💜El Cerezo De Akatsuki🌸 (Sasusaku)

💜Capítulo 12🌸

Sasuke

Decir que me molesta lo que dijo se queda corto, y también decir que estoy furioso también se queda corto.

Pero sin embargo la sensación que fue tenerla de esa manera contra mi pecho fue algo completamente nuevo, si bien ya la había acorralada en esa habitación está vez fue diferente.

Porque es algo que quiero repetir, mi brazo cubría perfectamente su pequeña cintura y su cuerpo se amoldaba al mío a la perfección a pesar de ser más pequeña que yo.

Demonios, podría jurar que aún tengo su aroma clavado en la nariz, el jodido ároma dulce de vainilla.

Relami mis labios con la imagen de sus ojos cubiertos por largas y espesas pestañas de color rosa en la cabeza y las facciones de su perfecto rostro cubierto de diminuas pecas... Maldita sea con esa mujer.

El sonido de la aguja que intruce tinta en mi piel no funciona ni una mierda para que me ayude a dejar de pensar en ella.

Colocan la mano en el centro de mi espalda mientras rellena una parte del tatuaje, no duele ni tampoco molesta, nunca lo hizo.

Estoy demasiado absorto en mis pensamientos con la imagen de Sakura en la cabeza las venticuatro horas al día.

Tenso la mandíbula llevando el cigarro a mi boca dándole una larga calada dejando que la nicotina me ayude a no hacer una estupidez con la imagen de ella en la cabeza.

—Oye deja de fumar mientras hago mi trabajo—se queja mi tatuador.

—Haz tu maldito trabajo que para algo te pago.

—Uhhhh que humorcito te traes—se burla—¿Que te paso hombre?, nunca te había visto tan enojado?

—Que te importa.

—Amargado.

Sigue en lo suyo terminando de rellenar el tatuaje, me hice los tatuajes cuando tenía quince años y ya era hora de retocarlos.

—Ya está hecho—anuncia.

Levanta un espejo para que vea el resultado con el que está en la pared, apenas levanto la vista soy consiente de que mis ojos son de color rojo.

Asenti siendo vagamente conciente, relajo la espalda dejando que coloque la crema y la cinta para proteger el tatuaje.

Cuando termina me levanto de la silla y me coloco el haori blanco mientras el recoje sus cosas, el ardor por la tela pasa desapercibido.

Porque mi maldita cabeza está llena de imagenes de la mujer que parece una criatura sobrenatural sacada de otro mundo con esa belleza que se carga la cual es una maldita maldición porque no sale de mi cabeza.

Busco el dinero y le pago.

—Largate.

—Se dice gracias.

Giro los ojos y lo acompaño a la salida para que se largue.

—Sabes lo que tiene que... —habla pero calla de golpe.