Virgin.[HS]

"Tu madre me odiará"

Esto se estaba volviendo demasiado complicado.

Ella no quiere tener sexo conmigo, y mi madre ignoraba mis llamadas y mensajes de texto.

Simplemente genial. ¡Nunca creí que esto sucedería, joder!

Oh, Dios; y no mencionemos el hecho de que aún no he vuelto definitivamente a la casa. Vale, obviamente si dependiera de mí yo ya estaría instalado allí. Pero depende de _____, y ella siempre tuvo esa dificultad de perdonar fácilmente y del todo. Es comprensible, ¡pero necesito que me perdone del todo porque estoy volviéndome loco!

Ni siquiera comprendo cómo soporto estar lejos de ella. Sin mencionar que Jack en cualquier momento pateará mi trasero de su departamento. O Jenny lo hará, no estoy seguro pero evidentemente el resultado es el mismo. Yo en la calle.
Al menos, en mi defensa, puedo decir que lo estoy intentando con todas mis fuerzas. No dejaré de intentar que todo vuelva a la normalidad. No señor.

—¿Entonces, no se te antoja nada de nada? Puedo comprar algo antes de que vaya por ti para llevarte a la consulta con la obstetra.— pregunté, no estableciendo contacto visual con ninguno de los niños que estaban dejando el aula, ya que la clase había finalizado. Oí su suspiro del otro lado de la línea.

“No lo sé.. siento que tengo hambre. Pero no es hambre en realidad. Son ganas de comer. Pero no sé qué comer”.— sonreí de lado, sin dejar de guardar mis cosas.

—Cierra los ojos y piensa. Seguro se te ocurre algo. Tienes esos «antojos» de dulces casi todo el tiempo.— mi tono era amoroso, aunque mentiría si no dijera que me preocupa que ella coma puras cosas dulces.

“Bueno.. Creo que una tarta de fresa me vendría bien.. Hoy, mis alumnos han traído toda clase de comida para vender en la recaudación de fondos para la biblioteca. Me han conseguido un trozo de tarta de queso, pero no tenían nata ni chocolate..”— me recosté un poco en mi silla, sonriendo.

—Amas la tarta de queso, y más con chocolate. ¿Quieres que lleve una tableta junto con la tarta de fresa?— ella tarareó con felicidad.

“¿Podrías conseguir una gran botella de agua, también? Quedan puras pequeñas y no pienso cargar con más de una”.— pasé la mano izquierda por mi cabello, relajado.

—No te preocupes, yo lo llevo todo. Almorzaremos de camino a la clínica. Pediré a la doctora una receta nueva para tus vitaminas, aunque te ves con más energía y fuerza.— la preocupación era palpable en mi voz. Ella realmente me preocupaba.

“Estoy bien, Harry, de verdad. Me siento bien. Trabajar me relaja.. Mis alumnos son muy listos y saben que no debo estresarme. Es un trabajo en equipo, ya sabes”.— su tono era bromista, aunque podía identificar orgullo también. Dios, ella era linda.—“Mierda. A alguien se le ha caído algo en el pasillo. Debo irme, Harry. Gracias por pasar por la tarta. Te veo en un rato”.— suspiré.

—Vale, claro. No es nada.— me mordí el labio inferior unos segundos y suspiré otra vez, cerrando los ojos con un poco de fuerza.— Te amo.— ella suspiró, la leve impaciencia de antes desapareciendo un poco.

“Yo a ti”.— mi corazón se hinchó, felicidad rebosando por doquier.—“Te veo en un rato”.— su despedida fue suave, y solo pude responder un tontorrón «claro» antes de que colgase.

Sí señor, esta chica sigue teniendo ese poder sobre mí; ese poder que logra debilitar mis rodillas.
Suspiré y abrí los ojos mientras que guardaba el móvil y me ponía de pie. Me quedé un poco helado al ver en el fondo del aula a un niño, muy bien encaramado a su pupitre, sus puños bajo sus regordetas mejillas y su mirada castaña fija en mí. Mis mejillas se calentaron un poco.