Capítulo 28: Solo por capricho

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Disclaimer: este capítulo contiene escenas explícitas de sepso. 👀 Si no lo quieres leer, salta este capítulo automáticamente 😣. Si lo quieres leer, queda a tu discreción y disfrute. 🤭


Egan no le ofreció el micrófono a Katya, aunque ella no hubiese sabido qué decir, así que solo se esforzó por sonreírle al público y verse completamente empoderada junto al mafioso más infernal de todos los presentes.

El público dejó de aplaudir y Egan apartó su mirada orgullosa de Katya, él volvió dirigirse hacia los demás presentes.

– ¡Que inicie la fiesta entonces! La barra libre está abierta hasta las 02:30 –dijo Egan, su voz sonaba como un bellísimo cantante por los altavoces–. Recuerde: lo que sucede en Cagliari, nunca sale de Cagliari.

🩸

Después del discurso, Egan bajó del escenario y permitió que la música empezara a sonar y las botellas de vino llenaran las copas. Katya estaba emocionada por unirse a los demás, pero cuando Egan la dirigió hacia los ascensores, ella supo que había una idea diferente para él. Ignoraban a todos los que le pasaban por un lado, y Egan entró en el elevador con rapidez tirando de Katya. Egan respiraba con dificultad y Katya se preocupó porque le estuviese dando algún tipo de ataque de pánico.

Egan presionó el último botón con rapidez y miraba con impaciencia el pequeño número del ascensor avanzar.

– Egan, ¿qué sucede? –Preguntó Katya, finalmente.

Él simplemente la miró en respuesta, como si ella debiese suponer lo que sucedía. Pero Katya realmente no lo hacía.

– Katya, lo que yo prometo que haré, siempre lo cumplo. Mi palabra es lo que más vale para mí, creo habértelo dicho una vez.

Pero con cada segundo que trascurría y el ascensor apenas iba por el piso 4, Egan parecía desesperarse más. Katya finalmente no soportó lo que le sucedía y se acercó más hasta él. Tomó entre sus manos uno de los brazos de Egan para llamar su atención y notó que estaba completamente tenso. Entonces, cuando él se fijó que Katya lo tocaba, destruyó por completo su autocontrol.

– ¡A quién le importa el contrato! –Katya perdió el aliento cuando Egan tiró de ella y estampó sus labios sobre los de ella sin previo aviso. Los labios de Katya, sensibles por tantas atenciones que estaban teniendo últimamente, recibió los de Egan como un cálido abrazo de casa. Egan poseyó sus labios y sostuvo con fuerza la mandíbula de Katya para que no se moviera. Apretó su cuerpo contra el de ella contra la pared del ascensor y recorrió sin vergüenza alguna cada rincón de la boca de Katya con su lengua. Cuando eso no fue suficiente, y aún quedaba mucho tiempo, bajó con una hilera de besos hasta su cuello y disfrutó por completo el suspiro de placer de Katya–. Quiero llevarte hacia la locura, Katya, hacia el lado oscuro del placer que nunca has sentido antes. ¿Me dejas llevarte? Prometo llevarte de la mano y acompañarte en cada paso que des.

Katya quedó sin aire. Su cuerpo encendido en deseo no permitía que ella se moviera de su posición, pero sentir cuánto la deseaba Egan presionando contra la tela de su estómago y caderas era enloquecedor.

– Sí. –Logró jadear al final.

Egan sonrió justo cuando las puertas del último piso del edificio se abrían y ambos permitían detener un segundo la pasión para salir del ascensor. Katya miró con admiración la sala de la habitación, las paredes de vidrio, el hermoso piano de cola y la batería que descansaban en un rincón del lugar, los sofás y la tecnología de punta que llenaba el lugar.

EL INFIERNO DE LA MAFIA © || [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora