-Solo dime que no me olvidarás.- Dije entre lágrimas. Aún con la vista borrosa, él era la criatura más hermosa que me había dirigido la palabra.
Miró hacia abajo con cariño, levantó mi mandíbula cuidadosamente con el dedo pulgar y el índice, para que lo mirara directo a los ojos.
Me observó unos segundos, besó mi frente y se alejó. Quieta y sin hacer un solo movimiento lo observé irse.
La primera vez que lo vi fue en una fiesta. Él conocía a una de las chicas con la que estaba hablando, una cosa llevó a la otra, algunas chicas se fueron, de otras nos alejamos, y rápidamente nos quedamos hablando juntos, solo los dos. Una que otra frase coqueta, sonrisas y chistes ingeniosos que decepcionaron al terminar en un esperado y típico
-Asique... ¿Cuál es tu número?-
Y una pregunta tan repetida llevó finalmente a una respuesta inesperada
-Bueno, tendrás que conseguírtelo- Repliqué con una sonrisa. Luego me alejé.
Por supuesto que mis amigas me pidieron cada detalle sobre nuestra conversación. Y yo con una brillante sonrisa accedí a responder todas sus preguntas. Y todas pusieron los ojos en blanco cuando les conté que me negué a darle mi número. Tan típico mío.
Pero de todas formas, la mañana siguiente llegó un mensaje a mi celular. "Adivina quién es".
La plaza estaba fría, asique decidí volver a mi casa. Las lágrimas ya se habían aclarado y las rodillas me temblaban, pero no lo suficiente como para impedirme caminar.
-Deberíamos irnos a la playa- Me dijo mientras estábamos abrazados en el sofá, viendo una película.
-¿Qué?- Respondí, casi riendo ante la inesperada propuesta.
-Tú y yo. Llevamos mi moto, solo por una tarde. Nadie tiene porque saberlo.-
Titubeé un momento, pero finalmente logré tartamudear un inseguro "Sí. Sí. Hagámoslo"
Ahora fue su momento de reír con sorpresa. Definitivamente no esperaba esa respuesta, no tan rápido al menos.
Tomó mis manos y me besó. Profunda y apasionadamente.
Por favor no me preguntes en que terminó la película. No sabría responderte.
Mi casa estaba vacía y había dejado las llaves dentro. Le pegué a la puerta de madera con la cabeza, las lágrimas volviendo a mis ojos.
Grité de frustración, porque no era capaz de hacer nada bien.
Grité de frustración, porque todo me salía mal.
Luego de dar varias vuelta a la casa decidí que la única manera de entrar sería sentarme a esperar, asique me senté en el porche, mirando a la gris calle.
-¿Estás segura de que quieres hacer esto?- Me preguntó cuándo me senté detrás de él en la moto.
-Por supuesto- Le dije poniéndome el casco. –Acelera.-
-Cómo usted ordene.- Avanzamos hasta el horizonte.
La moto se detuvo, y en el momento en que ese rugido se silenció, pude escuchar otro completamente distinto.
Las olas reventando en la playa, sonreí y corrí hacia la arena, dejando los zapatos que llevaba puestos atrás.
-¡Oye! ¡Espera!- Lo escuché gritar, pero lo ignoré. Dejé que mis pies tocaran el agua fría y que mi piel sienta el viento, húmedo y salado. Aspiré el olor a mar y cerré los ojos.
Y me mantuve así por varios minutos.
-Oye, ¿puedo decirte algo?- Miré hacia atrás, recién notando que él había llegado a mi lado, con mis zapatos en la mano.
-¿Qué pasa?- Le pregunté, volviendo a mirar hacia el mar.
-Eres hermosa.-
No respondí. Me limité a quedarme quieta, mirando la puesta sol. El final de un día perfecto.
Y como si Dios se hubiera enojado conmigo, empezó a llover. Genial. Al salir de mi casa había estado tan nerviosa que olvidé ponerme mucho abrigo, y todavía nadie llegaba a abrirme la puerta, aunque había llamado a mi hermano, y él ya venía en camino.
Cuando el sol terminó de ponerse, tomó mi mano y me susurró al oído "Ya es la hora." Él tenía razón. Era el momento de volver. Lo seguí, con mis pies aún descalzos y le di un beso en la mejilla.
-Gracias.-
Él me sonrió y respondió con un beso. Uno de los fuertes. De los que logran que me tiemblen las rodillas y que me sonrojé de solo recordarlo.
Mi hermano finalmente llegó en su camioneta blanca. Notó mis ojos hinchados, pero no preguntó nada, gracias a Dios. Abrió la puerta y yo corrí escaleras arriba, hacia mi habitación.
Solo ruego que no me olvide. Que cuando esté en medio de una noche de insomnio, mi imagen llegue a su cabeza.
Say you'll remember me standing in a nice dress, Staring at the sunset
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Canciones y otras locuras de amor.
Short StoryUna canción, una historia. Si puedes, pon la canción en modo repetición hasta terminar la historia, le da un toque. Pero si eres de esas personas que quedan enfermas de una canción por culpa de la repetición, entonces solo escuchala antes de comenza...