Para sorpresa de Jimin, la señora Do se reunió esa mañana a desayunar. Aún más inesperado, considerando que no habían vuelto a la casa hasta bien entrada la medianoche, fue que Mina estuviera de buen humor.
—Jennie, señorito Park, buenos días —les dijo mientras entraba con aire majestuoso en la habitación, ondeando su bata—. ¿No me digáis que el querido Yoongi aún no se ha levantado? Té, NamJoon. Y miel.
—En realidad creo que lord Lett salió a cabalgar esta mañana, señora Do —contestó Jimin, mientas el mayordomo y un criado se apresuraban a proporcionarle a la omega cubiertos y una taza de té-. Pero es muy agradable verla levantada tan temprano y tan fresca.
—Sí, bueno, tenemos cosas que hacer hoy.
Jennie tragó un bocado de galleta y levantó los ojos a su madre, como si temiese oír lo siguiente.
—¿De verdad?
—En efecto. Hoy iremos a visitar el Museo Británico.
Jimin casi se atragantó con el café, conteniendose de escupirlo.
—¿Iremos?
—Y mañana nos llevaran a Stratford on Avon. Ese tal Shakespeare vivió allí, ¿verdad? Mi origen no me impide conocer los clásicos.
—Bueno, sí, pero...
—Y, señorito Park, ha leído sus obras, ¿no es así?
—Sí, así es. ¿Qué...?
—Debe seleccionar una de sus obras más populares par leerla esta tarde. Mi dulce Jennie hará uno de los papeles, naturalmente.
Jimin miró la tasa de café en sus manos, preguntándose si los criados habrían agregado algo raro o, simplemente, se había levantado en una realidad alternativa.
—Hoy había previsto otra lección de etiqueta en el salón de baile -le dijo-. El baile de los Bentley es mañana por la noche.
—Puede dar sus lecciones de etiqueta de camino al museo —repuso Mina con desdén—, no es que haya notado precisamente algún cambio en los buenos modales de mi Jennie. Era casi perfecta ya. ¿Cree que el querido Yoongi querrá acompañarnos?
Jimin sacudió la cabeza, preguntándose cuándo Yoongi se había convertido en «querido», y tratando de no fruncir el ceño ante el insulto a sus habilidades docentes.
—Yo... lo dudo, señora Do. Mencionó que hoy asistiría a la subasta de caballos.
—Mamá —interrumpió Jennie finalmente con una expresión tan confusa como había supuesto Jimin debía detener —,¿por qué vamos a un museo viejo y apestoso? Jims iba a llevarme a comprar guantes y cintas para el pelo.
Mina rió, alargando la mano para pellizcar la mejilla de su hija, apretujandola hasta volverla rojiza.
—Tonterías. Sabes que deseábamos ver los monumentos de Londres. Desde pequeña hablabas de eso.
—No, yo...
—Y hace un tiempo tan agradable,¿qué podría ser más divertido?
A Jimin se le ocurrieron varias cosas que serían más divertidas que acompañar a la señora Do a cualquier sitio público, desde lanzarse de una torre hasta batirse en duelo con alguien.
Sin embargo, puesto que el alfa que lo contrató no había aparecido para poner fin a esta tontería, accedió de mala gana. Antes de abandonar la casa de su amiga Jisoo, el Museo Británico había estado en su lista de los lugares de la ciudad que deseaba explorar.
Si bien seria educativo, no ayudaría a que Jennie encontrara marido. El sitio no era tan concurrido, menos aún por jóvenes alfas.
Con todo, Jimin se encontraba dos horas más tarde en el ala dedicada a Grecia, feliz de haber acudido.
ESTÁS LEYENDO
How to teach an alpha
عشوائيA fines del siglo XlX, Min Yoongi es el conde de Lett y, por desgracia, debe hacerse cargo de todos los asuntos del condado: incluyendo la custodia de su molesta prima. Alfa y el soltero más codiciado, se ha propuesto casar a su prima para librarse...