16- Mesa

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Con sólo cuatro horas de sueño, Jimin no intentó siquiera animarse a dar su paseo matutino diario. Estar acurrucado bajo el calor de las mantas era demasiado agradable, y sus sueños habían sido aún mejores. Sonrió y se estiró, entumecido y dolorido en lugares en los que ni siquiera sabía que tenía músculos.

Los sueños no habían sido la mejor parte de la noche.

Se quedó tumbado algunos minutos más hasta que oyó bajar a Jennie.

Tras gruñir de mala gana y despertar así a Holly, salió de la cama y se vistió. La educación de la omega no iba a progresar si se quedaba durmiendo todo el día, y tenía que convencer a Yoongi de dar la fiesta de cumpleaños. Su apoyo haría más por las oportunidades de su prima de conseguir un buen matrimonio que toda la destreza que la joven adquiriera en francés.

Aquél era el modo de proceder: negocios, como siempre, como si nada hubiera ocurrido y no fuera a volver a ocurrir de nuevo.

Y si tanto el como Yoongi tuvieran algo de sentido común, aquélla era la realidad. No se arrepentía de nada de lo ocurrido la noche anterior, claro que no.

Esta mañana, no obstante, no estaba seguro de si se sentía con fuerzas para enfrentarse con él. Como él había dicho, «amante» era tan sólo una palabra, pero no le gustaba lo que implicaba... que le pertenecía a él, y que existía únicamente con relación a lo bien que le satisficiese. Había trabajado demasiado duro para permitir eso. No era un mantenido.

Y si Min Yoongi no estaba de acuerdo, no dudaría un instante en aclarar las cosas.

—Ah, qué fastidio —masculló, y bajó la mirada hacia Holly —. Puede que él desee simplemente olvidar la noche entera, ¿sabes?

El perro meneó la cola y arañó la puerta.

—Está bien,estábien.

Ninguno de los criados lo miró de modo extraño cuando Holly y el se dirigieron abajo, así que, al menos, nadie les había visto. U oído. Parecía que aún le quedaba un poquito de suerte.

Namjoon, viéndolos acercarse, dejó su puesto junto al vestíbulo para hacerse cargo del cachorro.

—¿Hay alguna indicación especial para Vincent esta mañana, señorito Park?

Jimin le entregó el extremo de la correa al mayordomo.

—Le agradecería que Vincent le diera un buen paseo. Puede que llueva esta tarde, y no quiero que nadie se empape por nuestra culpa.

Namjoon incluso sonrió.

—De acuerdo, entonces.—Tiró de la correa—. Vamos, Holly.

Lo próximo que haría el mayordomo sería esconder delicias para perro en los bolsillos. Jimin  entró en la sala del desayuno, riendo entre dientes... y se paró en seco, boquiabierto. Jennie estaba sentada a la mesa con una revista de moda abierta delante de ella y el plato con el desayuno apartado a un lado.

Yoongi se encontraba inclinado sobre su hombro y señalando un dibujo en una de las páginas.

—Buenos días, señorito Park —le dijo, enderezándose.

Jimin se preguntó si su rostro evidenciaba la repentina aceleración de sangre en sus venas. No había esperado el repentino deseo que lo azotó cuando sus ojos se cruzaron. Algo dentro de su se removió ansioso y estaba seguro que su aroma se había endulzado.

Menos mal que eran negocios, como siempre.

—Buenos días —dijo casi sin aliento.

—¡Ah, Jimin, ven a ver lo que ha encontrado primo Yoongi!

How to teach an alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora