Marqué el número con manos temblorosas. Respondió al cabo de dos timbres.
-¿Quién?- Preguntó el chico a la otra línea.
-¿John?- Intenté sonar lo más fuerte que pude, pero mi voz salió cortada y rasposa, y eso lo preocupó inmediatamente. Igual que en los viejos tiempos
-¿Beth? ¿Eres tú?-
Asentí mientras respondía un suave "sí"
-¿Qué ocurrió? ¿Estás bien? –
-No... No sé qué hacer... Estoy asustada... Y estoy cerca de tu casa, y no sabía a quién más llamar, y sé que la última vez que nos vimos dije no querer a verte nunca, pero... Estoy perdida, y sola, y tengo frío, y...- Cerré los ojos, evitando las lágrimas de nuevo.
Lo escuché moverse al otro lado del teléfono.
-Dime dónde estás. Voy ahora mismo.-
Sonreí y le dije en donde me encontraba.
Cuando llegó yo me encontraba en el suelo, hecha un ovillo. Él miró hacia ambos lados, levemente confundido. Luego me vio y su cara cambió automáticamente.
-¿Qué le pasó a tu chaqueta? ¿Y a tus zapatos?- Preguntó mientras me ayudaba a levantarme y me pasaba su propio abrigo, el cual rechacé.
-Bueno... Estaba caminando, y un tipo detrás de mí puso un cuchillo en mi cuello... Me arrastró hasta un callejón cercano, y... y... - Exploté en sollozos.
Él me abrazó y puso su chaqueta sobre mis hombros. Ya no me quedaban fuerzas para rechazarla. Luego tomó mi mano y comenzó a caminar hacia su departamento.
Hace tanto tiempo que no tomaba su mano que ya había olvidado como se sentía. Había olvidado la manera en que sus dedos calzaban perfectamente con los míos, en la manera que me daba unos pequeños apretones cuando creía que ya no podía más, o cuando una nueva ola de sollozos comenzaba.
Entramos a su hogar y el me sentó en la mesa de la cocina y puso agua a hervir.
-Oye, en serio. No tienes por qué hacer todo esto... Solo necesito unos zapatos y algo de abrigo y volveré a mi casa. En serio estoy bien.-
-Sabes que eso no es cierto- Me respondió, pasándome una taza de té. – Y no pienso dejarte ir hasta que te sientas mejor.
Le sonreí, aunque probablemente salió una extraña mueca melancólica, y le pedí el azúcar.
-Tiene cuatro cucharaditas, no necesita más.-
Lo probé y mis ojos se abrieron de sorpresa, lo miré y antes de tener el tiempo suficiente para hablar, él me quitó las palabras de la boca.
-Sí, aún recuerdo que té te gusta y como te gusta, no te emociones tanto.-
Le sonreí y miré al piso, aún no lista para hablar.
Entonces él tomó mi mano y la apretó nuevamente. Se sintió natural, igual que antes.
Nos quedamos en un cómodo silencio hasta que mis ojos notaron un leve escalofrío.
-Tienes frio.-
-No.-
-No me contradigas- Le reté – Ahora toma tu chaqueta.-
Suspiró y acepto la prenda, sabiendo que no podría ganar esta discusión, pero se levantó y con su mano aún unida a la mía, comenzó a caminar.
Me guió por los pasillos desde el departamento hasta la puerta de su pieza, lo cual me asustó. Comencé a hiperventilar, recordando hechos anteriores de ese mismo día.
-¿Qué...?- Él notó mi reacción, luego miró la puerta, luego a mi nuevamente y su cerebro finalmente hizo la conexión.
Levantó ambas manos como si tuvieran un resorte y sonrió incómodamente.
-Solo estoy yendo a buscarte algo de abrigo y algunos zapatos. Lo siento, lo siento.-
Asentí, apoyada en la pared contraria a su puerta, aun mirando al piso.
El entró a su habitación y salió unos momentos después, con un chaleco de lana enorme y unas converse rosadas.
-Toma – Me sonrió mientras me las entregaba – Estas – Levantó las zapatillas- Son de mi hermana, y este – Levanto el chaleco – Este es mío.-
Le agradecí y luego me puse ambos.
-Creo... - Comencé a decir, ya arrepientiendome de lo que estaba a punto de salir de mi boca.- Creo que debería irme.-
Él respiró profundamente y asintió.
-Tienes razón.-
Caminamos juntos hasta la puerta, él la abrió, y mientras estaba saliendo, me tomó entre sus brazos y me abrazó. Uno de esos abrazos grandes y largos. Cerré los ojos, inhalando su olor y apoyando mi cabeza en su hombro.
Y cuando ya fue suficiente nos separamos. Me despedí y le di las gracias, estaba comenzando a alejarme por el pasillo cuando...
-¿En serio crees que te dejaría ir de nuevo?-
I Need A Doctor, To Bring Me Back To Life
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Canciones y otras locuras de amor.
Short StoryUna canción, una historia. Si puedes, pon la canción en modo repetición hasta terminar la historia, le da un toque. Pero si eres de esas personas que quedan enfermas de una canción por culpa de la repetición, entonces solo escuchala antes de comenza...