora