Epílogo

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Esto no estaba en el plan, OK?
Pero si se sintió necesario
un cierre mejor








Jimin dejó su tasa sobre la mesita de dormir y se acomodó en la espaciosa cama hasta que estuviste frente con frente al adormecido conde.

—Alfa

Yoongi demoró en contestar, pero sabia que le había escuchado.

—Mmh

Jimin sonrió y se arrastró bajo el brazo del alfa hasta que todo cuanto podía ver era su pecho subiendo y bajando apaciblemente.

—¿Crees que Mina permita que esté presente en la recepción?

El alfa le apretó contra sí.

—Eres mi esposo y estoy pagando media boda —le recordó, hablando con lentitud. —Si tu no estás voy a sacar a todos del salón y Jennie y Hyunjin tendrán que casarse en el vestíbulo.

—No seas así. Le deseo toda la felicidad a ambos.

—También lo hago —demoró en decir el alfa, a medio bostezo. —Pero no serán más felices que yo. Ahora duerme, es tarde.

El omega se acurrucó, hundiendo la nariz bajo su cuello, en espera de que las ideas en su mente cesaran con el sueño.

Pero no fue así.

Una vez implantada en su mente, la idea de comer algo específico podía arrástralo al abismo.

—Alfa

—Mnh

—Quiero bollitos de miel.

El conde aguardó silencio algunos segundos, sin abrir los ojos.

—¿Ahora?

Jimin asintió contra su pecho, sin decir una sola palabra. Algo como aquella bastaba.

Observó, no sin un poco de pena, como Yoongi se ponía en pie, con el sueño marcado en su rostro, y se colocaba un abrigo por sobre su ropa de dormir antes de encaminarse a la puerta de la habitación.

Había adquirido un hábito interesante de comer cosas extrañas en la noche y, aunque las primeras veces había ido por si mismo en busca de sus antojos, Yoongi había exigido ser él quien fuese a buscarlos. A cualquier hora y bajo cualquier circunstancia.

Con los primeros cuatro meses de su dulce espera arribando, había empezado a notar su vientre y el conde no hacía más que sobreprotegerlo, como era típico en los alfas enlazados. Sin embargo Yoongi llevaba la preocupación paternal a un nivel que consternaba a todos los sirvientes de la casa.

Era, francamente, preocupante.

"No debes de pasear solo por el jardín. ¿Qué tal si tienes mareos y yo no estoy para socorrerte?"

"No deberías tocar el piano todos los días. ¿Qué tal si al cachorro le molesta Mozart y tu le sigues insistiendo?"

Y su favorita

"No deberías ponerte esos vestidos de maternidad para salir. Te ves demasiado bonito. No quiero tener que reventarle la cara a algún lord porque no puedan evitar mirarte de mas"

Insufrible y celoso, Min Yoongi había terminado siendo la caja de sorpresa que le había prometido que sería.

En definitiva Jimin no se estaba aburriendo.

—No sabía si los querías con pasas o no, así que opté por traer ambos —explicó el Conde, entrando en la habitación con una pequeña bandeja con los dulces. —Le pedí a Giuseppe que tuviese preparado otro surtido para el desayuno.

How to teach an alphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora