Jimin tenía la impresión de que el conde le había otorgado buena nota a Jennie en su primera prueba.
Para finales de semana ya había aceptado invitaciones en nombre de su prima para dos cenas, una velada en la ópera, un festival de fuegos artificiales en los jardines Vauxhall y el primer gran baile de la temporada. Una vez que empezó a enviar confirmaciones de asistencia, comenzaron a llover más invitaciones.
Por lo visto todos querían formar parte del fenómeno que suponía la aventura de Min Yoongi, Conde de Lett, en la alta sociedad... aunque Jimin sabía que únicamente hacía uso de esa táctica para lograr más atención sobre Jennie.
No obstante, había programado varias apariciones de Jennie sin consultarle, lo que lo irritó sobremanera. Había pasos a seguir, modos de facilitar la entrada a los círculos más selectos de la sociedad, y él los estaba obviando todos... si es que alguna vez los había tenido en cuenta.
Ésa era la razón de que le hubiera estado evitando durante los últimos tres días: no quería hablar con él.
No tenía nada que ver con la forma en que le había sugerido que se convirtieran en amantes, o el modo en que Jimin había salido huyendo de la habitación en lugar de darle un no rotundo, demasiado tentado a dejarse llevar por lo que su lado omega deseaba cuando miraba a este alfa. O la forma en que había soñado con sus besos los últimos días. O la forma que olía Yoongi cuando...
Por el amor de Dios, ni siquiera le gustaba.
Además era él quien debería estar enseñándole decoro; no el alfa enseñándole a él a comportarse como un desvergonzado prostituto.
Jimin dejó su habitación con Holly a su lado. Lord Lett había tenido razón acerca de la escasez de su tiempo libre... sus paseos de primera hora de la mañana eran ya tan temprano que estaban a punto de convertirse en paseos vespertinos.
Se detuvo en mitad de la escalera ante el retrato de Min TaeMin que aún portaba el listón negro. Su tez y cabello e más claros que los de su hermano, y su expresión ligeramente sonriente hizo que Jimin desease devolverle la sonrisa.
—¿Y ahora qué está tratando de resolver?
Jimin pegó un brinco cuando Yoongi salió del oscuro pasillo como por arte de magia.
—¡Dios mío!¡Me ha dado un susto de muerte!
—Sino estuviera tan ensimismado, podría haber escuchado el estruendo de mis pasos a su espalda.
Él no podía imaginarle haciendo ningún estruendo en ninguna parte.
—Debería disculparse sin más.
—¿Por su falta de atención?
El omega suspiró.
—Se ha levantado temprano —cambió de tema.
—Usted también.
—Holly y yo vamos a dar un paseo.
El conde se acercó un paso.
—Acompañado de dos chaperonas, por supuesto.—se apresuró a añadir.
—Naturalmente —Yoongi extendió la mano y tocó su mejilla. —Qué lástima.
Jimin evitó con todas sus fuerzas ceder a la delicada caricia.
—Lord Lett, hay algo que debo aclararle.
Él retiró los dedos.
—Primero, permítame a mí que le aclare algo, Jimin. Lo deseo. Ardientemente. Pero no soy una estúpida bestia, ni tampoco un imbécil. Es mi empleado. Se lo pediré algunas veces más. No se lo ordenaré nunca. Después de eso, será usted quien tenga que pedírmelo a mí —se acercó aún más, brindándole esa sensual sonrisa. —Pero diré que sí.
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How to teach an alpha
RandomA fines del siglo XlX, Min Yoongi es el conde de Lett y, por desgracia, debe hacerse cargo de todos los asuntos del condado: incluyendo la custodia de su molesta prima. Alfa y el soltero más codiciado, se ha propuesto casar a su prima para librarse...